Julio Diz

Nació en la ciudad de Lanús, Buenos Aires, Argentina, el 27 de junio de 1956. Desde muy pequeño concurrió al cine, descubriendo a Walt Disney en el viejo Cine Monumental de la ciudad de Bernal. Ya de grande, Román Polanski y su film, “Cul de Sac” fueron los movilizadores hacia el cine de culto. En los años ’70, estudió cine en la EDAC, (Escuela de arte cinematográfico) de la ciudad de Avellaneda. En los ’80 cursó en CECINEMA, (Centro de estudios cinematográficos) dirigido por José Santiso, y asistió al Seminario Introducción al lenguaje cinematográfico, dictado por Simón Feldman. Incursionó en el Cine de Súper 8 y 16 MM. Asociado a UNCIPAR (Unión cineistas en paso reducido), fue cofundador del Biógrafo de la Alondra. Es editor de Woody y todo lo demás, Series de antología y el presente blog. Actualmente trabaja en su primer libro, “Los tiempos del cine”.

martes, 12 de julio de 2011

Marisa Tomei, para coleccionar.

Marisa Tomei, animal cinematográfico.



Escribe: Adrián Massanet 5 de enero de 2011



Uno tiene sus pasiones. De hecho, reescribiría esa afirmación que le suelta Max Cady a Sam Bowden en ‘cabo del miedo’ (‘Cape Fear’, Martin Scorsese, 1991), en la que le dice algo así como que hay que tener algún vicio para saber que sigues siendo humano. Yo diría que hay que tener alguna pasión, o algunas. Y sí, Marisa Tomei es una de las mías. Desde hace mucho, y supongo que hasta dentro de mucho tiempo más. Lo atestigua mi estupenda colección de películas protagonizadas por otros, pero en las que participa ella, muchas de las cuales las tengo por la simple razón de que Tomei deja ahí su rostro, su cuerpo y su voz, porque además de estar muy buena, que lo está, y de ser muy elegante, es una de las mejores actrices de su generación, o quizá la mejor. Esa calidad, y ese atractivo, no se traducen seguramente en un alto grado de fama fuera de su país. Pero casi mejor, algunos regalos se disfrutan más en soledad.





A sus 46 años recién cumplidos, entra ahora en una magnífica madurez, como se suele decir, tanto física como artística, y cada día parece más bella y más rebosante de talento, aunque probablemente su carrera siga gozando de escasos grandes títulos. Las cosas como son: las actrices de Estados Unidos obtienen menos posibilidades, menos papeles importantes, que los hombres. Y cuanto más mayores se hacen, lógicamente, la cosa empeora mucho más. Pero ella sigue al pie del cañón, imperturbable. Hace poco la veíamos en ‘Cyrus’, y la chica atractiva y luminosa ya ha dado paso a una mujer atractiva y luminosa, pero también más serena, más sabia, mejor actriz. Y ya prepara tres películas más para el 2011: el drama ‘The Lincoln Lawyer’, que tiene muy buena pinta, y las comedias ‘Salvation Boulevard’, junto a Jennifer Connelly, y ‘Crazy, Stupid, Love’. No para. Tiene luz, Marisa Tomei.

La Tomei es pura raza de Brooklyn: por su acento, por sus maneras. Pero también late en ella la sangre italiana con gran fuerza. Ya cuando era una cría se quedó alucinada de las luces y la vida bohemia y artística de Broadway. No cabe duda de que sus primeros papeles los consiguió porque era una chica muy fotogénica, pero también porque de muy joven vieron en ella un talento natural que se fue confirmando en teleseries como ‘As the World Turns’ (una de las series más longevas de la televisión norteamericana) o ‘Un mundo muy diferente’ (spin-off de ‘La hora de Bill Cosby’), pero en los noventa iba a llevar a cabo la hazaña de arrebatarles el Oscar a la mejor secundaria nada menos que a Vanessa Redgrave, Miranda Richardson, Joan Plowright y Judy Davis, gracias a su formidable trabajo en ‘Mi primo Vinny’ (‘My Cousin Vinny’, Jonathan Lynn, 1992), con tan solo veintiocho años. Durante un tiempo, el crítico de cine Rex Reed sostuvo que Jack Palance (que ciertamente, subió a anunciar a la ganadora bastante mamado) leyó lo que le dio la gana, y que Tomei no era la verdadera ganadora, algo que perturbó mucho a la actriz. De hecho, en 1997, Reed volvía a afirmar que todo era un encubrimiento para no saber la verdad. Sobran comentarios





Ya había aparecido en la floja comedia ‘Oscar, quita las manos’ (‘Oscar’, John Landis, 1991), y su carrera en los noventa la verdad es que fue bastante irregular. Pero supongo que hacía lo mejor de lo que le iban ofreciendo. Sus papeles en ‘Chaplin’ (id, Richard Attemborough, 1992), ‘The paper: detrás de la noticia’ (‘The Paper’, Ron Howard, 1994) o ‘Sólo tú’ (‘Only You’, Norman Jewison, 1994), eran poca cosa, la verdad, como los proyectos en sí. Pero pudo hacer un par de películas muy dignas, con personajes interesantes y fuertes: la entrañable ‘Corazón indomable’ (‘Untamed Heart’, Tony Bill, 1993) o la digna ‘Welcome to Sarajevo’ (id, Michael Winterbottom, 1997), pero a grandes rasgos lo cierto es que sus buenos papeles se cuentan con los dedos de una mano. No importa, porque su frescura y su vitalidad inundan la pantalla como un soplo de vida, aún en productos mediocres, o en papeles minúsculos.

No cabe duda de que su fenomenal trabajo para la muy notable ‘En la habitación’ (‘In the Bedroom’, Todd Field, 2001) es el más completo, el mejor escrito para ella, desde ‘Mi primo Vinny’. Y es un papel muy duro de interpretar, muy poco agradecido, rodeada además de grandes actores como Sissy Spacek o Tom Wilkinson. Pero Field la dirigió con mano maestra y ella dio lo mejor de sí, que es mucho. Al final, es esencial en el triángulo trágico de la película, que no hubiera sido tan grande con una actriz menos dotada que ella, a pesar de aparecer en cinco o seis secuencias. Un año antes, ella y la gran Helen Hunt habían aportado su talento a la mediocre comedia ‘Lo que ellas quieren’ (‘What Women Want’, Nancy Meyers, 2000), donde apenas tenía papel u oportunidad de hacer algo decente. Pero de comedias románticas insulsas, en las que suele tener un papel secundario, debe estar ya bien cansada: ‘Siempre a tu lado’ (‘Someone Like You’, Tony Goldwyn, 2001), ‘Beso en Manhattan’ (‘Just a Kiss’, Fisher Stevens, 2002), ‘El gurú del sexo’ (‘The Guru’, Daisy von Scherler Mayer, 2003) o la remake ‘Alfie’ (id, Charles Shyer, 2004).





Por suerte, contó con dos buenos papeles en la estupenda ‘Antes que el diablo sepa que has muerto’ (‘Before the Devil Knows You’re Dead’, Sidney Lumet, 2007) y en la deleznable ‘El luchador’ (‘The Wrestler’, Darren Aronofsky, 2008). En la primera era algo así como una revisión del mito de la mujer fatal, y algunas míticas deberían reencarnarse varias veces para ser como ella. Y en la segunda, a pesar de que su papel es insignificante, impostado y falso, en pocas palabras que apenas hay nada, ella le da una dignidad, una belleza y una verdad que son, de lejos, lo mejor de la película, lo más hermoso y emocionante. De hecho, la película no debería llamarse ‘El luchador’, si no ‘La bailarina’, al menos para quien esto suscribe. Pero era un papel de lucimiento para Mickey Rourke, y ella se ve completamente relegada. Que la nominasen a mejor secundaria, cuando es un papel protagonista, es otra de las muchas estupideces que la excelsa academia de Hollywood perpetra de cuando en cuando….o casi todos los años.

Pero, en definitiva, casi da igual que su carrera haya dado menos de lo que se esperaba, al menos de momento (si hubiera nacido cuarenta años antes, creo que las cosas habrían sido muy diferentes, o no…). Lo importante es que Marisa Tomei es una razón para soportar un poco más este mundo, y un poco más el cada vez más desangelado cine norteamericano, huérfano de grandes actrices desde hace demasiado tiempo.



Marisa Tomei, la reivindicación de una actriz a los cuarenta y tantos



Escribe: Jesús León 4 de diciembre de 2009


El caso de la neoyorkina Marisa Tomei resulta cuanto menos curioso. Una actriz joven que está abriéndose paso en su carrera y que tras recibir una sorprendente nominación al Oscar, finalmente se hace con el premio aunque tiene que sobrevivir al rumor de que fue un error del ínclito Jack Palance al leer la ganadora en la ceremonia de entrega. Aquello supuso un duro varapalo. La convierte en una actriz con Oscar y eso pesa.

Sin embargo, una vez cruza la complicada barrera de los cuarenta (para una actriz de Hollywood), se reivindica con papeles dramáticos dignos de mención, y de nueva nominación al Oscar. Marisa Tomei ha luchado para demostrar que valía y lo ha conseguido a base de esfuerzo, insistencia y ganarse un hueco, a pesar de no ser una estrella al uso.

Siempre quiso ser actriz y desde pronto se puso manos a la obra. Crece en Brooklyn y estudia arte dramático en Boston. Su salto al mundo de la interpretación vino de mano de la pequeña pantalla, gracias a comedias de situación como ‘Un mundo diferente’ o ‘El show de Bill Cosby’. Aunque también el teatro supuso un importante entrenamiento, para forjarse como completa actriz.





Su salto a Hollywood, dato curioso, vino de la mano de Sylvester Stallone que la descubrió cuando formaba parte de un grupo de teatro vanguardista y le ofreció un papel en ‘Oscar’ (1991), que supuso su primer encuentro con el cine y con el gran público (antes apareció brevemente en ‘The Flamingo Kid’).

Poco después trabaja en la también cómica ‘Mi primo Vinny’ junto a Joe Pesci y Ralph Macchio, que le supuso una sorprendente nominación al Oscar como mejor actriz de reparto, por su papel de Mona Lisa Vito, la novia inteligente (y algo macarra) del protagonista. La película no es gran cosa, aunque entretenida, pero quizás fuese demasiado premio la nominación. Lo que vino después marcaría su futuro. Jack Palance le nombró, sorprendiendo a todos (y a ella), como ganadora. A partir de ahí, el bulo de que fue un error de Palance la acompañaría como una sombra oscura.

Aquello fue motivo de muchas especulaciones durante largo tiempo. Que si Palance estaba algo ebrio, que si fue una broma, que si todo fue error que hubo que tapar,... el caso es que, se han emitido comunicados oficiales desmintiendo todo esto. Quizás surgió con virulencia por tratarse de una desconocida (la favorita era la veterana Vanessa Redgrave) y de una película poco relevante, pero parece que el procedimiento que lleva a cabo la Academia no da lugar a este tipo de errores.

El caso es que Marisa Tomei se enfrentaba a un lanzamiento acelerado de su carrera gracias a la dorada estatuilla, lo cual quizás, era una gran ventaja, pero también disparaba una carrera que necesita de unos pasos marcados por el tiempo y la experiencia para que una actriz logre ganar reputación y cualidades.

Por supuesto, le llegaron muchas ofertas para importantes producciones (‘Chaplin’), pero no tuvo suerte. La mayoría fueron fracasos y parece que hundían poco a poco a Tomei, para quedar en una actriz sin estrella y sin un futuro demasiado alentador.

Encontró en la comedia, papeles secundarios por los que discurrió sin pena ni gloria, pero que le fueron madurando: ‘Sólo tú’, ‘Siempre a tu lado’ o ‘Lo que ellas quieren’. Y también, tuvo sus tropiezos con algunos trabajos olvidables (‘El gurú del sexo’, ‘Juego asesino’) junto con pequeños papeles en televisión.





Pero tuvo que lograr papeles dramáticos para encontrar su horma. Películas con mayor calado donde su experiencia, valía y esfuerzo empezaron a brillar por sí solas, obviando su pasado y el Oscar ganado. Así, hace un extraordinario trabajo como actriz de reparto en la rescatable ‘En la habitación’, el debut en la realización de Todd Field. Un drama cargado de grandes interpretaciones, de pocas pretensiones y con un marcado carácter intimista, y que le valió, esta vez parece que con suficientemente merecimiento, una nueva nominación al Oscar.

Marisa Tomei había encontrado en el drama independiente su mejor terreno donde brillar (‘Danika’, ‘Factotum’, ‘La vida sin Grace’). A partir de este momento fue ganando enteros entre algunos productores y directores y siendo valorada como una buena y sólida actriz. ¿Quién lo diría? Acercándose a los cuarenta años y empezando un camino prometedor. Aún así, no renuncia a papeles en comedias comerciales (‘Ejecutivo agresivo’, ‘Un toque de distinción’, ‘Cerdos salvajes’), parece que buena elección para mantener su notoriedad en Hollywood.

Y el pasado alcanzó el prestigio definitivo. Gracias a su estupendo papel en la magistral ‘Antes que el diablo sepa que has muerto’. Donde, por cierto, lucía un físico espectacular, recurso quizás infravalorado hasta ahora. Y también, en la brillante ‘El luchador’ que además le ha supuesto una nueva nominación al Oscar, por su desgarrador papel de una madura stripper amiga del protagonista.

Sin embargo, Marisa Tomei no se ha apresurado en aprovechar su gran momento. Continua sus pasos barajando papeles que le llenen y que sigan sacándole partido a su talento. ¿Ganará un nuevo Oscar? Es posible, pero al menos es un gran ejemplo de superación y de reivindicación con esfuerzo.

Por cierto, cumplió 47 años. Y no los lleva nada mal.

Filmografía


Crazy, Stupid, Love (2011)
Salvation Boulevard (2011) (pre-production)
The Lincoln Lawyer (2011)
Cyrus (2010)
Ámsterdam (2009)
El luchador (2008)
War, Inc. (2008)
Before the Devil Knows You're Dead (2007)
Rebeldes con causa (2007)
Loverboy (2006)
Danika (2006)
Un toque de seducción (2005)
Factótum (2005)
Alfie: El seductor irresistible (2004)
Anger (2003)
Locos de ira (2003)
El gurú del sexo (2002)
Just a Kiss (2002)
King of the Jungle (2001)
Someone Like You (2001)
Alguien como tú (2001)
En el dormitorio (2001)
Dirk and Betty (2000)
Lo que ellas quieren (2000)
El observador (2000)
Happy Accidents (2000)
Suburbios de Beverly Hills (1998)
Bienvenidos a Sarajevo (1997)
A Brother's Kiss (1997)
Unhook The Stars (1996)
Volver a vivir (1996)
Cuatro habitaciones (1995)
Cuando salí de Cuba (1995)
Sólo tú (1994)
El periódico (1994)
Corazón indomable (1993)
Chaplin (1992)
Equinox (1992)
Mi primo Vinny (1992)
Zandalee (1991)
Óscar, quita las manos (1991)
Playing for Keeps (1986)
The Flamingo Kid (1984)

Fuentes: Blog de cine, www.es.wikipedia.org/wiki/Marisa_Tomei

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