Julio Diz

Nació en la ciudad de Lanús, Buenos Aires, Argentina, el 27 de junio de 1956. Desde muy pequeño concurrió al cine, descubriendo a Walt Disney en el viejo Cine Monumental de la ciudad de Bernal. Ya de grande, Román Polanski y su film, “Cul de Sac” fueron los movilizadores hacia el cine de culto. En los años ’70, estudió cine en la EDAC, (Escuela de arte cinematográfico) de la ciudad de Avellaneda. En los ’80 cursó en CECINEMA, (Centro de estudios cinematográficos) dirigido por José Santiso, y asistió al Seminario Introducción al lenguaje cinematográfico, dictado por Simón Feldman. Incursionó en el Cine de Súper 8 y 16 MM. Asociado a UNCIPAR (Unión cineistas en paso reducido), fue cofundador del Biógrafo de la Alondra. Es editor de Woody y todo lo demás, Series de antología y el presente blog. Actualmente trabaja en su primer libro, “Los tiempos del cine”.

sábado, 31 de agosto de 2019

Crítica: Gloria Bell, enfrentandose al rito.

(Chile/Estados Unidos, 2018)
Dirección: Sebastián Lelio. Guion: Alice Johnson Boher, basado en el guión original de Sebastián Lelio y Gonzalo Maza. Elenco: Julianne Moore, John Turturro, Michael Cera, Rita Wilson, Holland Taylor, Sean Astin, Brad Garrett. Fotografía:Natasha Braier. Edición: Soledad Salfate. Compositor: Matthew Herbert. Producción: Sebastián Lelio, Pablo Larraín. Duración: 101 minutos.
Por Eduardo Alfonso Elechiguerra


Cuando repasamos someramente la carrera de Julianne Moore, es fácil notar que ha sido una actriz sin problemas por continuar la tradición que ya inició otra colega en proyectos hermanados. En 1997, fue la figura femenina de la secuela de Jurassic Park, al poner en pausa películas más independientes y seguir los pasos de Laura Dern dentro de la saga jurásica. En 2001, ocupó los zapatos de Clarice Starling que antes ya había calzado la inolvidable Jodie Foster a principios de los noventa. Ahora, Moore reinterpreta a Gloria, personaje con el cual ya Paulina García ganó el Oso de Plata hace unos años. Esto prueba, independientemente de los resultados, que es una actriz que se enfrenta a retos en distintas momentos de su carrera.
Gloria Bell no puede empezar de otra manera: en medio del tumulto de una discoteca, allá de espaldas, está nuestra protagonista entre siluetas a oscuras. Gloria está bañada por una luz de tonos azules y fucsia que la acompañarán durante varios momentos de la película. Uno se ve tentado a pensar que estamos viendo, sea en el rostro de Julianne o en su entorno, un atardecer que nunca termina. No importa que estos tonos estén asociados a la edad avanzada del personaje o a cierto humor frente a la pérdida. Lo fascinante es la manera de retratar una suerte de belleza efímera a medio camino entre lo inasible y la rapidez de los días.
En este sentido, pareciera que la edición apresura fragmentos de la rutina en la vida de Gloria. Las escenas más breves dan la impresión de atropellarse para llegar a las situaciones más complejas como el cumpleaños de su hijo. Pero lo que la editora nos está mostrando son instantes irrecuperables de una mujer que prefiere desahogarse por sí misma a través del canto o el baile. Gloria no se victimiza ni hace grandes discursos para explicarse, a pesar de que notamos su malestar frente al aislamiento de su hijo o la incertidumbre existencial de su hija. Basta, por ejemplo, esa breve escena en el baño de la protagonista donde su madre le abotona el pijama y un llamado cara a cara entre ambas (“madre”, “hija”) para sugerirnos que la encrucijada etaria no se resuelve con un diálogo sensatamente articulado.
La presencia de Moore enriquece la historia con gestos que nos permiten sentir el grado de soledad de su mundo, sin dejar a un lado lo maleable del personaje y una alegría no sólo manifiesta en risas, canto y baile. Cuando ella está por salir del edificio donde vive y con su vestido verde para el matrimonio, hay un gesto particular en la mirada de Julianne que recorre todo su cuerpo como si fuera una inquietud profunda de no saber cómo enfrentar el mundo. No es una incomodidad, ni un temor. Más bien se trata de darle la bienvenida a la incertidumbre sin pretensiones.

La música juega un papel fundamental en toda la película. Canciones como “Alone Again (Naturally)”, cantada y escrita por Gilbert O’Sullivan; “All Out Of Love”, cantada por Air Supply; o “No More Lonely Nights” de Paul McCartney; potencian con cierta melancolía y mucho ritmo la vida de un personaje abocado a la curiosidad y los guiños escondidos en la rutina. Incluso la ya mítica “Total Eclipse of the Heart” permite una catarsis repleta de liberación para el personaje y, finalmente, de humor y lágrimas para nosotros.
Menciones aparte merecen la música compuesta por Matthew Herbert y el uso tan particular de los ringtones y avisos de mensaje de los celulares. Lo primero nos sugiere que estamos ante algo que no termina de llegar, pero Gloria no se amilana con la incertidumbre. Lo segundo parecería una nimiedad en otra época, pero ahora con los celulares entrometiéndose en todas nuestras dinámicas diarias; los teléfonos móviles de los personajes hilan una sub-trama de expectativas y silencios que son un alivio cuando finalmente desaparecen. Una cena clave en este sentido retrata con intuición y pocos elementos las certezas demasiado engañosas de estos artefactos frente a una realidad más palpable: la compañía de una persona.
Al final, siempre está la tentación de comparar el remake con la original. Sopesamos cierta fidelidad entre la primera y la segunda. No nos damos cuenta de que una nueva obra responde a otros códigos así como la actuación de Julianne Moore se separa de la que nos ofreció Paulina García. Hay mucha vitalidad en ambas, pero son dos maneras diferentes de perderse en los recovecos de una época que desea retrasar la vejez y eludir la muerte lo más posible.
Fuente: http://www.asalallena.com.ar

Conoce 'The Proposal'...

...el documental que explora el legado del arquitecto mexicano Luis Barragán

  • por Mónica Arellano


La artista y escritora Jill Magid presenta un documental dedicado a la vida del "artista entre los arquitectos": Luis Barragán, quien es uno de los arquitectos más célebres del siglo XX. A su muerte en 1988, gran parte de su trabajo fue encerrado en un búnker suizo, oculto a la vista del mundo. En un intento por resucitar la vida y el arte de Barragán, la redefinición de límites de "The Proposal" crea una propuesta audaz que se convierte en una obra de arte fascinante en sí misma, un acto de negociación por cable que explora hasta dónde llegará un artista para democratizar el acceso al arte.
Este documental explora diversas cuestiones en torno a las posibilidades y los límites del dentro del legado de Luis Barragán así como plantea diversas: ¿por qué se ocultó en Suiza la obra del arquitecto más famoso de México?, ¿qué pasa después de la muerte del autor?
Dirección: Jill Magid
Producción Ejecutiva: Laura Poitras
Producción: Jarred Alterman, Charlotte Cook y Laura Coxson
Estreno mundial: Festival de Cine Tribeca 2018
Duración: 83 minutos

Fuente: www.plataformaarquitectura.cl

martes, 20 de agosto de 2019

El misterio de las fotos.

Marilyn Monroe: el misterio de las fotos ocultas de su cadáver desnudo. 

viernes, 9 de agosto de 2019

Al rescate de David Kohon.


Intimista y subjetivo.





David José Kohon (Buenos Aires, 18 de octubre de 1929 - id., 30 de octubre de 2004) fue un director y guionista cinematográfico argentino. Escribió y dirigió películas como Breve cielo(1969), Prisioneros de una noche(1960), y Tres veces Ana (1961). Su último trabajo como director fue El agujero en la pared en 1981.

SUS COMIENZOS

Desde joven se sintió atraído por la literatura, el teatro y el cine, elementos que harían de él un constante buceador en la caracterología de personajes y situaciones, principalmente aquella referida a la vida porteña. En 1950 fue ayudante de dirección de Enio Echenique en la película Patrulla Norte y el mismo año dirigió el corto La flecha y el compás. En 1952 fue segundo ayudante de Leopoldo Torres Ríos en la película La encrucijada. En 1955 escribió la obra de teatro Mal negocio, en 1956, Roberto y el baile, y en 1964 publicó su primera novela titulada El negro círculo de la calle y, posteriormente, varios cuentos en las revistas Comentario y Ficción.

Al mismo tiempo Kohon publicaba notas de crítica cinematográfica en las revistas Gente de Cine, Mundo Radial y Mundo Argentino y en el diario Democracia, e integró la prestigiosa Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina y comenzó a ser conocido en el ambiente de los cineclubes por el cortometraje de corte social Buenos Aires que dirigió en 1958.


Ana María Picchio  y Alberto Fernandez de Rosa en "Breve Cielo"


Un momento clave

En la segunda mitad de los '50 comienza a surgir una nueva corriente en la cinematografía argentina fruto de diversos factores, entre ellos la divulgación del nuevo cine europeo (Antonioni, la nouvelle vague francesa) y el agotamiento de los modelos de la industria local. A nuevos realizadores a los que la crítica reunió luego como la generación del '60 se sumó también Kohon con títulos como Tres veces Ana (1961), Prisioneros de una noche (1961), y Breve cielo (1968), que no sólo procuraba representar las preocupaciones sociales de su época sino que perseguía además un cambio estético. Lo mismo sucedió con sus dos películas estrenadas en 1976 y 1982 -¿Qué es el otoño? y El agujero en la pared-, que mostraban el clima de represión política y las consecuencias del plan económico de la dictadura sobre la clase media.

Sobre el filme Breve cielo se comentó:

La revista Visión dijo:
«No hay ternura en el film y sí cierta frialdad que emerge, seguramente, de la condición de observador también del director, como si hubiera dado un paso atrás para no comprometerse humanamente. Esta es precisamente la falla esencial de la película: no comprometerse, surgido de un enfoque más ideológico que humano..»

La revista Gente dijo:
«Convengamos, es un tango en imágenes, pero ¡Qué tango! ¡Bárbaro!»

Literaturnaia Gazeta de Moscú opinó:
”Es muy elogiable el estilo lacónico de la narración cinematográfica…No recurre nunca a situaciones trágicas agudas ni virajes efectistas. La película emociona y sacude al espectador.”

Por su parte, Manrupe y Portela escriben:
«Kohon hizo un relato intimista de la juventud marginada y sus distintas maneras de acercarse al sexo. Un pequeño clásico que significó el lanzamiento de Ana María Picchio.»


Lautaro Murua y Maria Vaner


David Kohon, un lúcido creador. 

Por Adolfo C. Martinez

Sobresalió en la "generación del 60"

David José Kohon, que falleció ayer, a los 74 años, como consecuencia de una larga enfermedad, fue uno de los más prestigiosos realizadores cinematográficos de nuestro país y una de las figuras más significativas de la llamada "generación del 60", que por aquellos años rompió con los moldes adocenados de nuestra pantalla.

Había nacido en Buenos Aires el 18 de octubre de 1929, y desde joven se sintió atraído por la literatura, el teatro y el cine, elementos que harían de él un constante buceador en la caracterología de personajes y situaciones fundamentalmente ligadas con la porteñidad. En 1955 escribió la obra escénica "Mal negocio" y un año más tarde, "Roberto y el baile", y en 1964 publicó "El negro círculo de la calle", su primera novela, a la que le siguieron varios cuentos aparecidos en las revistas Comentario y Ficción.






Paralelamente, Kohon ejerció la crítica cinematográfica en las revistas Gente de Cine, Mundo Radial y Mundo Argentino y en el diario Democracia, y su nombre comenzó a adquirir notoriedad en el ambiente de los cineclubes cuando, en 1958, dirigió el excelente cortometraje "Buenos Aires", al que llegó luego de haber realizado, ocho años antes, otro cortometraje, "La flecha y el compás", y tras haber sido ayudante y asistente de diversos directores.

Cuando en 1960, y ya decidido a acometer la realización de largometrajes, eligió para su debut un cuento de Carlos Latorre, al que Kohon tituló "Prisioneros de una noche", la cinematografía nacional se lanzaba a una apuesta tan audaz como inédita. Para él y para muchos jóvenes realizadores de su generación la pantalla argentina debía cambiar el rumbo de su temática e inscribirse en historias que hablasen de una realidad cotidiana que tuviese como personajes a seres problematizados por la sociedad y por las circunstancias que le tocaban vivir.

"Prisioneros de una noche" fue, en aquel momento, un grito de angustia dado a través de seres intransferiblemente urbanos que viven su peripecia dramática ligados a un micromundo avasallador y circundante. En lo formal, Kohon experimentó con la cámara en mano y con su interés por el sonido con sentido dramático, y con este film presagió una búsqueda de estilo que se vio ampliamente confirmada con "Tres veces Ana" (1961), su segundo film. Aquí el realizador dividió su obra en tres episodios independientes unidos por la presencia de María Vaner en uno de sus más logrados trabajos para la pantalla.


En 1964 dirigió "Así, o de otra manera", donde buceó en la intimidad de un hombre sencillo enloquecido de deseo por su sobrina adolescente y cercado por la maledicencia de los habitantes de un pequeño pueblo, al que siguió, cuatro años después, "Breve cielo", uno de los films más sinceros del cine argentino basado en la atracción sexual de dos adolescentes (interpretados por Ana María Picchio y Alberto Fernández de Rosa) cercados por la incomunicación social y cultural. En 1970 Kohon rodó "Con alma y vida", una historia muy alejada de la sensibilidad de su realizador, y siete años después dirigió "¿Qué es el otoño?", historia que le permitió retomar las mejores dotes de su estilo que dedicó, con no poca nostalgia, "a mis compañeros de la generación del 60".


PREMATURO FIN DE CARRERA

Su última película, "El agujero en la pared" (1981), es una recreación porteña del mito de Fausto, lo que le permitió referirse al estado de descomposición de la sociedad argentina de la época. A diferencia de sus colegas generacionales, Kohon realizó un cine mucho más intimista y subjetivo, donde Buenos Aires fue siempre un personaje más dentro de sus relatos, todos ellos de gran vuelo poético en sus imágenes.

Pese a los múltiples inconvenientes que tuvo que soportar al igual que sus contemporáneos -censura, imposibilidad de estrenar, problemas de producción-, Kohon quiso y pudo mantenerse fiel a su línea de conducta y talento, aunque ello lo llevó a emigrar a Israel, a volver al periodismo, a rechazar posibilidades para inscribirse en el cine comercial o, simplemente, a dedicarse a otra cosa que no fuera la realización cinematográfica. Problemas de salud lo alejaron de su pasión por el séptimo arte. Ahora, con su muerte, queda su obra, sin duda una de las más perdurables, reflexivas y vivificantes que haya dado nuestra cinematografía en todas las épocas.


FILMOGRAFÍA

Director
  • El agujero en la pared (1982)
  • ¿Qué es el otoño? (1976)
  • Con alma y vida (1970)
  • Breve cielo (1969)
  • Así o de otra manera (1964)
  • Tres veces Ana (1961)
  • Prisioneros de una noche (1960)
  • Buenos Aires (corto - 1958)
  • La flecha y el compás (corto - 1950)
Guionista
  • El agujero en la pared (1982)
  • ¿Qué es el otoño? (1976)
  • Con alma y vida (1970)
  • Breve cielo (1969)
  • Así o de otra manera o Confesión (1964)
  • Tres veces Ana (1961)
  • Buenos Aires (corto - 1958)
Idea original
  • La Madre María (1974)
Ayudante de dirección
  • Patrulla Norte (1950)
2.º ayudante de dirección
  • La encrucijada (1952)
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    Fuentes:
    https://es.wikipedia.org/wiki/David_Kohon
    http://www.lanacion.com.ar/649806-david-jose-kohon-fue-un-lucido-creador