Julio Diz

Nació en la ciudad de Lanús, Buenos Aires, Argentina, el 27 de junio de 1956. Desde muy pequeño concurrió al cine, descubriendo a Walt Disney en el viejo Cine Monumental de la ciudad de Bernal. Ya de grande, Román Polanski y su film, “Cul de Sac” fueron los movilizadores hacia el cine de culto. En los años ’70, estudió cine en la EDAC, (Escuela de arte cinematográfico) de la ciudad de Avellaneda. En los ’80 cursó en CECINEMA, (Centro de estudios cinematográficos) dirigido por José Santiso, y asistió al Seminario Introducción al lenguaje cinematográfico, dictado por Simón Feldman. Incursionó en el Cine de Súper 8 y 16 MM. Asociado a UNCIPAR (Unión cineistas en paso reducido), fue cofundador del Biógrafo de la Alondra. Es editor de Woody y todo lo demás, Series de antología y el presente blog. Actualmente trabaja en su primer libro, “Los tiempos del cine”.

jueves, 24 de diciembre de 2009

Realizadores de hoy: Jorge Gaggero, filmar lo necesario

Filmar lo necesario

Por Natalia Blanc

Pasó de espectador de las funciones de barrio a ser el guionista y director de Cama adentro , una de las películas más emotivas del cine argentino de los últimos años.

Jorge Gaggero, director de cine, 37 años, filmó Cama adentro y Vida en Falcon.




El primer recuerdo que Jorge Gaggero tiene del cine es un viejo proyector de películas de 16 mm de su abuelo. Ahí veía retazos de films de Charles Chaplin y Los Tres Chiflados. Para que el niño Gaggero, que por entonces tenía cuatro o cinco años, no se aburriera de ver siempre lo mismo, el abuelo le pasaba la cinta en cámara lenta o de atrás hacia delante. Y a él lo deslumbraba la capacidad de contar tantas historias diferentes a partir de las mismas imágenes, en blanco y negro y sin sonido.




Ese juego familiar, sostiene hoy, despertó su vocación temprana. Durante la etapa de la escuela primaria iba al cine del barrio (es de Vicente López) a ver funciones en continuado. Y ya en la secundaria, junto con su amigo Pablo Ramos, que tenía una de las primeras cámaras de video que llegaron al país, filmaban historias protagonizadas por ellos mismos y editadas en forma artesanal en videocaseteras hogareñas. "Hacíamos las monografías para el colegio en video. Presentamos en la Bienal de Arte Joven un corto que habíamos preparado para geografía: sacamos una mención. No teníamos idea de que ya estábamos haciendo una carrera. En esa época era impensable hacer cine."



Fotograma de Cama adentro


Estudió fotografía y entró en la UBA para cursar la carrera de Imagen y Sonido. En 1988 rindió examen para ingresar en el Instituto Nacional de Cine. Por entonces no había tantas escuelas y universidades privadas como ahora. "Justo ese año el Instituto se cerró por falta de presupuesto. Mi mamá, que es arquitecta, me decía que mejor estudiara Arquitectura. Recién pude empezar la carrera de Dirección un año más tarde". Mientras estudiaba empezó a trabajar como asistente de cámara del programa periodístico Edición Plus . "Aprendí mucho, fue un trabajo muy intenso, de mucho contacto con la calle, con la realidad. Eso también fue una escuela para mí." Gaggero ya había cambiado las funciones en continuado para recorrer el circuito de cines clubes y ciclos: "Mi primera formación fue cine europeo".

Cuando terminó la carrera, presentó un guión propio en el concurso de Historias Breves , semillero de directores talentosos como Adrián Caetano, Lucrecia Martel y Daniel Burman. "Mi proyecto, Ojos de fuego , salió seleccionado. Esa fue la primera vez que filmé en serio. Fue una buena experiencia, pero sentí que debía seguir filmando cortos, que todavía no estaba listo para hacer un largometraje."





Entonces se anotó para una beca Fulbright, que ganó hacia 1997 y le permitió cursar el Programa de Dirección en el American Film Institute, de Los Ángeles. "Entran quince directores por año, solo cinco extranjeros. Yo era el único de habla hispana y fui el primero que filmó un corto en castellano: El túnel de la lluvia , una historia de amor con final feliz entre un pibe que trabajaba en un lavadero de autos y una chica que atendía un puesto de comidas." Estuvo tres años en Los Ángeles, filmó varios cortos y ganó un premio a la mejor realización latina. Volvió al país en el 2000, en plena crisis. La triste realidad sociopolítica lo inspiró para escribir el guión de su opera prima: Cama adentro . Ya se sentía preparado para dirigir un largo.

Con Cama adentro , que cuenta la simbiótica relación entre una mujer de clase media empobrecida y su mucama de toda la vida, consiguió algo impensado: que Norma Aleandro se maravillara con el guión y aceptara protagonizar la película de un director debutante. "Nunca pensé recibir tanto afecto del público y de los colegas. Leonardo Favio, a quien siempre había admirado, me llamó emocionado después de ver la película. También otra gente que respeto mucho, como Richard Ford, el premio Pulitzer." El film cosechó excelentes críticas y se exhibió en varias ciudades del mundo. En julio pasado se proyectó en Nueva York, en el Film Forum, bastión del cine independiente extranjero.

-¿Qué enseñanzas le dejó su primera película?

-No aflojar. Seguir buscando hasta lograr exprimir algo de lo que querés contar. También, que cada película tiene su propio proceso y que no quiero repetirme.




Lo logró: Vida en Falcon , su segundo film, tiene un registro diferente. Es la historia de un hombre que vive adentro de un auto. Ahora está en la etapa de pre-producción del tercero, La seguridad de los perros . "Es una idea que tenía desde antes de filmar Cama adentro . Tiene que ver con la sensación de seguridad, en distintos planos, que necesitamos sentir los hombres."

Cada una le llevó tres, cuatro años, de preparación. "No soy un director prolífico. Siento que no voy a hacer muchas películas: solo las necesarias.


Fotograma de Vida en Falcon

Tiene una sensibilidad inusual

Por Sergio Renán


Además de las excelentes películas de Lucrecia Martel, Daniel Burman, Adrián Caetano, Pablo Trapero o Damián Szifrón, y algunas pocas más, hay otras del nuevo cine argentino que me parecen borradores interesantes, otras que me parecen solo discretas, también están las mediocres y por fin las abominables. Estoy hablando de un núcleo de películas, generalmente muy bien tratadas por la crítica actual.

Junto con esos casos, hay otros directores también muy elogiados por la crítica, que proponen un cine inteligente, singular y rupturista, pero que siento que no han filmado para mí.

En Jorge Gaggero, en cambio, y en su película Cama adentro, advertí una sensibilidad, un sentimiento (con perdón de la palabra), bastante inusuales en el cine argentino actual. Me gustó lo que este joven director logró con una actriz sin experiencia como Norma Argentina, compartiendo el protagonismo con un talento como el de Norma Aleandro. En esa película encontré una historia sencilla, bien contada y emotiva.


Fuente: adn cultura jueves 24/12/09, lanacion.com

miércoles, 9 de diciembre de 2009

La pelicula olvidada, "Luna nueva", cine de verdad.

“Walter, eres maravilloso. De un modo repugnante”. Hildy





Ahora que tanto se habla de la secuela de ‘Crepúsculo’, ‘Luna nueva’, estando ya muy próximo el estreno, me ha parecido una idea divertida, incluso sana, recuperar la que podríamos catalogar como la verdadera ‘Luna nueva’, que por supuesto no tiene nada que ver con ese producto de vampirillos para adolescentes (y en realidad se
titula ‘His Girl Friday’, en absoluto ‘New Moon’). Como sin duda sabéis todos, se trata de una deliciosa comedia dirigida por Howard Hawks en 1940, con Cary Grant y Rosalind Russell al frente del reparto. Una gozada de principio a fin.

La película es una adaptación de la famosa obra teatral de Ben Hetch y Charles MacArthur, ‘The Front Page’, llevada al cine en varias ocasiones (en ‘Un gran reportaje’ de Lewis Milestone o ‘Primera plana’, de Billy Wilder). La historia se centra en un editor que está a punto de perder a su mejor periodista, justo cuando surge la posibilidad de un gran reportaje que requiere de su talento. Hawks y el guionista Charles Lederer introdujeron algunos cambios importantes en la trama, que a la postre se revelaron como grandes aciertos; el mayor de todos, que uno de los dos protagonistas fuera una mujer, dando pie a una impagable guerra de sexos.







Hildy Johnson (Rosalind Russell) piensa casarse por segunda vez, pero no lo tendrá fácil. Para empezar su nuevo proyecto de vida, debe romper con el periódico al que ha estado atada durante los últimos años, dirigido por el canalla Walter Burns (Cary Grant), su ex-marido. Hildy acude a la redacción para comunicar la noticia: deja su trabajo para casarse con el “bueno” de Bruce Baldwin (descrito por Walter como alguien clavado al actor Ralph Bellamy, en una de las mejores bromas de la película). Para Walter es algo imposible, inconcebible. No sólo va a perder a su mejor empleada, sino también a la mujer de su vida, aunque a ambos les resulte más
fácil odiarse que llevarse bien, claro.





El editor intentará entonces todo tipo de trucos para quitarle a Hildy la estúpida idea de casarse con un tipo como Bruce, y que recupere su pasión por la profesión; si por el camino ella vuelve a caer rendida a sus brazos, pues mejor que mejor. El clavo ardiendo al que se va a agarrar Walter, para mantener a Hildy a su lado, será
la ejecución del preso Earl Williams (John Qualen). Walter convence a Hildy para que cubra la noticia, como favor desesperado. El plan le saldrá mejor de lo previsto cuando pronto todo empiece a complicarse de forma alocada, y la mujer recupere su imparable ritmo de trabajo…

Da gusto ver una película como ésta porque todo funciona a la perfección, como un reloj. Y en cuanto al ritmo, va como un rayo. Es frenética. La demoledora batalla dialéctica entre Walter y Hildy es impresionante, no hay respiro, no hay tregua. No hay ni hueco para música. Van tan rápido que no esperan a que el otro termine, se
pisan, hablan a la vez, en un intento por zanjar el asunto soltando la mejor réplica. Howard Hawks quería con esto dar sensación de realismo, y lo logra, a diferencia de la gran mayoría de los guionistas y cineastas actuales que se dedican a la comedia, que creen que para que sus personajes parezcan verosímiles deben decir
chorradas con aire improvisado, o contar chistes o anécdotas graciosas delante de la cámara, con todos los tacos que sea posible. Es fundamental el ritmo, y esto lo saben los mejores cómicos.





‘Luna nueva’ no podía funcionar, aun con un guión espléndido y la experta y elegante dirección de Hawks, sin una pareja de actores que estuvieran a la altura de las exigencias. Pocos, muy pocos, mejores que Cary Grant para interpretar a Walter, el cínico y seductor editor jefe del periódico en el que trabaja Hildy, una estupenda
Rosalind Russell que se compenetra de forma maravillosa con Grant (y eso que no fue la primera opción de Hawk, que quiso antes a Jean Arthur, Carole Lombard o Claudette Colbert, entre otras). El enfrentamiento y el progresivo (re)enamoramiento de los dos personajes encaja perfectamente con la trama en torno al proceso judicial y la sátira periodística, dando como resultado una película ejemplar, que juega con todo, que se ríe de todo, y que no te suelta en ningún momento. Verdadero cine.

Una de las cumbres de la “screwball comedy”, ‘Luna nueva’ funciona igual de bien cuando se centra en la hilarante relación entre los dos protagonistas, que cuando se lanza a pisotear la labor de los periodistas o de los políticos, presentados de forma crítica (y realista también). No pierde el tiempo, tiene una hora y media y la
va a aprovechar; hoy en día se hacen películas de dos horas en las que no pasa gran cosa, como si no importara tener al espectador sentado en la butaca más tiempo del necesario. Me quedo antes con ‘La fiera de mi niña’ (1938) y sobre todo con ‘Historias de Filadelfia’ (1940), que me parecen más redondas, pero sin duda, éste es uno de los títulos imprescindibles de la gran comedia norteamericana. La que nunca pasará de moda, la que siempre estará ahí para alegrarnos el día.


Fuente: Blog de cine

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Perfiles del 24 Festival de Cine de Mar del Plata, entrevista a Pablo Stoll

12 noviembre 2009


Entrevista a Pablo Stoll - Director de Hiroshima



¿Podés presentarte?

Pablo Stoll Ward, oriental, soltero, de 35 años. Vivo con mi novia y un gato en Montevideo. Mi color preferido es el violeta. Estoy enojado con el 52% de los uruguayos. Y no creo que se me pase.

¿Cuáles son las características particulares de tu filmografía?

Hice tres películas, 25 Watts y Whisky, junto a Juan Pablo Rebella. Hiroshima es mi primer película en solitario. Creo que siempre hago comedias, pero eso lo tendrán que decir otros.


¿Cómo fue tu acercamiento al cine?

En Montevideo durante los 80 era costumbre que en los cumpleaños infantiles apareciera un señor con un proyector super 8 y una pantalla. Se proyectaban fragmentos de películas: La guerra de la galaxias, Cupido motororiado, El mago de Oz, entre otras. Ese fue mi acercamiento al cine.

¿Qué es para vos el cine?

La forma más completa de contar historias, el arte burgués del siglo XX por antonomasia, la más acabada forma de la industria del entretenimiento, un oficio que estoy aprendiendo.


¿Cómo fue tu aproximación al tema de tu película en Competencia?

Hiroshima es un retrato de mi hermano Juan Andrés en el que él mismo es el protagonista. La idea de hacer la película vino de las conversaciones con mi hermano sobre sus días, que para mi contenían algo de misterio. ¿Qué hace este tipo todo el día? me preguntaba y entonces, basandome en las pocas cosas que Juan Andrés me decía armé el guión. La película es muda porque mi hermano habla poco, pero además porque quería trabajar de una manera cinematográfica sobre esa sensación que me da mi
hermano de estar siempre un poco alejado de la realidad de los que lo rodeamos.

¿Cuáles fueron los desafíos al momento de dirigir el largometraje?

Por un lado estaba dirigiendo mi primera película solo y además estaba dirigiendo a mis hermanos y a mi padre. Fue raro.

Hiroshima parece invitar al espectador a un viaje a lo profundo de un domingo a la tarde. ¿Cuál fue tu búsqueda inicial para lograr esta sensación?

No creo que sea domingo aunque la película no dice nada, pasan cosas que no son de domingo. En todo caso la idea era instalar un clima extraño un poco onírico en la segunda parte y de cierta extrañeza en la primera.

¿Cuál es el rol que juega la música desde la realización?

El personaje escucha música todo el tiempo. La música que escucha o que hace es una forma que él tiene de comunicarse con el mundo que lo rodea. Esta película siempre se planteo como un musical. Mudo, pero musical al fin.

¿Cuáles son tus próximos proyectos?

Mi proyecto en general es seguir haciendo películas.





Competencia Latinoamericana: Hiroshima

Sinopsis

Un joven trabaja en una panadería. Empaqueta la última bolsa de grisines y vuelve caminando a su casa, temprano en la mañana. Evita cruzarse con su familia, se encierra en su cuarto y antes de dormir lee una nota firmada por sus padres donde le anuncian que lo anotaron en un sorteo de TV. Con este fresco post adolescente comienza la última película de Pablo Stoll –primera sin la codirección del fallecido Juan Pablo Rebella–, un envolvente musical mudo donde casi todo es devorado por las canciones, el sonido ambiente y el ruido de objetos que interactúan con el tránsito del protagonista, quien no es otro que Juan, hermano del director. Como en un extraño satori, atado a medias al presente, Juan se vincula con las cosas en cuanto aparecen y las deja guiado por un impulso suave, sin demasiada vehemencia. Iluminado y parpadeante como la luz a dínamo, el muchacho avanza, se mueve y pedalea por entornos desolados, vuelto hacia sí como una isla y con un pálpito de explosión nuclear inminente. Pero Hiroshima no plantea un culto de la deriva juvenil, sino una manera sensitiva y visual de mostrar el ritmo metafísico de la existencia. Aquí sólo tienen voz los niños pitcheados de un video en Súper 8 o un bebé balbuceante. Los adultos están silenciados; el mundo de lo intraducible resuena.



Pablo Stoll

Nació en Montevideo, Uruguay, en 1974 y estudió Comunicación Social en la Universidad Católica del Uruguay. Junto con Juan Pablo Rebella (1974-2006), escribió y dirigió los largometrajes 25 Watts (2001) y Whisky (2004), y los videos Nico de Exilio Psíquico, El faro de Buenos Muchachos, Frágil de La Vela Puerca e In the city de Astroboy. Entre 2006 y 2007 se desempeñó como guionista y director del programa de humor televisivo Los informantes.



ficha tecnica

Uruguay / Colombia / Argentina / España
2009 / 80' / 35 mm / Color


Direccció: Pablo Stoll
Guión: Pablo Stoll
Fotografía: Arauco Hernández Holz
Escenografía: Pablo Stoll, Fernando Epstein
Dirección artística: Gonzalo Delgado Galiana
Sonido: Daniel Yafalián
Producción: Jhonny Hendrix, José María Morales, Hernán
Musaluppi, Diego Ramírez
Coproducció: Control Z Films, Antorcha Films, Rizoma
Films, Wanda Films
Interpretes: Noelia Burlé, Leonor Courtoisie, Juan Andrés
Sala, Guillermo Stoll, Mario Stoll


Fuente:© Festival Internacional de Cine de Mar del Plata
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