Julio Diz

Nació en la ciudad de Lanús, Buenos Aires, Argentina, el 27 de junio de 1956. Desde muy pequeño concurrió al cine, descubriendo a Walt Disney en el viejo Cine Monumental de la ciudad de Bernal. Ya de grande, Román Polanski y su film, “Cul de Sac” fueron los movilizadores hacia el cine de culto. En los años ’70, estudió cine en la EDAC, (Escuela de arte cinematográfico) de la ciudad de Avellaneda. En los ’80 cursó en CECINEMA, (Centro de estudios cinematográficos) dirigido por José Santiso, y asistió al Seminario Introducción al lenguaje cinematográfico, dictado por Simón Feldman. Incursionó en el Cine de Súper 8 y 16 MM. Asociado a UNCIPAR (Unión cineistas en paso reducido), fue cofundador del Biógrafo de la Alondra. Es editor de Woody y todo lo demás, Series de antología y el presente blog. Actualmente trabaja en su primer libro, “Los tiempos del cine”.

domingo, 18 de mayo de 2008

Isidoro Blaisten, el aprendizaje de un oficio





Entrevistado por Alan Pauls

La siguiente entrevista fue realizada durante el rodaje de "Espérame mucho" de Juan José Jusid.

¿Como fue que sé junto con Juan Jose Jusid para escribir el guion de "Esperame mucho"?

Yo tenia una librería en San Juan y Boedo, a la que no entraba nadie mas que los amigos. Setenta amigos y ningún cliente... Y un día aparece Jusid. La tuvo que buscar, porque estaba medio escondida en una galería. Dice que iba como Philip Marlowe buscándola en el coche. Se presenta y me dice: "Quisiera que me escribas algo". Yo le digo: "Mira, yo de cine entiendo tanto como de sánscrito". Él me dice: "No importa, olvídate del cine, de las dos columnas, de todo. Vos me escribís una novelita". Me trajo dos cintas grabadas, que eran mas o menos la historia de cuando el era chico. Sobre esa base se fue estructurando todo. Tome algunos personajes, deseche otros, y con lo que se dejo de lado de todo lo que escribí tenemos material como para una novela.

¿Conocía algo del oficio de guionista?

Era el primer trabajo que hacia para cine. Pero Jusid es un perro de presa. Yo lo llamo el mastín de los Baskerville. Yo me estaba mudando y él seguía con su idea fija. Mientras estaba bajando y subiendo muebles, el venia y me decía: "A Margarita le esta faltando carnadura..." Una vez me encontró en una conferencia de prensa y me dijo: "¿Que haces vos acá?, Tendrías que estar escribiendo. ¡Vos estas bajo contrato!". Pero pienso que con mil tipos como Jusid el país podría andar mejor. Tiene ideas muy claras, sabe lo que quiere, y es muy trabajador. Tuve suerte, entonces, por haber hecho mi primera experiencia con él.

Cuándo le entrego las cintas, ¿usted tuvo entera libertad para trabajar?

Bueno, yo soy un tipo muy imaginativo: enseguida empece a meter cosas mías. Por supuesto que tener personajes ya marcados te quita libertad. Para mí era mucho más fácil agarrar un cuento mío y trabajar sobre él. Pero lo que me sedujo fue la época. Si bien yo tenia entonces ocho años mas que él, para mí es una época llena de recuerdos y nostalgia. Coincidíamos con Jusid en las vivencias, lo que facilito mucho las cosas.

¿Que método de trabajo siguieron?

Acumulábamos material y luego decantábamos. Nos encontrábamos todos los martes en el Café Tortoni, y cada martes yo le llevaba 20 paginas. A veces yo llegaba con mis 20 carillas y él me decía: "Escúchame: acá no tenemos nada para filmar". Ahí me di cuenta de que el cine era otro lenguaje. Posteriormente le llevaba 4 paginas y él me decía: "¡Uh! Acá tenemos para 16 minutos de película". Entonces me dije: "Cállate Isidoro y aprende".

¿No lo limitaba un poco el hecho de que fuera tan autobiográfico el material?

Sí, bastante. Se han cambiado personajes, he transferido características de personajes que yo conocí a personajes que me daba Jusid. La idea era crear arquetipos. Porque la historia es bastante compleja: esta el peronismo, el radicalismo, la muerte de Evita... Estabamos sobre el filo de la navaja. Vos sabes que uno menciona a Peron y los antiperonistas te dicen que sos peronista, y los peronistas te dicen que sos gorila. Como acá todo se hace con cierto maniqueísmo... La cosa se complicaba. De cualquier modo, creo que todo esta tomado con mucho cariño y mucha ternura. Además, no nos engañemos, era una época muy ingenua... Con respecto a las cosas que pasan ahora... Era como la prehistoria de lo que pasa ahora: por entonces, se levantaban las vías del ferrocarril y eso constituía un acto de terrorismo bochornoso.






¿Había entre Ud. y Jusid alguna coincidencia de origen familiar, cierto pasado común a partir del cual pudiesen trabajar?

No. Claro que estaba la cosa del barrio, ¿no?. Porque si bien esto transcurre en el centro, la cosa barrial esta muy presente.

¿Cuánto tiempo estuvieron reuniéndose?

Como un año, y a veces sin saber bien que iba a pasar.

¿Que penso usted cuando Jusid le entrego el guion técnico terminado?

Que estaba bastante respetado lo que yo había escrito. Jusid saco, pulió cosas, pero él dialogo, por ejemplo, quedo casi intacto. Dicen que yo lo manejo bastante bien, al menos los directores que han venido a verme: Carlos Orgambide, Jaime Kogan... Este no es mi metier, pero pareciera ser que yo tengo una forma de escribir, sin emitir juicios de valor, que recorta bastante bien, y entonces los directores piensan que puede andar bien en el cine o en el teatro. Después yo le sugerí el nombre de Ernesto Goldar, que es un erudito, sobre todo en la vida cotidiana de los años '50, para que rastreara las cosas que se nos pudieran haber pasado. Por ejemplo: yo había escrito "radio Colonia", que en ese momento no existía. Tampoco se decían "compañeros", sino "correligionarios", ni "vitrola" (porque ya no se usaban), sino "combinado". Después de todo, es una reconstrucción de época, y aunque hayan pasado apenas 30 años (en el momento de la entrevista), uno no puede confiarse solo a la memoria. Goldar se encargo entonces de detectar incongruencias, anacronismos.

¿Usted había escrito manteniendo una estructura narrativa tradicional?

Sí, absolutamente lineal. Es como haber escrito una novela, evitando él monologo interior y el fluir de la conciencia. Fue muy sencillo, pienso, hacer sobre esa base el guion técnico, porque si bien no estaba encolumnado, yo había escrito en función de dos cosas: la imagen (o la descripción, que es su equivalente) y él dialogo.

¿Que lo seducía de la década del '50?

Fundamentalmente, un tipo de relación que se ha perdido. Fíjate que en el barrio todos se querían. Los hiatos que se producían en una familia, las separaciones, no llegaban a afectar el sentimiento. Un peronista y un radical, en el fondo, se querían, porque eran del mismo barrio. Era gente que pensaba distinto y estaba unida por esa disidencia. Nadie pensaba en matar o hacer desaparecer a nadie porque pensara distinto. Pienso que en ese sentido, la película es una alegoría, un símbolo.

¿Usted se niega a considerarla una película política?

Sí. Yo, personalmente, detesto la política (y los políticos), es algo soez, deleznable y sucio, donde siempre se miente. Entonces, al escribir el libro, mal podía yo tomar una posición política. La película es otra cosa: una especie de búsqueda del tiempo perdido en cuanto a las ilusiones; hay un deseo implícito de volver a encontrar lo que uno soñó en la infancia.

¿Que relación tenia usted con el cine?

A mi el cine me fascina muchisimo. Yo he sido fotógrafo de plaza, de sociales, de publicidad, y trabaje de fotógrafo hasta la llegada del color. Me gusta mucho más el cine que el teatro. Me parece que es el arte de comunicación por excelencia.

¿Amarcord estaba presente para usted mientras escribía?

No, recién la vi después de empezar a trabajar. Si, es una especie de "Amarcord" porteño de los años '50. Por su estructura, y porque esta narrada desde la visión de un chico.

¿Había visto películas anteriores de Jusid?

(Risas) No... pero creo que el se dio cuenta. Las vi en el festival de cine argentino que se hizo con motivo del conflicto de las Malvinas. Y pienso que si las hubiese visto antes, habría escrito exactamente lo mismo que escribí. Termine respetando mucho el criterio de Jusid. Como en todo oficio desconocido, tenia que ponerme a dominar sus herramientas, sus instrumentos. Y creo que algo aprendí.


Seleccionado de la revista Cine Libre, 1982

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