Escribe Manolo Marinero
En las filmografías de muchos grandes directores se puede señalar, con pocas dudas, la mejor de sus películas, ¿Cuál es la mejor de las de Wilder?. Es una pregunta con varias respuestas diferentes, muy razonables. El promedio de calidad de la firma Wilder es altísimo. Se puede preferir el intenso thriller Perdición de 1944. La quintaesencia del género. La aplicación del expresionismo al film noir, con el tema y el clima plomizo de los amantes malditos de James Cain y el gusto por las intrigas complejas y embrolladas de Raymond Chandler, en que el actor especializado en comedias Fred Mac Murray que tomó el papel de Walter Neff después de que lo rechazaran Alan Ladd, James Cagney, Spencer Tracy, Gregory Peck, George Raft y Frederick March, hace una creación y Barbara Stanwyck descubre su capacidad de femme fatale. Se puede preferir Días sin huella, en la que el protagonista, alcohólico, ha perdido su dignidad pero no pierde el respeto del público. Yo creo que el mejor film autor es El ocaso de una vida, 1950, Joe (William Holden), que no ha conseguido vender en su vida historias, tiene su oportunidad después de muerto, cuando cuenta su propia historia con Norma Desmond y Max von Mayerling, Norma (Gloria Swanson), envejecida y frustrada, recupera la plenitud en el delirio y la locura cuando al fin, por homicida, merece toda la atención del público presente e interpreta unos instantes a Salome, con los periodistas de prensa dirigidos por Max (Erich von Stroheim). Partiendo de un realismo de forense, Wilder sabe ser al tiempo caústico y mágico. Pero se puede preferir, con sus motivos, Sabrina, 1954, con dos príncipes encantadores, uno convencional (Holden) y otro (Bogart) tras los talones de una preciosa cenicienta (Audrey Hepburn). Y se puede preferir el más acabado análisis de un reprimido delirante. La tentación vive arriba, con un trabajo fabuloso de Tom Ewell y la esplendorosa Marilyn Monroe. Un guión perfecto de Wilder y Axerod (autor de la obra original).
Se puede preferir Testigo de cargo, 1957, donde Wilder lleva la combinación de intriga y humor a la cima, en un estilo mas explícito que el de Hitchcock, con Marlene Dietrich, Elsa Lanchester y Charles Laughton memorables. Se puede preferir Piso de soltero, 1960, sensible y certera combinación de realismo y comedia. Y se puede preferir Avanti!, 1972, según la obra de Samuel Taylor (autor de Sabrina), que sigue el esquema de Comida en la hierba de Jean Renoir.
Una conclusión obvia es que Wilder, que dominaba todos los teclados, ha dejado una de las filmografías más brillantes, densas y variadas de entre las de los grandes realizadores de Hollywood. Un autor famoso por los chispazos de su humor, pero célebre también por su amistad con William Holden, Jack Lemmon y Walter Matthau, y por su colección de cuadros (iniciada en Europa por su extraordinario gusto, cuando apenas tenía dinero, con adquisiciones a pintores que años después serían muy cotizados). Algunas de las películas de Wilder destacan por inteligentes, otras por socarronas y otras por su fascinación.
Selección de la revista CD Cine
Marzo de 1998
En las filmografías de muchos grandes directores se puede señalar, con pocas dudas, la mejor de sus películas, ¿Cuál es la mejor de las de Wilder?. Es una pregunta con varias respuestas diferentes, muy razonables. El promedio de calidad de la firma Wilder es altísimo. Se puede preferir el intenso thriller Perdición de 1944. La quintaesencia del género. La aplicación del expresionismo al film noir, con el tema y el clima plomizo de los amantes malditos de James Cain y el gusto por las intrigas complejas y embrolladas de Raymond Chandler, en que el actor especializado en comedias Fred Mac Murray que tomó el papel de Walter Neff después de que lo rechazaran Alan Ladd, James Cagney, Spencer Tracy, Gregory Peck, George Raft y Frederick March, hace una creación y Barbara Stanwyck descubre su capacidad de femme fatale. Se puede preferir Días sin huella, en la que el protagonista, alcohólico, ha perdido su dignidad pero no pierde el respeto del público. Yo creo que el mejor film autor es El ocaso de una vida, 1950, Joe (William Holden), que no ha conseguido vender en su vida historias, tiene su oportunidad después de muerto, cuando cuenta su propia historia con Norma Desmond y Max von Mayerling, Norma (Gloria Swanson), envejecida y frustrada, recupera la plenitud en el delirio y la locura cuando al fin, por homicida, merece toda la atención del público presente e interpreta unos instantes a Salome, con los periodistas de prensa dirigidos por Max (Erich von Stroheim). Partiendo de un realismo de forense, Wilder sabe ser al tiempo caústico y mágico. Pero se puede preferir, con sus motivos, Sabrina, 1954, con dos príncipes encantadores, uno convencional (Holden) y otro (Bogart) tras los talones de una preciosa cenicienta (Audrey Hepburn). Y se puede preferir el más acabado análisis de un reprimido delirante. La tentación vive arriba, con un trabajo fabuloso de Tom Ewell y la esplendorosa Marilyn Monroe. Un guión perfecto de Wilder y Axerod (autor de la obra original).
Se puede preferir Testigo de cargo, 1957, donde Wilder lleva la combinación de intriga y humor a la cima, en un estilo mas explícito que el de Hitchcock, con Marlene Dietrich, Elsa Lanchester y Charles Laughton memorables. Se puede preferir Piso de soltero, 1960, sensible y certera combinación de realismo y comedia. Y se puede preferir Avanti!, 1972, según la obra de Samuel Taylor (autor de Sabrina), que sigue el esquema de Comida en la hierba de Jean Renoir.
Una conclusión obvia es que Wilder, que dominaba todos los teclados, ha dejado una de las filmografías más brillantes, densas y variadas de entre las de los grandes realizadores de Hollywood. Un autor famoso por los chispazos de su humor, pero célebre también por su amistad con William Holden, Jack Lemmon y Walter Matthau, y por su colección de cuadros (iniciada en Europa por su extraordinario gusto, cuando apenas tenía dinero, con adquisiciones a pintores que años después serían muy cotizados). Algunas de las películas de Wilder destacan por inteligentes, otras por socarronas y otras por su fascinación.
Selección de la revista CD Cine
Marzo de 1998
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