Julio Diz

Nació en la ciudad de Lanús, Buenos Aires, Argentina, el 27 de junio de 1956. Desde muy pequeño concurrió al cine, descubriendo a Walt Disney en el viejo Cine Monumental de la ciudad de Bernal. Ya de grande, Román Polanski y su film, “Cul de Sac” fueron los movilizadores hacia el cine de culto. En los años ’70, estudió cine en la EDAC, (Escuela de arte cinematográfico) de la ciudad de Avellaneda. En los ’80 cursó en CECINEMA, (Centro de estudios cinematográficos) dirigido por José Santiso, y asistió al Seminario Introducción al lenguaje cinematográfico, dictado por Simón Feldman. Incursionó en el Cine de Súper 8 y 16 MM. Asociado a UNCIPAR (Unión cineistas en paso reducido), fue cofundador del Biógrafo de la Alondra. Es editor de Woody y todo lo demás, Series de antología y el presente blog. Actualmente trabaja en su primer libro, “Los tiempos del cine”.

sábado, 15 de junio de 2013

Valkiria, de Bryan Singer.


Por:  Juan Luis Caviaro
18 de febrero de 2009


Tras dedicar sus tres últimas películas a los superhéroes, al espectáculo de efectos visuales, a historias fantásticas, al cine de palomitas y evasión, Bryan Singer da otro giro a su carrera y se embarca en la narración de una compleja historia real, de un atentado que pudo cambiar el curso de la Historia. Y lo hace volviendo más al estilo austero, seco, directo, que recurriendo a su adquirido gusto por los encuadres retorcidos y los artificios visuales. Singer se toma muy en serio la traslación al cine de este apasionante capítulo histórico, cuya preparación, desarrollo y consecuencias ya han sido mostradas con anterioridad, pero nunca con este pulso, con este suspense, con esta emoción.




‘Valkiria’ (‘Valkyrie’, 2008) se estrenó finalmente el pasado 25 de diciembre en Estados Unidos (el 30 de enero en España), después de numerosos retrasos, de nuevas filmaciones y rumores de todo tipo, que casi llegaron a catalogar de fracaso una película que aún no se había proyectado. A pesar de lo que cabía esperar, tanto por la trama histórica como por el momento no demasiado popular del director (‘Superman Returns’ no fue lo que se esperaba) y actor protagonista (Tom Cruise, cuyo rostro, como es habitual, ocupa casi por completo el póster del film), la película obtuvo una excelente recaudación pero, de nuevo en contra de lo esperado, fue olvidada en las nominaciones a los Oscars.

Lo que sería un viaje de placer, se  convirtió en una terrible pesadilla.
Resulta curiosa la valoración que se hace, a menudo, sobre Bryan Singer. Casi podría decirse que se desprecia, para mí de forma sorprendente, su (aún escasa) obra por la temática de sus últimas tres películas, recurriendo constantemente a la mención de ‘Sospechosos habituales’ como si fuera lo único valioso que nos ha dejado este joven cineasta. Al director al que hay que agradecer que el cine de superhéroes se revitalizara, se tenga en cuenta, que tenga contenido y drama, al mismo tiempo que acción y efectos especiales, se le ha despojado de sus logros, quedando considerado como un realizador de segunda categoría, sin verdadero talento. Esta injusta valoración, con pocas luces, es propia de dos males que, en mayor o menor medida, nos afectan a todos: deficiente memoria y ligereza en el consumo de películas.

Lo cierto es que Singer lleva, desde el principio de su carrera, demostrando una extraordinaria habilidad para el suspense cinematográfico y para la construcción de escenas visualmente llamativas, así como un interés por lo ambigüo del ser humano, su lucha interna, y por la facilidad de verse afectado por la oscuridad, por lo malvado. En este sentido, ya comenté, con motivo de ‘Verano de corrupción’, y también cuando hablé de ‘X-Men’, que el director norteamericano sentía especial fascinación por todo lo que giraba en torno al nazismo, sin duda, una de las etapas más oscuras de la Historia. En su última película vuelve a tratar este tema, esta vez con mayor atención, llevándonos directamente a la boca del lobo, centrándose en una historia que ocurre en territorio alemán, durante la etapa en la que Adolf Hitler estaba aún en el poder. Concretamente, ‘Valkiria’ nos relata con sumo detalle y sobriedad la preparación de un atentado para acabar con la vida de Hitler y formar un nuevo gobierno al frente de Alemania.


Sin embargo, a diferencia de sus dos primeros personajes relacionados con el nazismo (curiosamente, ambos tenían el mismo rostro, el del gran Ian McKellen), aquí Bryan Singer no va a detenerse en la falta de moralidad o en la maldad de los hombres, en la fascinación por el lado oscuro del ser humano, sino que va a mostrarnos todo lo contrario, se va a centrar en ese puñado de “hombres buenos” que intentaron acabar con el régimen nazi, antes de que el ejército aliado fuese avanzando posiciones y llegara, finalmente, a Berlín. Realmente, no es que se haga una diferencia entre alemanes buenos y malos, afortunadamente no hay maniqueísmo en esta película; lo que se hace es mostrar a unas personas que se rebelan ante un régimen autoritario que está cometiendo demasiados actos intolerables, a unas personas que quisieron poner punto y final a una época siniestra.

La gran complejidad de lo que quisieron hacer y las consecuencias que pudo tener si finalmente llegan a tener éxito son dos puntos que quedan muy claros en la película, que no es ese thriller espectacular que parecía vendernos la publicidad, sino un drama de suspense que se aleja de lo convencional, porque no hay concesiones (o son mínimas) y se centra en los hechos (fríos, si se quiere) y en la dureza de sus implicaciones, sin abandonar al espectador; no en vano, Singer tiene a Spielberg en un pedestal. A pesar de todo, de que en ‘Valkiria’ no haya sitio para un romance resultón (la participación de Carice Van Houten, breve, no va por ahí) o explosiones y persecuciones constantes, es también cine de entretenimiento, es un producto que cuida la información que se da al público, para que mantenga la atención en la pantalla y no la abandone en ningún momento.

Es interesante que en estos momentos haya dos películas como ésta y ‘The Reader (El lector)’ en la cartelera, ya que en ambas se habla de algo tan aparentemente limpio e irresponsable como es obedecer órdenes. Mucho se ha dicho y se ha visto en torno a eso, a ese escudo fruto de la jerarquía y el orden, de la falta de humanidad en las organizaciones (sobre esto mismo también giraba la muy fallida ‘La cuestión humana’). La cadena de mando, el lenguaje seco, directo, y la amenaza de un severo castigo llevan a no discutir las órdenes ni las acciones de los que ejercen la autoridad. El miedo paraliza la razón, engaña las mentes y justifica actos que, en otro contexto, resultarían impensables. Pero todo tiene su límite y como se muestra en ‘Valkiria’ también hubo personas dentro del propio régimen liderado por Hitler que dijeron “basta” y quisieron detener la rueda de terror que estaba aplastando Alemania y Europa.

La cuidada ambientación, el convincente reparto (encabezados por un Cruise que vuelve a demostrar que es mejor actor de lo que muchos “cegatillos” se empeñan en asegurar, y con un Kenneth Branagh fantástico, que desgraciadamente no tiene mucha participación), la estupenda banda sonora (cómo no, obra de John Ottman, como sabéis, siempre junto a Singer, salvo en ‘X-Men’), perfectamente integrada en la trama (diseñada por el ingenioso Christopher McQuarrie, guionista de ‘Sospechosos habituales’), la sobria puesta en escena y un suspense realmente logrado (más aún teniendo en cuenta que ya sabemos lo que ocurre, es algo que está ahí, en los libros, y en internet) hacen de ‘Valkiria’ una experiencia intensa y muy disfrutable, si bien requiere de una adecuada aproximación por parte del espectador, que en modo alguno puede esperar un thriller comercial corriente.


Sin embargo, hay que decirlo, no estamos ante una película extraordinaria, completa, redonda. Me parece que falla el que todo esté tan centrado en el atentado, dejando fuera una adecuada recreación del contexto histórico (ya lo conocemos, pero nunca viene mal para comprender del todo a los personajes), y que el público se canse un poco de tanta preparación, especialmente cuando por
medio hay un intento fallido, retrasando el momento en el que verdaderamente se llega hasta el final. Es el riesgo de las películas de atracos (a fin de cuentas, ‘Valkiria’ podría englobarse ahí, cambiando el asesinato de Hitler por el robo a un banco) cuando se molestan demasiado en demostrar que el plan ha sido trabajado en todo detalle, que al final provocan que el público desconecte y quede a la espera, aburrido, del desenlace, de si tienen éxito o no. Aquí no se llega a este extremo, pero es cierto que sobran minutos de planificación y faltan otros que aporten más información sobre el momento histórico y los protagonistas.

En definitiva, creo que esta ‘Valkiria’ nos reporta dos buenas noticias; la primera, que Bryan Singer, lejos de estar consumido, se encuentra lleno de energía, y lo que es mejor, con la intención de seguir experimentando, mejorando su saber hacer como director; la segunda, que aún hay sitio, en el cine comercial, para productos de calidad, serios, de narración elegante y jugoso contenido. Puede que a ‘Valkiria’ le falte una visión más global, que no cuente nada nuevo (me refiero a los hechos concretos), y que Tom Cruise tenga demasiado protagonismo, pero antes que todo eso, es una película magníficamente realizada, de gran suspense y con momentos realmente emocionantes, especialmente un final que llega al corazón. En pocas palabras, cine elegante, eficaz, bien hecho.


'Valkiria', la peor película de Bryan Singer

Por:  Alberto Abuín
18 de febrero de 2009


Puede que Bryan Singer esté por encima de la media de los directores que suelen manejar producciones de alta envergadura. Desde su segunda película, la hiperfamosa ‘Sospechosos habituales’, se ha rodeado siempre de un efectivo equipo de colaboradores, y ha sabido como pocos manejar los elementos que tenía a su alcance. Así lo ha demostrado en el film mencionado (aún hoy su mejor trabajo, sobre todo gracias al impecable trabajo de Christopher McQuarrie), en las estupendas entregas de los X-Men (gracias al éxito de la primera, tuvo mayor libertad en la segunda entrega, y se nota), la arriesgada ‘Verano de corrupción’, y cómo no, en la injustamente maltratada ‘Superman Returns’, film más inteligente de lo que parece a simple vista.



Aún así (y obvio por motivos evidentes su fallida ópera prima), Singer no es un gran director cuya obra merezca un análisis profundo. Le falta una mirada personal a todos sus productos, ésa que diferencia a los grandes narradores y creadores de los excelentes artesanos, que es lo que es Singer (salvando las distancias, podríamos decir que Bryan Singer es el Richard Donner del nuevo siglo). Pero cuando lo que está a su alrededor no funciona, Singer se muestra incapaz de controlarlo. ‘Valkiria’ pone al descubierto todas las deficiencias de un director al que le falta la fuerza de un David Fincher, o la pasión de un Shyamalan, por poner dos ejemplos coetáneos.

‘Valkiria’ vuelve a contar con McQuarrie en su guión, en un claro intento de reverdecer los laureles de ‘Sospechosos habituales’. Le acompaña un tal Nathan Alexander, coproductor de la cinta y que debuta en esto de la escritura cinematográfica con el presente film. El intento de asesinato de Adolf Hitler es la trama central de la película. El Coronel Claus von Stauffenberg, que se consideraba a sí mismo un buen alemán y su ideología estaba muy lejos de la de los nazis, lideró una intrincada operación para poder librar al mundo del tirano, y si Alemania era ocupada por los aliados, que éstos se encontraran con una Alemania de verdad, y no con la vergüenza cuyo recuerdo pesa a día de hoy sobre la conciencia del pueblo alemán.

No es la primera vez que Singer bucea en el nazismo. ‘Verano de corrupción’ alberga una secuencia (la del hospital) que es un prodigio de montaje, en la que el impacto sobre el espectador es tan brutal que deja a éste totalmente descolocado y desarmado. También en ‘X-Men’ hay ramalazos de ello. Ahora, en "Valkiria", su intención no es recapacitar sobre el holocausto judío, algo terrible y una mancha imperdonable del ser humano, sino realizar un relato de suspense a través de la historia de un grupo de altos cargos alemanes que se rebelaron contra el sistema, e intentaron, a costa de sus vidas, arriesgarlo todo para matar a Hitler. Bien sabemos, por la Historia, que estos hombres no cumplieron el objetivo, y pagaron caro su error. Independientemente de que conozcamos el resultado final de la operación, y que esto ya desmonta de por sí todo posible suspense, los hechos mostrados por Singer en su película, provocan verdadera vergüenza ajena por lo mal mostrados que están, navegando todo momento por los terrenos del telefilm de sobremesa más descarado.



La desastrosa puesta en escena de Singer malogra las pocas posibilidades de un relato condenado al fracaso desde antes de su inicio. La llamada Operación Valkiria, que se supone un meticuloso plan para acabar con Hitler, no es más que un intento desesperado de un grupo de hombres con las ideas muy claras pero incapaces de llevarlas a cabo. Tal y como lo muestran el film, uno no se extraña ni lo más mínimo que dicha operación fracasara, y aunque esto sea simplemente una reconstrucción de unos hechos históricos, es la demostración palpable de que algo que ha ocurrido en la realidad no tiene porqué ser creíble en una película. Al respecto cabe citar secuencias tan penosas como aquellas en las que todos los conspiradores se reúnen a hurtadillas, y en las que cualquiera puede entrar como Pedro por su casa (la entrada del personaje de Cruise en dichas reuniones podría pertenecer perfectamente a una parodia del estilo ‘Scary Movie’), o la huida en coche después de la explosión. Además, el planteamiento del atentado en sí, tan sólo ocho meses antes de que terminase la Guerra (algo que los altos mandos alemanes preveían de sobra), demuestra la estupidez supina de un grupo de hombres que por ello pueden ser considerados como los más idiotas sobre la faz de la Tierra. Todo ello, ciñéndome siempre a la película, y no a la Historia.
Bryan Singer vuelve a dirigir una película coral, una de las constantes de su cine. Aunque en un principio parezca que Tom Cruise acapare todos los planos posibles, esta vez el actor no hace uno de sus numeritos de lucimiento, y trata de ser un elemento más en un conjunto. La pena es que prácticamente todos los actores están desaprovechados, incluido el propio Cruise, quien no es capaz de transmitir la angustia de su personaje (secuencias como aquella en la que avisa a su mujer, una Carice van Houten deslucida, del peligro que corren, lo indican claramente). Kenneth Branagh (director y actor que necesita urgentemente un éxito taquillero mucho mayor que éste, que todo hay que decirlo, no hay sido excepcional) aparece tan poco, que su breve participación sabe a poco. Bill Nighy y Terence Stamp parece que han prestado sus cuerpos, voces y nombres para que el film luzca mejor; y Tom Wilkinson, que se lleva el personaje más sabroso, cumple con corrección, pero sin pasión.


Una pasión que el film pedía a gritos, y que Singer es incapaz de transmitir al relato. Ya sea por la utilización de planos demasiado cercanos (decisión estética totalmente incomprensible, pues no se acerca ni de lejos al clasicismo, ni aporta sobriedad), o por un ritmo balbuceante que apura sus pasos en un tramo final insípido, aburrido y soporífero. Sólo en el excelente inicio, en el que Singer sí demuestra cierto brío narrativo, y en una determinada secuencia en la que el personaje Cruise saluda mostrando las consecuencias de la nombrada secuencia a un superior, se encierran momentos de buen cine. De nuevo, Singer, condensa en un solo y minúsculo momento, más verdad que en el resto de la película. Una película que no quedará en la memoria ni hará historia, y supone el primer bache preocupante de un realizador que no había evolucionado demasiado, pero iba con paso seguro.

Ficha técnica



cartel
Dirección: Bryan Singer.
País:
USA.Año: 2008.Duración: 120 min. Género: Drama, thriller.
Interpretación: Tom Cruise (Claus Von Stauffenberg), Kenneth Branagh (Henning Von Tresckow), Bill Nighy (Friedrich Olbricht), Tom Wilkinson (Friedrich Fromm), Carice Van Houten (Nina Von Stauffenberg), Eddie Izzard (Erich Fellgiebel), Christian Berkel (Mertz Von Quirnheim), Thomas Kretschmann (Otto Ernst Remer), Terence Stamp (Ludwig Beck), Jamie Parker (Werner Von Haeften).Guión: Christopher McQuarrie y Nathan Alexander.Producción: Bryan Singer, Christopher McQuarrie y Gilbert Adler.Música: John Ottman. Fotografía: Newton Thomas Sigel.Montaje: John Ottman.Diseño de producción: Lilly Kilvert y Patrick Lumb.Vestuario: Joanna Johnston.
Estreno en USA: 25 Diciembre 2008.
Estreno en España: 30 Enero 2009.



Fuente:  Blogdecine, http://www.labutaca.net/films/57/valkiria.php
 

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