Julio Diz

Nació en la ciudad de Lanús, Buenos Aires, Argentina, el 27 de junio de 1956. Desde muy pequeño concurrió al cine, descubriendo a Walt Disney en el viejo Cine Monumental de la ciudad de Bernal. Ya de grande, Román Polanski y su film, “Cul de Sac” fueron los movilizadores hacia el cine de culto. En los años ’70, estudió cine en la EDAC, (Escuela de arte cinematográfico) de la ciudad de Avellaneda. En los ’80 cursó en CECINEMA, (Centro de estudios cinematográficos) dirigido por José Santiso, y asistió al Seminario Introducción al lenguaje cinematográfico, dictado por Simón Feldman. Incursionó en el Cine de Súper 8 y 16 MM. Asociado a UNCIPAR (Unión cineistas en paso reducido), fue cofundador del Biógrafo de la Alondra. Es editor de Woody y todo lo demás, Series de antología y el presente blog. Actualmente trabaja en su primer libro, “Los tiempos del cine”.

jueves, 14 de enero de 2010

Escenas animadas de la vida conyugal

Una entrevista a Michaela Pavlátová, en el marco del 23 Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, realizado en 2008.


Entrevistada por Natalí Schejtman

Proveniente de República Checa, Michaela Pavlátová es una animadora original y sensible que explora las relaciones humanas con humor y una gran capacidad de observación. Su filmografía abunda en cortometrajes animados, y en los últimos años ha experimentado también el mundo de las películas con seres humanos.


Su poder de síntesis gráfico para expresar gestos e intenciones se combina con la suspicacia temática cuando aborda el complejo mundo de los encuentros y desencuentros entre las personas. Por ejemplo, su resonante corto “Words, Words, Words”, nominado a los premios Oscar, que va detallando por medio del dibujo animado distintos diálogos e interacciones entre variados personajes. Como uno de los panoramas del Festival, la grilla de programación incluye sus dos largometrajes “con seres humanos”, en los que unos cuantos temas recurrentes se mantienen.



En “Faithless Games”, Pavlátová sigue la vida de una pareja joven en la que Eva, pianista, sigue a su marido compositor a un pueblo en la frontera y empieza a sentir que, así como su marido está complacido por haber encontrado un lugar idóneo para la creación, a ella le resulta difícil adaptarse y extraña su vida social en Praga. En “Night Owls”, la directora se dedica a retratar a una chica de 19 años que acaba de ser dejada por su novio y tiene que redescubrir su mundo sentimental, mientras trabaja de noche en un negocio. Invitada por el Festival, Pavlátová habló de sus inicios, de los temas de sus películas, de los diferentes formatos y de cómo ha cambiado la animación en su país con la caída del muro de Berlín y el paso del Comunismo al Capitalismo.

¿Cómo empezaste tu carrera como animadora?

Empecé mi carrera por una completa coincidencia. A mí me gustaba dibujar, y después del secundario especializado en arte, el camino más fácil para entrar en la universidad era a través de la puerta del Departamento de Animación, porque los otros departamentos estaban llenos. Cuando obtuve mi diploma, cinco años después, descubrí el encanto de la animación, de qué modo en animación uno es independiente en lo que está haciendo si está creando los movimientos, las historias. Como animadora podía hacerlo yo misma, no tenía que esperar que me ayudaran otras personas, algo que necesitas si trabajas en películas con actores de carne y hueso o en animación “puppet”, en la que necesitas un set, un estudio, un lugar. Yo empecé con dibujos, y eso es algo que podes hacer en tu casa.




¿Fue shockeante para tu entorno que te dedicaras a la animación?

Vengo de una familia normal a la que siempre le gustó el arte, pero como audiencia normal, sin una mirada especializada. Debo decir que, en tiempos de comunismo, los artistas eran bastante privilegiados, entonces ser artista era como un buen paso. Podemos decir las peores cosas del comunismo, pero había una cosa: ellos apoyaban algún tipo de arte, como las ilustraciones de los niños o las películas de animación. Además de que mis padres de por sí no estaban en contra, había una importante figura que era mi tía. Ella provenía de Rusia, y como era de los “blancos” había tenido que irse primero a Finlandia para luego mudarse a Checoslovaquia. Era escultora y fue la que le dijo a mi familia que me llevaran a una escuela de arte. De otro modo, no habría experimentado unas cuantas cosas, porque a mí me gustaba dibujar, pero como a muchos otros chicos… Podría haber hecho cualquier otra cosa.

¿Fue difícil insertarse en el mundo de la animación siendo mujer?

El mundo de la animación fue siempre mitad hombre y mitad mujer, porque había muchas animadoras que dibujaban el movimiento, además de directoras de películas de animación. Por otro lado, las directoras mujeres son cada vez más. En donde yo enseño hay cada vez más chicas -muy talentosas- que hombres. Debo decir que nunca encontré ningún obstáculo por ser mujer.


Con respecto a los temas de tus cortos y largos, parece interesante el de las mujeres y sus relaciones con los hombres…

Es interesante para mí porque no tengo que crear historias, sólo tengo que mirar lo que tengo alrededor y transformar lo que siento o lo que pienso. Siempre digo que mis temas sobre hombres y mujeres tienen que ver con que no tengo imaginación para crear historias que no existen. Soy capaz de mirar, pero mi imaginación es muy pobre, no podría hacer una historia de detectives. También tiene que ver con la experiencia. Eso no significa que es un espejo de lo que he vivido o sentido, pero debo entender de qué se trata, profundizarlo, y es más fácil si la historia es sobre mujeres. También, mirar tu vida es la inspiración más fácil.

¿Cómo sentís que fue progresando tu carrera, ahora que también dirigiste dos películas no animadas?

Considero que soy muy afortunada en mi carrera, porque siempre tengo nuevas chances de ir haciendo cosas. Para mí es muy importante poder disfrutar de mi trabajo mientras lo estoy haciendo. Cuando trabajas mucho tiempo en un mismo medio, como el del dibujo a mano para animación, te podes llegar a cansar un poco, entonces querés probar técnicas diferentes, documentales o alguna combinación. Estos nuevos pasos me traen un refresco. No me gusta repetirme, y no me gusta que mi trabajo sea siempre el mismo. Cuando me ofrecieron dirigir películas con seres humanos, eso no era algo que yo siempre había querido hacer. No es que escribía guiones tratando de convertirme en una directora de películas no animadas, pero un día vino hacia mí esta oferta y yo supe que quizás no podía hacerlo, pero que definitivamente quería probarlo. Ciertamente, creo que es algo que en algún punto buscan los animadores y los documentalistas, algo que les gustaría probar. Porque una película “de carne y hueso” recibe mucha más atención, se muestra en los cines. A veces, los animadores hacen una película que les lleva mucho tiempo hacer y después no hay muchos lugares para mostrarla. Es un poco frustrante. Pero también siempre quise probarlo como un paso siguiente para ver si era capaz o no de hacerlo.

¿Cómo cambió el mundo de la animación cuando cayó el Comunismo?

Que terminara el régimen comunista fue lo mejor que pudo haber pasado para todos nosotros, lo que necesitábamos, lo que esperábamos, lo que no podíamos creer que sucediera, pero fue lo peor que le pudo pasar a la animación. Porque hasta entonces había un Estado que apoyaba los estudios de cortos con animación. En algún punto, como recibían la plata del Estado, ellos no tenían que pensar en el mercado porque no había uno. Después las cosas cambiaron, como todo en todo el mundo. Ahora comenzamos un Comité de subsidios. El Estado da la mitad de lo que hace falta y cada uno debe conseguir la otra mitad. Creo que es más difícil, pero también pienso que es más justo.



¿Siempre te mantuviste en Praga?

Trabajo y vivo en Praga, pero estuve un tiempo en San Francisco por unos años y después volví porque me ofrecían hacer una película de “carne y hueso”. Cuando estaba en San Francisco, que es una ciudad increíble, me di cuenta de que mientras estuviera allí nunca iba a ser capaz de hacer películas por mi sola. Fui muy afortunada en trabajar como directora en un estudio, pero era solo comercial y con algunas películas para chicos. Yo siempre estaba trabajando para otro. Quizás en unos años podría haber logrado hacer un proyecto propio, pero ahí las reglas son muy diferentes. Es una sociedad en la que manda el mercado.

¿Cómo influyó en tu trabajo el avance de la tecnología?

Al principio yo me negaba a las computadoras, y les tenía miedo como muchos de los animadores que empezamos trabajando en el método tradicional. Pero afortunadamente –y también, probablemente, porque estuve en Estados Unidos- aprendí un poquito, y ahora se me hace muy difícil trabajar sin mi computadora. Yo uso el Simple Flash para animación, que es de animación 2D; no manejo el 3D y probablemente no lo aprenda. Yo siento que tengo que renovarme un poquito porque mis habilidades se frenaron un poco cuando me fui de Estados Unidos. Pero recientemente empecé a enseñar, entonces espero que a través de mis estudiantes pueda adquirir innovaciones en cuanto a las herramientas de la computadora.

¿Tenés alguna película favorita dentro de tu filmografía?

Me gusta mucho “Carnival of Animals”, que es un film que hice con mi marido. Es muy alegre, y trabajar con otro a veces lo hace muy divertido.


¿Qué estás haciendo ahora?

Ahora estoy en el proceso de crear algo nuevo, que es siempre el momento más difícil. Hay muchas cosas que me gustaría hacer, y también hago cosas chiquitas, como escribir historias con ilustraciones, y estoy pensando en cortos y trabajando en algunos guiones en live action. Esa es una etapa dolorosa en la que tengo que tener la idea y tomar decisiones. Es una parte del trabajo en la que el cerebro realmente duele. Pero es necesaria y confío que algo pasará. Mientras, hago cosas pequeñas, como pequeñas animaciones en Flash para las páginas web.

¿Te gustaría hacer otra película con seres humanos?

¡Ojalá! Porque el último lo disfruté mucho. Creo que fui la única del equipo que estaba triste cuando el rodaje terminó. Todo el mundo estaba tan cansado que decía: “¡Ya nos quedan 3 días!”. Y yo decía: “¿Sólo nos quedan 3 días? ¿Qué voy a hacer después?”. Vivís una vida diferente, y cuando se termina te quedas como huérfano.

Fuente: Bitácora 04, Diario oficial del 23 Festival de Cine de Mar del Plata

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