George Cukor y las mujeres
George Cukor fue uno de los directores estadounidenses más emblemáticos de la Época Dorada de Hollywood. Especializado sobretodo en comedias y adaptaciones literarias, acostumbraba a centrar sus películas en personajes femeninos con mucho carácter y, además, con una especial habilidad para la dirección de actores, conseguir interpretaciones maravillosas. Esto le llevó a ser denominado como el director de mujeres y, si repasamos su filmografía, es un sobrenombre que no tiene discusión. En ‘Nacida ayer‘ (‘Born yesterday’, George Cukor, 1950) fue la actriz Judy Holliday la que consiguió el papel protagonista y ofreció una actuación antológica.
En primera instancia, es necesario aludir al título de la película y a su significado, pues hace referencia a la expresión inglesa I wasn’t born yesterday, que se traduce literalmente por No nací ayer. Un encabezamiento sarcástico que deja entrever el tono y la evolución de la trama y la de su protagonista en una de las mejores comedias de la historia del cine. Este título se lo debemos al escritor y, esporádicamente director, Garson Kanin que creó esta obra de teatro estrenada en Broadway en 1946.
Los derechos de la obra fueron adquiridos por Harry Cohn, director de Columbia Pictures, quien otorgó el proyecto a George Cukor. Éste, junto con Garson Kanin, querían que Judy Holliday y Paul Douglas repitiesen los papeles que tan exitosamente habían representado en los escenarios cuatro años antes. Harry Cohn, sin embargo, tenía otros planes. Con Broderick Crawford en plantilla y su flamante Oscar por su actuación en ‘El político‘ (‘All the king’s men’, Robert Rossen, 1949), impuso al actor como mejor opción para el personaje de Harry Brock. Para el papel femenino, tenía en mente a Rita Hayworth pero el éxito de Judy Holliday con su papel secundario en ‘La costilla de Adán‘ (‘Adam’s rib’, George Cukor, 1949) y la insistencia de Cukor, le hicieron cambiar de opinión.
Esta intérprete nacida en Nueva York, igual que Cukor, merece una mención especial por lo desconocida que resulta para muchos espectadores. Tuvo una extensa carrera en teatro, con un grupo llamado ‘The Revuers’ del que también formaban parte Betty Comden y Adolph Green, guionistas de ‘Cantando bajo la lluvia‘ (Singing in the rain, Gene Kelly & Stanley Donen, 1952). Con unos comienzos algo desalentadores en el cine, sus interpretaciones en la ‘La costilla de Adán’ y luego en ‘Nacida ayer’, la elevaron al estatus de estrella.
Pese a representar, a menudo, el prototipo de rubia ingenua, poseía un coeficiente intelectual excepcional. Un rasgo que compartía con Marilyn Monroe. El enorme talento y el evidente ingenio de esta actriz se manifiestan, en todo su esplendor, en esta cinta. Como otros grandes cómicos, Judy Holliday conseguía conmover, con una combinación perfecta de gracia y ternura, de risa y emoción. Sus interpretaciones estaban trabajadas hasta el último detalle. La cadencia de los diálogos, la modulación de la voz —más aguda en esta cinta para enfatizar su ingenuidad— o los gestos, son sólo pinceladas del abanico de registros cómicos de la actriz. Una verdadera artista que, por desgracia, la caza de brujas y su muerte prematura, apartaron de la pantalla de forma precipitada.
Como curiosidad queda añadir el hecho que el papel de Lina Lamont, interpretado por Jean Hagen, en ‘Cantando bajo la lluvia’ fue un homenaje a su personaje de Billie Dawn en ‘Nacida ayer’. Escrita por Betty Comden y Adolph Green, sus compañeros en ‘The Revuers’, como he comentado antes. La estética y la voz son un calco indiscutible a su actuación en esta película de George Cukor.
El personaje de Jean Hagen en ‘Cantando bajo la lluvia’ está claramente inspirado en Judy Holliday.
Los otros intérpretes principales del film, Broderick Crawford como Harry Brock y William Holden como Paul Verral, realizan dos actuaciones también de aplauso continuo. El primero representa a un comerciante de chatarra convertido en millonario que intenta conseguir los favores de un congresista para seguir ampliando su imperio. William Holden interpreta a un periodista incisivo de principios intachables y, tal vez, algo ensimismado que pone el dedo en la llaga a través de sus artículos. La lucha entre la ignorancia y el conocimiento, entre la corrupción y la honestidad, quedan perfectamente retratadas con estos dos actores.
La labor de George Cukor como director en esta cinta, se manifiesta especialmente en el trabajo con los actores y en la sutil adaptación de un texto teatral a un formato distinto. Se modificaron diferentes aspectos de la obra para poder trasladarla a la gran pantalla, por ejemplo el escenario, la ciudad de Washington. Se usaron varias localizaciones y se rodó en sitios emblemáticos, para desplazar y dinamizar la acción. Otro rasgo distintivo del director era el realismo que imprimía a sus películas, pese a tratarse de comedias. Escenas con una fuerte carga dramática, como la de la bofetada de Broderick Crawford a Judy Holliday, son añadidas como muestra de autenticidad y con una evidente cercanía con la vida cotidiana. Escenas memorables como en la que juegan a cartas Harry y Billie o en las que se discute sobre la verdadera naturaleza del apredizaje, dejando en evidencia la pedantería de quienes pretenden imponer lo que se supone que es lo mejor, son excepcionales.
Basta comparar esta película con la versión que hizo Melanie Griffith, acompañada por Don Johnson y John Goodman, en el remake de 1993 el mismo título, para ver la sutil y demoledora diferencia entre una y otra. Directores como Woody Allen, citan esta película como una de las mejores comedias que se han filmado nunca y especialmente el papel de Judy Holliday como uno de los más extraordinarios. No podría estar más de acuerdo.
Ficha Técnica
Título original: Born Yesterday
Título en castellano: Nacida ayer
Dirección George Cukor
Producción S. Sylvan Simon
Guion Albert Mannheimer
Música Frederick Hollander
Fotografía Joseph Walker
Montaje Charles Nelson
Vestuario Jean Louis
Protagonistas
Judy Holliday
William Holden
Broderick Crawford
Howard St. John
Frank Otto
Barbara Brown
Grandon Rhodes
Claire Carleton
Larry Oliver
País Estados Unidos
Año 1950
Género Comedia romántica
Duración 103 minutos
Productora Columbia Pictures
Fuente: Blog de Cine
Julio Diz
- Julio Diz
- Nació en la ciudad de Lanús, Buenos Aires, Argentina, el 27 de junio de 1956. Desde muy pequeño concurrió al cine, descubriendo a Walt Disney en el viejo Cine Monumental de la ciudad de Bernal. Ya de grande, Román Polanski y su film, “Cul de Sac” fueron los movilizadores hacia el cine de culto. En los años ’70, estudió cine en la EDAC, (Escuela de arte cinematográfico) de la ciudad de Avellaneda. En los ’80 cursó en CECINEMA, (Centro de estudios cinematográficos) dirigido por José Santiso, y asistió al Seminario Introducción al lenguaje cinematográfico, dictado por Simón Feldman. Incursionó en el Cine de Súper 8 y 16 MM. Asociado a UNCIPAR (Unión cineistas en paso reducido), fue cofundador del Biógrafo de la Alondra. Es editor de Woody y todo lo demás, Series de antología y el presente blog. Actualmente trabaja en su primer libro, “Los tiempos del cine”.
viernes, 12 de junio de 2020
La película olvidada: Nacida ayer, de George Cukor (1950)
Etiquetas:Peliculas olvidadas
La película olvidada
Nuestras estrellas: Héctor Pellegrini, (1931-1999)
Héctor Pellegrini fue un actor de cine, teatro y televisión argentina que nació en la localidad de Quiroga (Buenos Aires), provincia de Buenos Aires, Argentina, el 6 de agosto de 1931 y falleció en Mar del Plata, provincia de Buenos Aires, Argentina, el 1 de noviembre de 1999 después de una extensa trayectoria artística.

Actividad artística

Actividad artística
Contaba que su vocación por la actuación había surgido mirando las caras de los famosos en las portadas de Radiolandia. A los 19 años llegó a Buenos Aires desde su pequeña localidad natal, para estudiar teatro, y al mismo tiempo trabajaba en un banco. Consiguió su primera participación en Mi querida Ruth, en el teatro Versalles y luego de egresar del Conservatorio Nacional, obtuvo un papel menor junto a Pedro Escudero en Los seis días. A instancias de un amigo probó suerte en la televisión, donde obtuvo algunas oportunidades, pero la vocación del actor requería del teatro y fue así que transitó varios escenarios, hasta que en 1965 integró con Daniel Cherniavsky, Beatriz Mátar, Norman Briski y Jorge Frisszon una cooperativa que estrenó Historias para ser contadas, de Osvaldo Dragún en una pequeña sala de Maipú al 400, con gran éxito de crítica y de público.
Esa obra fue el trampolín que le abrió las puertas del cine en un momento en que el séptimo arte argentino necesitaba de rostros nuevos que combinasen la ternura con la reciedumbre. Debutó en Alias Gardelito (1961) dirigido por Lautaro Murúa y siguió actuando en varias películas más, incluyendo La terraza (1963), bajo la dirección de Leopoldo Torre Nilsson. Su primer protagónico Un lugar al sol (1965) dir. Diego Minitti en pareja con María Cristina Laurenz. El rostro y la figura del actor -sonrisa tierna o patética, ojos soñadores, gestos rudos o lánguidos- hicieron que el director Rodolfo Kuhn lo eligiera para protagonizar Pajarito Gómez, de nuevo con María Cristina Laurenz, esa poética historia de un hombre simple que se convierte en un ídolo popular. Sobre su actuación en este filme comentaría el crítico King en el diario El Mundo: “está exacto en el conformismo y la impavidez con que se entrega al destino que otros le fijaron.”
Luego siguió trabajando en otros filmes tan recordados como aquel: Quebracho y La Patagonia rebelde de 1974, Camila en 1984 y Adiós Roberto en 1985. No había dejado el teatro, y se lució en obras como La Celestina, La vuelta al hogar, Caramela de Santiago, Don Elías, campeón y Billy el mentiroso.
La televisión permitió mostrar la ductilidad de Pellegrini en la representación de personajes dramáticos o humorísticos. Participó en telenovelas populares como Pobre diabla (1973) y Tu rebelde ternura (1975), programas de suspenso como la miniserie El pulpo negro (1985) y de humor como Hay que educar a papá (1981).
En 1972 se prohibió representar Regreso al hogar, de Harold Pinter, que protagonizaban Pellegrini, Sergio Renán y Julia von Grolman y desde 1974 las amenazas de la Alianza Anticomunista Argentina primero y la reticencia de los funcionarios del Proceso luego hicieron que pasara a integrar la lista negra de los artistas que en la práctica no podían trabajar. Hasta 1982 trabajó en la secretaría de cultura de la Asociación Argentina de Actores.
En 1989, al salir de un ensayo, sufrió una hemiplejia y no mucho después se trasladó a Mar del Plata, donde se radicó y se dedicó a la enseñanza en tanto luchaba por su recuperación. Afectado por un cuadro de bronconeumonía bilateral agravado por diabetes descompensada con insuficiencia renal aguda, Pellegrini fue ingresado al Hospital Español de aquella ciudad pero no pudo superar un segundo accidente cerebrovascular y falleció tres días después, el 1° de noviembre de 1999.
Filmografía
- Los amores de Kafka (1988) dir. Beda Docampo Feijóo
- La cruz invertida (1985) dir. Mario David
- Los gatos (Prostitución de alto nivel) (1985) dir. Carlos Borcosque (hijo)
- Adiós, Roberto (1985) dir. Enrique Dawi
- Camila (1984) dir. María Luisa Bemberg.... Comandante Soto
- Volver (1982) dir. David Lipszyc
- Queridas amigas (1980) dir. Carlos Orgambide
- Desde el abismo (1980) dir. Fernando Ayala
- El Fausto criollo (1979) dir. Luis Saslavsky
- Los pequeños aventureros (1977) dir. Daniel Pires Mateus
- Saverio el cruel (1977) dir. Ricardo Wullicher
- Sola (1976) dir. Raúl de la Torre
- Tú me enloqueces (1976) dir. Sandro
- Los chantas (1975) dir. José Martínez Suárez
- La película (1975) dir. José María Paolantonio
- Difunta Correa (1975) dir. Hugo Reynaldo Mattar
- La Patagonia rebelde (1974) dir. Héctor Olivera.... Capitán Arzeno
- Quebracho (1974) dir. Ricardo Wullicher
- Si se calla el cantor (1973) dir. Enrique Dawi
- Heroína (1972) dir. Raúl de la Torre
- Bajo el signo de la patria (1971) dir. René Mugica
- Los neuróticos (1971) dir. Héctor Olivera
- Paula contra la mitad más uno (1971) dir. Néstor Paternostro
- El santo de la espada (1970) dir. Leopoldo Torre Nilsson.... Eusebio Soto
- Fuiste mía un verano (1969) dir. Eduardo Calcagno
- El proyecto (1969) dir. Juan José Stagnaro
- Turismo de carretera (1968) dir. Rodolfo Kuhn
- Humo de marihuana (1968) dir. Lucas Demare .... 'Sapopo' Martínez
- Ufa con el sexo (1968) dir. Rodolfo Kuhn
- Los traidores de San Ángel (1967) dir. Leopoldo Torre Nilsson.... Voz de Maurice Evans
- Noche terrible o El ABC del amor (segundo episodio) (1967) dir. Rodolfo Kuhn
- La muchacha del cuerpo de oro (1967) dir. Diego Minitti.... Juan Carlos
- Máscaras en otoño (1966) dir. Diego Minitti
- Pajarito Gómez (1965) dir. Rodolfo Kuhn.... Pajarito Gómez
- Los tímidos visten de gris (1965) dir. Jorge Darnell
- Un lugar al sol (1965) dir. Diego Minitti
- El encuentro (1964) dir. Diego Minitti
- Sombras en el cielo (1964) dir. Juan Berend
- Aconcagua (rescate heroico) (1964) dir. Leo Fleider
- La terraza (1963) dir. Leopoldo Torre Nilsson.... Alberto
- Dar la cara (1962) dir. José A. Martínez Suárez
- La flor de Irupé (1962) dir Alberto Dubois
- Los inconstantes (1962) dir. Rodolfo Kuhn
- Alias Gardelito (1961) dir. Lautaro Murúa
Televisión
- Clave de Sol (1987) Serie .... Alberto
- Tiempo cumplido (1987) Serie .... Dr. Gutiérrez
- El pulpo negro (1985) mini-serie .... Páramo
- Coraje mamá (1985) Serie .... Gerardo
- Hay que educar a papá (1981) Serie
- Barracas al sur (1981) Serie
- Llévame contigo (1982) Serie
- Trampa para un soñador (1980) Serie .... Beto
- Tu rebelde ternura (1975) Serie .... Oscar
- Pobre diabla (1973) Serie .... Pichón
Fuente: es.wikipedia.org/wiki/Héctor_Pellegrini
Etiquetas:Peliculas olvidadas
Actores,
Nuestras estrellas
viernes, 5 de junio de 2020
Pequeños grandes films: Bagdad café, de Percy Adlon, 1987.

POR NEREA ALONSO.
Estamos viendo BAGDAD CAFÉ, una elección de Nerea Alonso, quizás, mi amiga más antigua y también, de las mejores. Nos conocemos (y queremos) desde preescolar ¡Casi nada!. La mentira no existe entre nosotras y no porque no queramos. Es imposible. Nos tenemos demasiado caladas y cualquier gesto, de una o de otra, basta para saber qué estamos pensando. Transparencia impuesta, más bien.
La mujer alemana pone fin al altercado, cogiendo su maleta y cortando por lo sano. Su marido se larga en el coche dejando caer un termo de café en la carretera y ella, sola, emprende un nuevo camino vagando por aquel desierto ubicado entre el sur de Nevada y el noroeste de Arizona.
La mujer alemana pone fin al altercado, cogiendo su maleta y cortando por lo sano. Su marido se larga en el coche dejando caer un termo de café en la carretera y ella, sola, emprende un nuevo camino vagando por aquel desierto ubicado entre el sur de Nevada y el noroeste de Arizona.

Nerea toma un café con leche, yo lo bebo solo y las dos fumamos. Ella, Pueblo, de liar, y yo Camel, como siempre. Me alegro de no haber visto la película antes porque así hay más emoción. Desde que éramos pequeñas nos pasan las mismas cosas. En el cine, por ejemplo, si ella ha visto la peli y yo no, se suele hacer la interesante y cuando yo, por fin, me atrevo a preguntarle, porque siento un ansiedad horrorosa y necesito saber qué pasa, me mira con cara de póker y se calla como una puta. ¡No suelta prenda jamás!.

Al final del paseo, la alemana llega al Bagdad Café, un truck stop que, en USA, viene a ser lo que en Europa llamamos área de servicio aunque, eso sí, incluye algunos extras. Un lugar donde aparcan los camiones, una gasolinera, un motel de carretera, cutre y sucio, regentado por un matrimonio negro que también riñe. Él, tranquilo, despistado y bonachón. Ella, la esposa, se llama Brenda y tiene una mala leche alucinante. No sabe sonreír.
Nerea me avisa: “aquí empieza la película”.
La alemana se llama Jasmín y cuando entra en el motel, el marido de Brenda sale. Su esposa le ha pedido que se marche y no vuelva jamás. Está harta de él, de hacer todo sola, de tener tantas responsabilidades y pedirle, una vez tras otra, que vaya al pueblo a recoger la nueva máquina de café: “¿Qué demonios es un café que no sirve café?”.
Lo mejor de la película es, sin duda, la banda sonora. ¡Buenísima! El tema central es de Jevetta Steele y se titula ‘Calling you’. Es jazz, suave, sensible y con una elegante voz femenina que dibuja sentimientos de desesperanza con un pincel de terciopelo. Fue la sintonía del programa de mi padre en Radio Salobreña, ‘Martes de Jazz’, durante unos cuantos años.
Seguimos tomando café y fumando cigarrillos. A veces, paramos la película para comentar algunos aspectos. Nerea, que se dedica a la imagen, fija y en movimiento, hace reflexiones más técnicas. A las dos nos llama la atención el color. Todo el largometraje está teñido de tonos sepia con toques verdosos ¿Será un intento de simbolizar la esperanza?

La verdad es que, puestos a interpretar, podemos rizar el rizo…
Aprovecho las pausas para hacer alguna foto de la pantalla. Hay planos que merece la pena capturar.
Bagdad Café es una película alemana, del año 1987, por aquel entonces, Nerea y yo sólo teníamos dos años. Cuando caemos en la cuenta, no podemos evitar recordar algunas anécdotas de nuestra infancia. Las dos vivimos en el Casco Antiguo de Salobreña (Granada), un lugar cuyo acceso obliga a subir unas cuantas cuestas y algunas de ellas, bastante empinadas. Aquellos maravillosos años de colegio, aquellas mochilas cargadísimas de libros que pesaban como si fueran llenas de ladrillos, aquellas partidas de quema en el C.P. Mayor Zaragoza y los miles de momentos, con disfraces incluidos, que compartíamos con nuestra queridísima amiga Rocío Galiana, ¡Éramos un trío inseparable! Pero, basta de nostalgia. Intentaré convencer a Ro para que también colabore en esta sección. ¡Hace demasiado tiempo que no vemos una película juntas!
Volvemos a Bagdad Café. Es lenta ¡Muy lenta! Pero tiene un buen mensaje. Es increíble cómo una situación tan adversa puede acabar siendo amable. De hecho, creo que se trata de una lentitud premeditada. Seguimos interpretando. Aquel truck stop, en medio del desierto, es un sitio donde nunca pasa nada. Monótono y aburrido, hasta que llega Jasmín, claro. La alemana y su magia…

El motel regentado por la rancia Brenda, rara vez acoge a huéspedes de una sola noche. Tiene clientes fijos que prácticamente, viven allí. Un viejo decorador de Hollywood que ahora pinta cuadros horribles y se empeña en retratar a Jasmín. -No voy a destripar la peli pero, por favor, si la veis, pensad de mí y en este apunte: me encanta la relación que nace entre ambos– Una joven y guapa tatuadora que además, se saca una pasta extra con el oficio más antiguo del mundo, el hijo de Brenda, Salomón, un muchacho que tiene un bebé y sólo vibra tocando el piano, su hermana, una chica moderna y ‘sueltecilla’ que tiene más cara que espalda y jamás ayuda a su madre en el negocio familiar y además de ellos, al principio, hay poca gente más.
Los camioneros que hacen uso del parking del Bagdad Café no usan el motel. Si dan alguna cabezada, lo hacen en el interior de sus propios vehículos. El dinero lo gastan en café, gasolina y algún polvo rápido con la tatuadora, una ‘personaja’ que odia la armonía.
California: Bagdad Café, un lugar para la nostalgia
Es el bar donde se filmó la película de los 80 que evoca tantos recuerdos.
Este sitio tiene magia. Mucha magia. Con sólo entreabrir la
puerta, un soul maravilloso y ronco que parece salir de la vieja
rocola arrumbada en un rincón, acaricia los oídos. Es temprano y el
lugar huele a café. El sol se cuela por las ventanas y aterriza
impertinente sobre la barra y las mesas. El espacio es real, de
carne y hueso. Pero hay algo casi sobrenatural que impregna el
ambiente y es el inconfundible sabor de la nostalgia. Es Bagdad
Café, el punto exacto en medio del desierto de Mojave donde se
filmó la película estrenada en 1988 y premiada en Europa.
Bagdad Café está sobre la Ruta
66, en Newberry Springs, California. Aquí se rodó el filme de Percy Adlon, protagonizado por la alemana Marianne Sagebrecht y los estadounidenses Jack Palance y CCH Pounder, que fue un éxito del cine independiente de los 80. En este preciso momento parece asomarse Jasmin, esa turista germana regordeta que abandona a su marido en medio de la ruta desolada y llega caminando con su valija, su desubicado trajecito gris y sombrero con pluma a este lugar, administrado por Brenda, una mujer de raza negra, y habitado por una galería de personajes tan raros como adorables.
En un principio las mujeres se recelan, son tan distintas que casi
se detestan. Hay un choque de personalidades y culturas que se va
apaciguando hasta que logran una relación entrañable. En el medio,
un pintor -el curtido Jack Palance- muere de amor por Jasmin y
quiere retratarla. Al final, la alemana logra cambiar el lugar y las
vidas de los personajes -también la propia- y Bagdad Café pasa de
ser un rincón de mala muerte a uno de los sitios más alegres
y concurridos de la zona.
Este sitio tiene magia. Mucha magia. Con sólo entreabrir la
puerta, un soul maravilloso y ronco que parece salir de la vieja
rocola arrumbada en un rincón, acaricia los oídos. Es temprano y el
lugar huele a café. El sol se cuela por las ventanas y aterriza
impertinente sobre la barra y las mesas. El espacio es real, de
carne y hueso. Pero hay algo casi sobrenatural que impregna el
ambiente y es el inconfundible sabor de la nostalgia. Es Bagdad
Café, el punto exacto en medio del desierto de Mojave donde se
filmó la película estrenada en 1988 y premiada en Europa.
66, en Newberry Springs, California. Aquí se rodó el filme de Percy Adlon, protagonizado por la alemana Marianne Sagebrecht y los estadounidenses Jack Palance y CCH Pounder, que fue un éxito del cine independiente de los 80. En este preciso momento parece asomarse Jasmin, esa turista germana regordeta que abandona a su marido en medio de la ruta desolada y llega caminando con su valija, su desubicado trajecito gris y sombrero con pluma a este lugar, administrado por Brenda, una mujer de raza negra, y habitado por una galería de personajes tan raros como adorables.
En un principio las mujeres se recelan, son tan distintas que casi
se detestan. Hay un choque de personalidades y culturas que se va
apaciguando hasta que logran una relación entrañable. En el medio,
un pintor -el curtido Jack Palance- muere de amor por Jasmin y
quiere retratarla. Al final, la alemana logra cambiar el lugar y las
vidas de los personajes -también la propia- y Bagdad Café pasa de
ser un rincón de mala muerte a uno de los sitios más alegres
y concurridos de la zona.
Parece una deliciosa foto instantánea en el desierto, embebida de la sensual cadencia de I´m calling you, de Jevetta Steele. Aquí está la ruta, el motel desvencijado de los 50 -un cartel descolorido anuncia que hay ¡TV gratis!- y el mítico café. También el inmenso tanque de agua y el carromato plateado donde dormía Palance durante la filmación.
Adentro, es modesto: una barra con asientos altos, algunas mesas, una vieja rocola, un piano y miles de papelitos clavados en la pared, donde los turistas dejan algunos mensajes.
La dueña se llama Andrea Pruett y cuenta que el café fue construido hace más de 50 años y que se llamaba Sidewinder. En 1987 fue elegido para rodar la película.
"Vivimos en Los Angeles casi 23 años y, junto con mi marido, compramos por aquí un lugar para criar avestruces. Un día paramos en el café a comer y la dueña dijo que quería venderlo. Nosotros no sabíamos de la película en ese momento porque no era muy conocida en EE.UU.", dice Andrea, detrás del mostrador.
Pero su hijo, actor, les hizo ver el filme y les dijo: "Tienen que comprarlo". Trato hecho. "Yo no quería hacerme cargo de un restaurante", recuerda Andrea. El cocinero y un ayudante que había entonces apostaban: "No va a durar ni 6 meses". Pero ella se puso el lugar al hombro.
Le cambió el nombre por Bagdad Café y comenzaron a llegar turistas de todo el mundo, especialmente de Francia. "El 75% de mis clientes habla francés", dice Andrea, y recuerda que la película fue un éxito en Europa y obtuvo el premio César de ese país al mejor filme extranjero.
Pocos estadounidenses recalan aquí. Como la mayoría es extranjera, no extraña que el candidato favorito entre la clientela para las elecciones del martes sea Barack Obama, el preferido en el exterior, según las encuestas. Los franceses "aman a Obama y también a Hillary Clinton", señala Andrea y agrega que "muchos están desilusionados porque ella no está en la fórmula".
El negocio, a contrapelo de lo que sucede en el resto del país, marcha al ritmo de las relaciones internacionales. La dueña cuenta que cuando EE.UU. envió las tropas a Irak, "aquí los estadounidenses estaban contentos, pero la decisión nos afectó en el mundo". Y agrega que entonces las cuentas no le cerraban porque "los franceses no querían venir para acá".
Ahora, dice Andrea, "la gente está llorando en el país por la economía, pero éste es un buen año para mí porque llegan muchos turistas". 'Obama o McCain? "Voy a votar a Obama", señala. "Será un comienzo nuevo y fresco. También tiene una mente abierta para escuchar a todos".
Acostumbrada al contacto con gente de todo el mundo, la dueña también dice tener hoy la mente abierta. Andrea ha sufrido mucho y su pequeño mundo de café y hamburguesas la ayudó a salir del pozo. "Perdí a mi hijo, en febrero de 2002, y mi marido murió dos meses después. Por eso estuve en el fondo. Pero por Bagdad Café me mantuve viva".
Como Jasmin en la película, Andrea llegó al desierto con otras intenciones que no eran precisamente las de recalar en un restaurante. Pero a ella también este lugar le cambió la vida. Le cambió el alma. Para ella, la 66 es la madre de todas las rutas y Bagdad Café, el centro del universo.
http:clarin.com/diario/2008/11/01/um/m-01793635.htm
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Peliculas,
Pequeños grandes films
Tintin y otra aventura.
The Adventures of Tintin. Steven Spielberg. Estados Unidos-Nueva Zelanda, 2011
Por Joaquín Juan Penalva

Además, el film se ha estrenado primero en Europa y todavía tardará un par de meses en llegar a Estados Unidos, donde el personaje de Tintín no es demasiado conocido. No es, por supuesto, la primera vez que la creación de Hergé llega a la gran pantalla o a la televisión, bien en imagen real o animada, pero sí la primera producción de gran envergadura sobre el personaje. La génesis de Las aventuras de Tintín se remonta a 1981, año de estreno de En busca del Arca Perdida (Raiders of the Lost Ark), uno de los mayores éxitos de Steven Spielberg. En Francia, la crítica especializada no tardó demasiado en encontrar similitudes entre el arqueólogo Indiana Jones y Tintín, un joven reportero belga que recorría el mundo en busca de noticias que él mismo protagonizaba. Spielberg se sorprendió, pues no conocía al personaje, pero, en cuanto tuvo acceso a los álbumes de Hergé, no solo descubrió parecidos razonables, sino que llegó a hablar con Hergé por teléfono, y este le mostró su admiración por el Dr. Jones y su deseo de que fuera el propio Spielberg quien llevara a la gran pantalla a Tintín.




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