Julio Diz

Nació en la ciudad de Lanús, Buenos Aires, Argentina, el 27 de junio de 1956. Desde muy pequeño concurrió al cine, descubriendo a Walt Disney en el viejo Cine Monumental de la ciudad de Bernal. Ya de grande, Román Polanski y su film, “Cul de Sac” fueron los movilizadores hacia el cine de culto. En los años ’70, estudió cine en la EDAC, (Escuela de arte cinematográfico) de la ciudad de Avellaneda. En los ’80 cursó en CECINEMA, (Centro de estudios cinematográficos) dirigido por José Santiso, y asistió al Seminario Introducción al lenguaje cinematográfico, dictado por Simón Feldman. Incursionó en el Cine de Súper 8 y 16 MM. Asociado a UNCIPAR (Unión cineistas en paso reducido), fue cofundador del Biógrafo de la Alondra. Es editor de Woody y todo lo demás, Series de antología y el presente blog. Actualmente trabaja en su primer libro, “Los tiempos del cine”.

viernes, 10 de abril de 2015

¡Robots en el cine!: R2D2 (Arturito) y C3PO.



Si me dan a elegir entre C3PO y su pequeño acompañante, me quedo con el segundo —ojo, sin desmerecer al primero— por el carisma arrollador y lo entrañable que resulta, más impresionante aún cuando dichas características se consiguen con simples giros de su cabeza y ruiditos que todo el mundo ha intentado imitar más de una vez. Su periplo al lado de Luke Skywalker en ‘El imperio contraataca’ (‘The Empire Strikes Back, Irvin Kershner, 1980) para conocer a Yoda es uno de los momentos más queridos por el público de toda la saga galáctica.

Como el gordo y el flaco, la sal y la pimienta, o un plato alpujarreño y los ardores de estomago posteriores, la existencia de C3PO no se entiende sin R2D2 (o Arturito como lo llaman en latinoamérica) y viceversa. Son un dúo artístico. Son los Don Quijote y Sancho Panza de la galaxia que cobraron vida a finales de los años 70 de la mano de George Lucas y el episodio IV de la saga Star Wars.




Las dos criaturas son perfectamente complementarias. Uno, C3PO, es un androide de protocolo cuya principal misión es servir e interactuar con seres vivos pensantes, androides y máquinas, para lo que es capaz de comunicar en más de 6 millones de formas distintas. Debido a su función principal se trata de un robot miedoso y cobarde, y además está pintado de un color dorado horrible. El otro, R2D2, es un droide astromecánico, y como tal sus tareas primarias son la astronavegación y el mantenimiento/reparación de naves. R2D2 es intrépido y capaz, es diminuto (sólo mide 96 centímetros) y se comunica mediante una serie de pitidos agudos. 





Sin embargo, pese a sus diferencias, C3PO y R2D2 contemplan los disparates ilógicos de los humanos, en especial la relación entre la Princesa Leia y Han Solo, con un dignidad insolente. No le falta razón al pobre C3PO cuando afirma, en una de las escenas de la serie, que él a veces no comprende el comportamiento humano. Más razón que un santo, y eso si haber visto los disparates que ahora somos capaces de hacer en nuestra era. Si lo viera su modulo de protocolo de antipatía se sobrecargaría y nos gritara aquello de...MUERAN, PERROS HUMANOS, aunque acto seguido se disculparía y reflexionaría sobre el mal uso que un androide de protocolo habría hecho de las palabras.


Extraído de http://robotsencullar.blogspot.com.ar/

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