Julio Diz

Nació en la ciudad de Lanús, Buenos Aires, Argentina, el 27 de junio de 1956. Desde muy pequeño concurrió al cine, descubriendo a Walt Disney en el viejo Cine Monumental de la ciudad de Bernal. Ya de grande, Román Polanski y su film, “Cul de Sac” fueron los movilizadores hacia el cine de culto. En los años ’70, estudió cine en la EDAC, (Escuela de arte cinematográfico) de la ciudad de Avellaneda. En los ’80 cursó en CECINEMA, (Centro de estudios cinematográficos) dirigido por José Santiso, y asistió al Seminario Introducción al lenguaje cinematográfico, dictado por Simón Feldman. Incursionó en el Cine de Súper 8 y 16 MM. Asociado a UNCIPAR (Unión cineistas en paso reducido), fue cofundador del Biógrafo de la Alondra. Es editor de Woody y todo lo demás, Series de antología y el presente blog. Actualmente trabaja en su primer libro, “Los tiempos del cine”.

martes, 28 de noviembre de 2017

Viviendo el 32 Festival de cine de Mar del Plata.

«EL CINE ME SALVÓ LA VIDA»

En la sala Dauphine del Gran Hotel Provincial, el director francés cautivó el corazón de todo el público presente y analizó el rol del cine en su historia personal, su ética como realizador y sus 60 años de carrera. Con un auditorio repleto, Lelouch demostró por qué sigue siendo una de las leyendas del cine mundial y un maestro con muchísimas lecciones para enseñar.

Con una retrospectiva de tres títulos bajo el brazo, y un largometraje recién terminado -la maravillosa Chacun sa vie- el director Claude Lelouch arribó a la 32° Edición y brindó la primera de las Charlas con Maestros, del tradicional ciclo del Festival. Presentado por el periodista Pablo de Vita, la pasión y el talento de Lelouch se expresaron a lo largo de toda la conversación, que se inició con sus razones sobre su amor cinematográfico.

“El cine es la gran historia de mi vida”, expresó. “Mi madre me escondía en las salas de cine, escapando de la Gestapo. El cine me salvó la vida”, confesó a sus fanáticos y seguidores. El anhelo por querer iniciar sus experimentaciones artísticas lo hicieron enfrentar el fracaso en el mundo escolar. Lelouch estaba decidido, y su familia lo intuía. “Me escapaba de las clases para ir al cine. Mi padre dijo: 'Si fracasa, le compraré una cámara. A ver cómo le va con eso'. Hice todo lo posible para que me vaya mal”


Así fue que, después de un primer viaje decepcionante a Estados Unidos en busca de imágenes, terminó en la Unión Soviética sin dinero en los bolsillos, pero con la bendita cámara en la mano. Ese periplo lo llevó hasta las puertas de un estudio de filmación donde el soviético Mijail Kalatozov rodaba Pasaron las grullas, que se convirtió en su película de formación. Y su vida cambiaría para siempre.

Amante de la verdad y de la improvisación, Lelouch alentó a las jóvenes generaciones a actuar con libertad, ya que es allí “donde radica el perfume de la verdad”. Los sucesos del Mayo Francés modificaron su modo de ver y pensar el cine, y fue así que se permitió otros modos de encarar el trabajo de puesta en escena. “Yo no sabía cómo iba a terminar Un hombre y una mujer, lo fui sabiendo cuando la filmaba. Así es la vida, ese es el actor invisible”, comentó. Y, en honor a su metodología de lo espontáneo, agregó: “El azar es la persona que me ha dado los mejores consejos. Me condujo por esos lugares donde mi inteligencia tenía miedo de ir”.

Con 60 años de carrera y más de 47 películas en su haber, Lelouch es una marca indeleble en el cine francés. Su presencia en esta edición fue festejada por un público cautivado no sólo por su pura cinefilia sino por su calidez y su honestidad. Sus recuerdos sobre su primer premio en la historia de su vida -para Una chica y los fusiles, obtenido, ni más ni menos, que en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata en 1965- cargaron de emoción a todos los presentes. “Yo era un director joven, desconocido, tenía 25 años. 50 años más tarde, aquí me tienen de nuevo, para recordar ese premio que me hizo tan feliz”.
Ezequiel Vega



Fuente: Newsletter del 32 Festival Internacional de cine de Mar del Plata.

James Dean y su mítico Porsche.


El mito del Porsche 550 Spyder de James Dean: por qué es famoso el Little Bastard
James Dean murió al volante de su Porsche en un accidente callejero; el Pequeño Bastardo, como lo llamaba el actor, cobró fama por acarrear ésa y otras desgracias posteriores. ¿Estaba maldito o todo fue una fábula?

Por Pablo Vignone





Dos décadas antes de ser investido por George Lucas con la sabiduría de Obi-Wan Kenobi en Star Wars, Sir Alec Guinness ya demostraba que la Fuerza estaba con él dándole dotes de visionario. "Este auto parece siniestro; me temo que si lo conduces vas a estar muerto en una semana", exclamó el actor británico al observar el reluciente Porsche 550 Spyder que más tarde sería bautizado como el Pequeño bastardo. El destinatario de la profecía era un joven colega, propietario de la máquina, a la que pretendía acelerar hasta las 150 millas por hora. El episodio ocurrió en la puerta del restaurante Villa Capri, en Hollywood.

Seis días más tarde, el 30 de septiembre de 1955, el Porsche era una retorcida masa de acero y su temerario dueño estaba muerto.
Ya es una cursilería afirmar que el joven James Byron Dean (1931, Marion, Indiana) murió tan rápido como vivió. Solo dejó tres películas (Al este del paraíso, Gigante y Rebelde sin causa) y sólo corrió tres carreras, entre marzo y mayo de ese año. Iba camino a disputar la cuarta cuando sufrió el accidente en el que perdió la vida. La historia de ese vehículo sigue sumergida en la controversia.

El Porsche 550 Spyder gris, chasis N° 0055, motor de 4 cilindros y 110 HP N° 90-059, caja de velocidades de 4 marchas N° 10-046, había sido entregado al agente de la marca en California, Johnny Von Neumann, en julio de 1955. Y no era el auto que Dean pretendía para seguir su carrera.
El actor había conducido su Porsche Speedster de 1500 cc en Palm Springs (ganó una serie a 6 vueltas y fue 3° en la final), en Bakersfield (3° en la serie, 9° en la final) y en Santa Bárbara (abandonó por problemas con un pistón). Dejó de competir por un tiempo por decisión de la Warner Brothers, que lo tenía contratado, mientras filmaba sus últimas dos películas. Pero quería algo más potente para su reaparición en las carreras de autos sport para aspirantes a pilotos profesionales, que eran furor en los aeródromos de California. El coche ideal para ese sueño no era un Porsche, sino un Lotus.

El Lotus IX, producido en Hornsey, al norte de Londres, por la incipiente compañía de Anthony Colin Bruce Chapman -quien manejó uno de ellos en las trágicas 24 Horas de Le Mans de 1955- era sumamente exitoso en las carreras del Sports Car Club of America (SCCA), de manera que Dean encargó uno al importador, Jay Chamberlain.

Pero Chapman ya había comenzado a producir el Lotus X, del que solo se fabricaron 6 ejemplares, y fue uno de ellos el que compró el actor, sin motor ni caja, porque planeaba colocarle un impulsor Offenhauser y una caja MG. Pero, la llegada del coche inglés a California, prevista para junio, se demoró para septiembre, de manera que Dean cambió sus planes y adquirió el 550 Spyder.
Una versión asegura que el envío desde Inglaterra arribó después del accidente mortal; otra, que llegó antes, pero que no había tiempo de colocarle motor y caja para competir. El Lotus pasó de mano en mano, corrió entre 1956 y 1962, y volvió al Reino Unido en 1979. Su actual propietario, Peter Morley, lo hizo restaurar por el especialista Mike Brotherwood: este año lo completará con un motor Offenhauser y una caja MG como quería Dean. Los Lotus X cuestan hoy unos 250 mil euros; este ejemplar podría alcanzar el millón.

El Little Bastard

Dean entregó su Porsche 356A cotidiano como parte de pago del 550 Spyder, que recibió el 21 de septiembre. Lo bautizó Little Bastard, que era como a él lo apodaba su amigo Bill Hickman, un famoso doble de Hollywood (dobló a Steve McQueen en las fascinantes persecuciones automovilísticas del film Bullit en 1968) y se anotó en la carrera del 1° de octubre en el aeropuerto de Salinas. Había elegido el número 130 para competir.
Su nuevo dueño planeaba transportarlo a la carrera a bordo de un tráiler remolcado con una rural Ford, pero al cabo eligió ir ablandándolo desde Los Ángeles hasta Salinas, acompañado por su mecánico, Rolf Wütherich, alemán como Von Neumann. Wütherich trabajaba para Porsche desde 1950 y la firma lo había enviado a asistir al concesionario californiano. Hickman viajaba detrás conduciendo la rural con el tráiler vacío.

El accidente se produjo el 30 de septiembre a las 17.45, en el desolado cruce de las carreteras 466 y 41, cerca del pueblito de Cholame, cuando el plateado Porsche, bañado por los rayos del sol poniente, se volvió invisible. "Nunca lo ví venir; sólo lo ví cuando ya era demasiado tarde", declaró Donald Turnupseed, el conductor del Ford Custom Tudor modelo 1950 que lo embistió en la trompa. El Porsche nunca frenó: se calculó que viajaba a 90 mph (casi 145 km/h), aunque un documental del Channel 5 inglés de 2005 argumentó que la velocidad en el momento del impacto era de 70 mph (unos 112 km/h); el Ford frenó a lo largo de los últimos 30 metros antes de la colisión.

"Destinos fatales Aunque no estaban vinculados de manera alguna al 550 Spyder, no deja de ser curioso que los coprotagonistas de Dean en Rebelde sin causa, que terminó de filmarse justo antes del accidente"
Dean murió a bordo de la ambulancia que lo trasladaba a un hospital, con el cuello roto y severas contusiones en el pecho, consecuencia del impacto con el volante. Tenía 24 años. Su mecánico fue arrojado del auto y acabó con tremendas heridas en el rostro, que durante meses le impidieron hablar. Salvó su pie izquierdo de la amputación gracias a la gestión de Von Neumann, quien lo trasladó a una clínica en Los Ángeles para que lo atendiera un especialista alemán.

No contó su versión del accidente sino hasta muchos años más tarde, para Christophorus, el house-organ de Porsche: "Jimmy no estaba manejando especialmente rápido, al motor había que ablandarlo, el velocímetro oscilaba entre 60 y 100 mph. Yo me sentía muy seguro con él", relató. Turnupseed resultó ileso.
La muerte de Dean conmocionó a la industria del cine; el estreno de Rebelde sin causa, a fines de octubre de 1955, convirtió a su desaparecido protagonista en un ícono americano, eternamente joven. También perdura la historia de los restos del 550 Spyder, el Pequeño Bastardo: según la leyenda, todo aquel que tomaba contacto con ellos era alcanzado por la desgracia. Sin embargo, eso también forma parte del mito.

Verdad o consecuencia

La fábula sobre la maldición se originó en un libro de 1974, Cars of stars (Los autos de las estrellas) publicado por el carrocero californiano George Barris, creador del fantástico Batimóvil de la serie Batman de 1966. En el libro asegura haber comprado los restos del auto siniestrado por US$ 2500 y consigna la siguiente cadena de infortunios:

Al descargarlos en el taller de Barris, los restos cayeron sobre un operario que los maniobraba para bajarlos del tráiler y le quebraron las dos piernas.

Barris vendió piezas de suspensión al doctor Troy McHenry, quien las montó sobre su propio auto. En una carrera en Pomona, en octubre de 1956, McHenry se salió de la pista y chocó contra un árbol. Murió a causa de las heridas.

Un cirujano de Burbank, Williams Eschrich, compró el motor (N° 90-059) y el diferencial, los puso en su Lotus IX, fue a competir a esa misma carrera de Pomona y sufrió un accidente que le provocó heridas graves y acabó con su carrera deportiva.

Un joven que quiso robar el volante del 550 Spyder en el taller de Barris, resbaló y se abrió un brazo con una punta de metal de los restos.

Barris vendió dos de las gomas a un cliente del taller, que las colocó en su automóvil. Una semana más tarde, las dos cubiertas estallaron simultáneamente generando una nueva colisión.

Alarmado por la sucesión de acontecimientos negativos, Barris donó los restos a los CHiPs, la patrulla de caminos de California, para que fueran usados en programas de concientización sobre seguridad vial. La chatarra quedó en custodia en un almacén en Fresno que, como parece no podía ser de otra forma, se prendió fuego. Se quemaron muchos coches, pero los restos del auto no sufrieron grandes daños. Los CHiPs los devolvieron con consecuencias funestas.

Eran transportados en una plancha de regreso al taller cuando, tras un choque, el chofer fue despedido y lo que quedaba del Pequeño Bastardo cayó sobre el infortunado poseedor y lo mató.

En 1960, los restos fueron llevados a una exhibición a Miami, pero acabaron siendo robados del tren en el que regresaban a California.

Hasta aquí, las versiones de Barris. Pero fue Eschrich quien realmente compró los restos. Usó el motor para su Lotus (al que rebautizó como Potus) y en esa carrera de Pomona sólo se despistó cuando era perseguido por Ritchie Ginther (luego piloto de Ferrari y Honda en F 1), sin herirse, aunque con el auto roto ya no volvió a competir.

Fue Eschrich quien cedió piezas de suspensión a McHenry. El auto siniestrado en Pomona, por problemas en la dirección, fue luego adquirido por Barris, quien lo presentó más tarde como el 550 de Dean, tras agregarle las únicas piezas originales que había conseguido: la cubierta trasera del coche y la puerta del pasajero. Esa versión falsa fue la que desapareció en 1960 de regreso a California.
Donald Turnupseed murió de cáncer en 1995. Sobrellevó durante 40 años la carga del accidente, en el que no había tenido oficialmente responsabilidad alguna, sin hablar del caso por miedo a la venganza de un alterado admirador de Dean.

"Un pura sangre de carrera. Producido en Zuffenhausen, el suburbio de Stuttgart donde Porsche fabricaba sus autos desde 1949, el 550 Spyder costaba 6800 dólares en 1955 y era un auténtico pura sangre"
Wütherich jamás se recuperó del accidente. Tras un año internado, retornó a Alemania en 1959, inestable y deprimido. Se hizo navegante de rallies (fue 2° en el de Montecarlo de 1965 con Eugen Bohringer) pero se enemistaba a menudo con sus superiores en Porsche. Sus cuatro matrimonios fallaron, el último de forma dramática tras acuchillar a su mujer. Acabó en un psiquiátrico. Dejó Porsche en 1968 y se mató al volante de un Honda Civic tras estrellarse a alta velocidad contra una pared, en 1981, a 26 años del accidente en Cholame. No se había colocado el cinturón de seguridad.

¿Y qué hay de la chatarra del Pequeño Bastardo? En 2005, a 60 años del accidente, el Museo del Automóvil de Volo (Illinois) ofreció una recompensa de un millón de dólares por los restos, a condición de que una inspección de Barris los declarase auténticos. Al poco tiempo, recibieron una misteriosa llamada de un hombre que dijo que a los 6 años había visto cómo su padre y otros hombres depositaban la chatarra detrás de una pared falsa en un edificio del condado de Whatcom, en el estado de Washington. Pero se negó a dar más pistas hasta firmar un acuerdo por la recompensa y nunca más se supo del tema.
Lo cierto es que el motor del 550 Spyder continúa en poder de Tyler Eschrich, el hijo del doctor, en California; Barris aseguró haber restaurado la puerta del pasajero; murió en 2015. Pero la mayor parte de los restos del auto fueron entregados por Eschrich a un desarmadero en San Fernando, otro suburbio de Los Ángeles, de donde Barris recuperó las dos piezas originales. Fue ahí que se esfumaron. Sin echar maldición alguna.


Fuente: www.lanacion.com.ar/2029866-el-mito-del-porsche-550-spyder-de-james-dean-por-que-es-famoso-el-little-bastard

miércoles, 15 de noviembre de 2017

Nuestras estrellas: Susana Campos, (1934-2004).



Susana Campos (nació en Buenos AiresArgentina; el 31 de agosto de 1934 - falleció el 16 de octubre de 2004) fue una relevante actriz de teatro, cine y televisión argentina cuya carrera se extendió a otros países de Hispanoamérica.



Sus inicios

Desde muy joven demostró su vocación por la actuación. Tuvo su primera oportunidad, según algunos registros, en 1946 con Tres millones... y el amor, de Luis Bayón Herrera. Otros investigadores establecen que su carrera se inició en 1947, cuando fue seleccionada junto a otras muchachas, entre ellas Analía Gadé, en un concurso para acompañar a María Duval en La serpiente de cascabel, de Carlos Schlieper​ y otros ubican a la joven actriz en una película anterior, Mi novia es un fantasma, de Francisco Mugica.

Su trabajo en el cine


Susana Campos, Año 1980.
Luego siguieron otros papeles, pero en su vida profesional hubo tres directores que iban a enriquecer su veta dramática: Leopoldo Torre Nilsson, en Graciela (1956); Mario Soffici, en Rosaura a las diez (1958), y René Mugica, en Hombre de la esquina rosada (1962), donde interpreta a La Lujanera. Su ductilidad como actriz y algo mucho más importante: la sobriedad con que podía componer sin caer en excesos era asombrosa. Basta ver la excelente Rosaura a las diez (1958), en la que, a las órdenes de Mario Soffici, interpretaba a una ambigua y misteriosa muchacha, exquisita en el sueño de su autor, vulgar y repugnante en la realidad, que se convierte en el eje central de una pensión familiar, varios de cuyos habitantes fueron interpretados por republicanos españoles exiliados.
En los años sesenta viajó a España, donde filmó varias películas, como Mi calle de Edgar Neville. La actriz solía aparecer en el cine teñida de rubia, lo que no gustaba a José Luis Borau, que la admiraba por su belleza serena y limpia tanto como por su talento. Al elegirla para protagonizar Crimen de doble filo (1964) logró convencerla de que luciera su color natural, algo de lo que se siente orgulloso. «Era una mujer muy inteligente —recuerda— siempre sabía por dónde ibas en cuanto abrías la boca».​ Otras actuaciones recordadas fueron en Del brazo y por la calle (1966), Los muchachos de antes no usaban gomina (1969), El día que me quieras (1969), con Hugo del Carril, Los chicos crecen (1976) y Los viernes de la eternidad (1980).




Actuación en teatro y televisión

Subió al escenario teatral de la mano de Enrique Santos Discépolo, en Blum; luego sería el turno de La muerte de un viajante, de Arthur Miller, y Culpable, junto a Narciso Ibáñez Menta; Diálogo de Carmelitas, para luego continuar con Poker de amor (1969), ¿Quién soy yo...? (1970), de Luca, y Pato a la naranja (1973). En 1974, junto a quien era su marido, Rudy Carrié, alquiló el teatro Colonial, y puso Pijama de seda, de Arthur Long, que luego llevó a Madrid. También tuvo el protagonismo en Muchas felicidades (1980), de Sergio Jockymann y El farsante (1976), de Richard Nash. Hizo asimismo varias temporadas junto a Alberto Closas. En 2004, Carlos Furnaro la convocó para interpretar una pieza de su autoría, Afectos compartidos, dirigida por Lía Jelín, pero fue un proyecto que no pudo concretar. De su trabajo teatral resulta inolvidable la exitosa obra Brujas, que coprotagonizó con Nora Cárpena, Moria Casán, Thelma Biral y Graciela Dufau, que en los últimos tiempos le ayudaban en el escenario para moverse y superar sus limitaciones oculares producidas por la enfermedad que finalmente ocasionó su muerte.
En 1966 trabajó en el programa Galería Polyana que con buena repercusión se transmitió entre mayo y octubre por Canal 9 de lunes a viernes con libros de la autora teatral Clara Giol Bressan y un elenco que incluía a Virginia Lago, Fanny Navarro, Enzo Viena, Ricardo Passano, Patricia Shaw, Aída Luz, María José Demare, Nelly Darén y Gloria Raines.También trabajó en otros ciclos como El hombre que volvió de la muerteEstación RetiroLo mejor de nuestra vida, nuestros hijosProfesión ama de casaJorchuLibertad condicionadaDulce AnaLos ángeles no lloranMilady y últimamente grabó El deseo, en una elogiada actuación interpretando a una mujer que sufría de arterioesclerosis y que revelaba secretos que nadie quería conocer.

Su incansable vocación actoral la mantuvo activa hasta el final. En 2002 había filmado Cautiva, ópera prima de Gastón Biraben, junto con Hugo Arana, en la que compuso el papel de la abuela de una niña apropiada durante la última dictadura, y en el año de su muerte actuó en Cómo pasan las horas, en la que interpreta a una mujer enferma de cáncer. Se trata de una historia familiar que se desarrolla en un día.
Mesurada, distinguida para asumir con responsabilidad cada uno de sus personajes. Así era Susana Campos y así queda demostrado en cada una de sus actuaciones.

Su última película

Filmada en 2004 y dirigida por Inés de Oliveira Cézar, Cómo pasan las horas tiene guion de la directora en colaboración con el dramaturgo Daniel Veronese. Se trata de la historia de un matrimonio con un hijo, cuyos caminos se bifurcan en dos viajes paralelos. Por un lado, un largo paseo que emprenden el padre (Guillermo Arengo) y su hijo (Agustín Alcoba), que viajan en camioneta hasta un desolado paraje playero y siguen en una larga caminata que incluye sencillas conversaciones y largos silencios, con los que se va construyendo una lenta tensión dramática. Por otra parte la mujer (Roxana Berco) va a buscar a su madre, enferma (interpretada por su madre en la vida real, Susana Campos), que vive en un paraje alejado y boscoso y que se encuentra enferma de cáncer. Con una sensación de finalidad, de ser probablemente el último encuentro entre ambas, las dos caminan, charlan, se sientan en el bosque, cantan y se miman, siendo inevitable percibir el paralelo con Madre e hijo, de Aleksandr Sokurov, máxime que la directora utiliza por momentos el mismo lente distorsionador, anamórfico, que el ruso usó en aquel clásico filme, cuyo tema tenía bastantes puntos de contacto con éste.
El filme respeta los tiempos, los silencios y los movimientos pausados de estos cuatro seres a lo largo de unas pocas horas de un día que evoluciona hacia lugares inesperados. En su afán de «ser» más que de «representar», el filme es profundamente cinematográfico, dejando de lado casi todos los resortes dramáticos convencionales y de estructura conocidos. Con una clara influencia del cine contemplativo de autores del Este de Europa (como Bela Tarr, Angelopoulos, Tarkovski o el citado Sokurov), resulta una película verdadera, honesta y tocante. Un filme que está entre lo mejor de este discreto año del cine nacional, al menos en términos de descubrimientos.

Susana Campos.
La película fue estrenada en el Festival Internacional de Cine de Berlín de 2005, el mismo año recibió el premio Fipresci a Mejor Película Nacional y fue nominada en los rubros película, dirección y fotografía para los Cóndor de Plata.

Su fallecimiento

Víctima de un tumor cerebral del que había sido operada en 1999, la intérprete pasó buena parte de las últimas semanas en el Hospital Italiano, hasta que fue trasladada a su casa con «internación domiciliaria», donde falleció. Conforme su voluntad expresada sus restos fueron cremados.

Vida personal

Estuvo casada con los actores Alberto Berco y Rudy Carrié, de los que se divorció. De sus matrimonios tuvo tres hijos: Javier Sola, que falleció en un accidente automovilístico; Roxana Berco, que sigue los pasos artísticos de su madre; y María Morocha Cortabarría.


Susana Campos, una actriz que brilló en cine, teatro y TV.

La escena nacional perdió ayer a una de las actrices de más dilatada y prolífica trayectoria en cine, teatro y TV. A los 70 años, Susana Campos falleció anoche, víctima de un tumor cerebral.
La enfermedad, que había comenzado a deteriorar su salud hace 6 años mientras actuaba en teatro en la exitosísima "Brujas", se agravó hace 4 meses, lo que la obligó a internarse en el Hospital Italiano. Susana fue dada de alta hace unos 10 días y había regresado a su domicilio de Ugarteche y Av. Las Heras, donde falleció anoche, poco después de las 20.
Había nacido el 31 de agosto de 1934 y ya desde muy joven demostró una vocación intensa por la actuación, que la llevó a incursionar en el cine cuando era una adolescente.
En la década del 50, participó en los filmes Los árboles mueren de pie (1951), La cigüeña dijo sí (1955), Graciela (1956). Y se destacó con su rol protagónico en un clásico del cine nacional: Rosaura a las diez (1958), filme de Mario Soffici, con Juan Verdaguer y María Concepción César.
También participó en Del brazo y por la calle (1966), Los muchachos de antes no usaban gomina (1969) y El día que me quieras (1969), con Hugo del Carril. En los años siguientes siguió trabajando activamente en filmes como en Los chicos crecen (1974) y Los viernes de la eternidad (1980).
También participó en varias obras de teatro, destacándose en el impresionante éxito de Brujas, que coprotagonizó con Nora Cárpena, Dorys del Valle, Silvia Montanari y Martha González.
En televisión también trabajó con intensidad. Y realizó su última actuación en El Deseo, la tira que protagonizaron Natalia Oreiro y Soledad Silveyra por Telefé. Allí, Campos fue Luisa, la madre de Mercedes (Solita Silveyra), una mujer que sufría de arterioesclerosis y que revelaba secretos que nadie quería recordar.




Su incansable vocación actoral la mantuvo activa hasta el final. Hace dos años había filmado Cautiva, ópera prima de Gastón Biraben, junto con Hugo Arana. Y recientemente había vuelto a incursionar en el cine nacional, con un filme que todavía no se estrenó: "Cómo pasan las horas", de Inés de Oliveira César. Se trata de una historia familiar que se desarrolla en un día.
En 1981, la Fundación Konex le otorgó el Diploma al Mérito Radio y TV. Y en 2002 recibió un premio a la trayectoria en la entrega de los Cóndor de Plata a la producción cinematográfica argentina, junto a China Zorrilla y Narciso Ibáñez Menta.
Esta madrugada se realizó el velatorio en la calle O'Higgins al 2800. Luego, a las 12 del mediodía, sus restos serán cremados en el cementerio de la Chacarita para cumplir con su último deseo.

Filmografía


  • Cómo pasan las horas (2004) Dir. Inés de Oliveira Cézar.
  • Cautiva (2003) Dir. Gastón Biraben.
  • Mi familia (EE.UU. 1995) Dir. Gregory Nava.
  • Loraldia (El tiempo de las flores) (1991) Dir. Oscar Aizpeolea.
  • Los viernes de la eternidad (1981) Dir. Héctor Olivera.
  • Así es la vida (1977) Dir. Enrique Carreras.
  • Los chicos crecen (1976) Dir. Enrique Carreras.
  • Bodas de cristal (1975) Dir. Rodolfo Costamagna.
  • Muñequitas de medianoche (inédita - 1974) Dir. Patricia Gal.
  • Vamos a soñar con el amor (1971) Dir. Enrique Carreras.
  • El bulín (1969) Dir. Ángel Acciaresi.
  • El día que me quieras (1969) Enrique Cahen Salaberry.
  • Los muchachos de antes no usaban gomina (1969) Dir. Enrique Carreras.
  • Digan lo que digan (España-Argentina 1968) Dir. Mario Camus.
  • Coche cama, alojamiento (1967) Dir. Julio Porter.
  • Villa Cariño (1967) Dir. Julio Saraceni.
  • Del brazo y por la calle (1966) Dir. Enrique Carreras.
  • Mestizo (España 1966) Dir. Julio Buchs.
  • Crimen de doble filo (España 1964) Dir. José Luis Borau.
  • Rueda de sospechosos (España 1964) Ramón Fernández.
  • La boda (1964) Dir. Lucas Demare.
  • Como dos gotas de agua (España 1964) Dir. Luis César Amadori.
  • Accidente 703 (España-Argentina 1962) Dir. José María Forqué.
  • Los culpables (España 1962) Dir. José María Forn.
  • Cena de matrimonios (España 1962) Dir. Alfonso Balcázar.
  • Ensayo general para la muerte (España 1962) Dir. Julio Coll.
  • Escuela de seductoras (España 1962) Dir. León Klimovsky.
  • Usted tiene ojos de mujer fatal (España 1962) Dir. José María Elorrieta.
  • Hombre de la esquina rosada (1962) Dir. René Mugica.
  • El bruto (1962) Dir. Rubén W. Cavallotti.
  • Siempre es domingo (España 1961) Dir. Fernando Palacios.
  • 091, Policía al habla (España 1960) Dir. José María Forqué.
  • La vida privada de Fulano de Tal (España 1960) Dir. José María Forn.
  • Mi calle (España 1960) Dir. Edgar Neville.
  • Un bruto para Patricia (España 1960) Dir. León Klimovsky.
  • Bombas para la paz (España 1958) Dir. Antonio Román.
  • Detrás de un largo muro (1958) Dir. Lucas Demare.
  • Rosaura a las diez (1958) Dir. Mario Soffici.
  • Amor prohibido (1958) Dir. Luis César Amadori.
  • Todo sea para bien (1957) Dir. Carlos Rinaldi.
  • Historia de una soga (1956) Dir. Enrique de Thomas (Wing).
  • Graciela (1956) Leopoldo Torre Nilsson.
  • Amor a primera vista (1956) Dir. Leo Fleider.
  • Pecadora (1956) Dir. Enrique Carreras.
  • Bacará (1955) Dir. Kurt Land.
  • La delatora (1955) Dir. Kurt Land.
  • La noche de Venus (1955) Dir. Virgilio Nuguerza.
  • La cigüeña dijo ¡Sí! (1955) Dir. Enrique Carreras.
  • Vida nocturna (1955) Dir. Leo Fleider.
  • Detective (1954) Dir. Carlos Schlieper.
  • Caídos en el infierno (1954) Dir. Luis César Amadori.
  • Romeo y Julita (1954) Dir. Enrique Carreras.
  • Uéi Paesano (1953) Dir. Manuel Romero.
  • La niña del gato (1953) Dir. Román Viñoly Barreto.
  • La patrulla chiflada (1952) Dir. Carlos Rinaldi.
  • Mi hermano Esopo (Historia de un Mateo) (1952) Dir. Luis Mottura.
  • Los árboles mueren de pie (1951) Dir. Carlos Schlieper.
  • El hermoso Brummel (1951) Dir. Julio Saraceni.
  • Fantasmas asustados (1951) Dir. Carlos Rinaldi.
  • Arroz con leche (1950) Dir. Carlos Schlieper.
  • ¿Vendrás a medianoche? (1950) Dir. Arturo García Buhr.
  • Cuando besa mi marido (1950) Dir. Carlos Schlieper.
  • Fascinación (1949) Dir. Carlos Schlieper
  • La cuna vacía (1949) Dir. Carlos Rinaldi.
  • Fúlmine (1949) Dir. Luis Bayón Herrera.
  • Cita en las estrellas (1949) Dir. Carlos Schlieper.
  • La novia de la Marina (1948) Dir. Benito Perojo.
  • El barco sale a las diez (1948) Dir. Francisco Mugica.
  • La serpiente de cascabel (1948)...Alumna Dir. Carlos Schlieper.
  • Novio, marido y amante (1948) Dir. Mario C. Lugones.
  • Un marido ideal (1947) Dir. Luis Bayón Herrera.
  • Tres millones... y el amor (1946).... Extra. Dir. Luis Bayón Herrera.
  • El tercer huésped (1946).Dir. Eduardo Boneo
  • La importancia de ser ladrón (1944) Dir. Julio Saraceni.
  • Mi novia es un fantasma (1944).Dir. Francisco Mugica
  • El comisario de Tranco Largo (1942) Dir. Leopoldo Torres Ríos.


  • Fuentes: www.clarin.com/ediciones-anteriores/susana-campos-actiz-brillo-cine-teatro-tv_0_SJogNIo1AFe.html
  • www.es.wikipedia.org/wiki/Susana_Campos

martes, 14 de noviembre de 2017

La película olvidada: El infierno blanco de William Wellman, (1953).




Por Alberto Abuín

Hablar de William A. Wellman en esta sección de Blogdecine es algo que vengo haciendo desde hace tiempo, en algunos casos con películas muy conocidas, o en otros de films menos conocidos. En el segundo grupo se enmarcan la de hace poco, ‘Escrito en el cielo’ (‘The High and the Mighty’, 1954), y la presente, ‘El infierno blanco’ (‘Island in the Sky’, 1953), ambas protagonizadas y producidas por John Wayne. En las dos películas se nota el amor que el director tenía por la aviación, y ambas siendo buenas películas pueden considerarse Wellman menores, aunque ya les gustaría a muchos directores que sus obras mayores fueran la mitad de buenas que éstas. La que hoy nos ocupa es la primera colaboración entre el famoso actor y el director, y es la que tiene la historia más sencilla de todas.
En esta película también tenemos oportunidad de oír, más que presenciar, por motivos obvios, a Wellman en su faceta de actor, ya que él se encarga de prestar su voz al narrador de la historia. Ernest K. Gann adapta su propia novela de idéntico título al de la película, el original, que traducido sería ‘Una isla en el cielo’, que no tiene absolutamente nada que ver con la traducción/doblaje que le pusieron en nuestro país, ese infierno blanco hace referencia evidentemente al lugar frío de Canadá en el que un avión debe realizar un aterrizaje de emergencia, pero el original es más poético y se refiere metafóricamente al modo de vida de los aviadores, que en esta película actúan como una familia de lo más unida. El carácter grupal de los personajes puede recordar un poco a las películas de Howard Hawks.


(From here to the end, Spoilers) ‘El infierno blanco’ narra la historia del aterrizaje forzoso y posterior rescate de sus tripulación. John Wayne, en una de esas interpretaciones que podía hacer incluso dormido, da vida al capitán Doodley, quien sobrevolando zonas canadienses poco transitadas, debe realizar un aparatoso aterrizaje de emergencia debido al extremo frío que está creando un peligroso hielo en el fuselaje del avión. Tras el mismo, filmado por Wellman con una sencillez y efectividad que asusta, la película reparte su tiempo en mostrar por un lado, la odisea personal de los cinco tripulantes del avión a temperaturas de 40 grados bajo cero, y por otro, la búsqueda por parte de los amigos y compañeros aviadores de Dooley. Casi podríamos hablar de dos películas fusionadas en una y que el director fusiona con extraña habilidad, aunque para ello tenga que sacrificar apuntes en ambas partes.
Me resulta mucho más interesante las secuencias que recogen a todos los compañeros que se unen para acciones de búsqueda y rescate, con un dibujo de personajes más extenso, situaciones que son comedia pura —la personalidad del rol de Andy Divine, que se alza como el mejor actor de la función y también el mejor descrito, tal vez por la excelente composición del actor; también el retrato de la cotidiana vida profesional de alguno de ellos y sus personalidades, ejemplo, el aviador que cuando lo van a despertar con urgencia tira a su “despertador” por la ventana—, y también ese compañerismo latente entre todos, sufriendo por la terrible suerte de sus amigos perdidos mientras agotan el tiempo de encontrarlos con vida. Son instantes en los que se refleja una emotividad muy controlada, sin cargar las tintas pero profundamente efectiva, y sobre todo bien transmitida al espectador, que sufre con los buscadores su angustia.

Wellman, Devine y Wayne en un descanso del rodaje de ‘El infierno blanco’


La parte de Dooley y sus hombres luchando contra un temporal de frío que hiela la sangre de sólo verlo en pantalla, es quizá un poco más tópica y recorre caminos más trillados. Así tenemos las típicas reacciones de temor ante una situación que cada vez se pondrá peor, y cómo no, la muerte de uno de ellos, tal vez el mejor instante de esa parte, resuelto de forma brillante por Wellman: un hombre se pierde entre un viento de frío, dando vueltas sobre sí mismo yendo a morir a escasos metros del avión, el cual vemos con una desplazamiento de cámara que nos revela una de las alas del aparato. Un momento tan crudo que recuerda a otro, salvando las distancias, de una de las mejores películas de su director, ‘Fuego en la nieve’ (‘Battleground’, 1949). Ese momento resulta mucho más estremecedor que el íntimo entierro del hombre fallecido en el que destaca otro movimiento de cámara muy significativo, aquel que une tierra y aire a través de dos árboles. La naturaleza, siempre presente en los films de Wellman.
‘El infierno blanco’ concluye sin demasiados sobresaltos, felices todos, y con ellos el espectador, de que el coraje y la lógica utilizada por los buscadores —atención al detalle de uno de los pilotos que insiste en volver a buscar por el mismo sitio pero a alturas más bajas— dé buenos resultados. Alegoría sobre el esfuerzo humano, sobre la unión para un bien común, y que en esta caso es salvar vidas humanas, sin subrayados innecesarios, sin que resulte un panfleto ideológico, narrando sin más la aventura de hombres sencillos enfrentados a la caprichosa naturaleza.


La nota 
fue publicada originalmente en Blogdecine 


Raúl Juliá, el recuerdo de un gran actor.



RAUL JULIÁ (Raul Rafael Carlos Juliá y Arcelay) 




Actor de cine y de teatro. Nació en San Juan el 9 de marzo de 1940. Se inició como comediante en un espectáculo en el Hotel El Convento y fue miembro del coro de la Universidad de Puerto Rico. Obtuvo el grado de Bachiller en el Recinto de Río Piedras (UPR) y comenzó a estudiar Derecho. Tras abandonar la carrera se trasladó a Nueva York en 1964 con la clara idea de dedicarse al teatro.

Estudió arte dramático con Wynn Handman e inició su brillante carrera teatral de la mano José Papp. Debutó con éxito en las tablas con la interpretación en La vida es sueño de Calderón de la Barca. De ahí en adelante fue llamado para papeles importantes en obras como “Blood Wedding”, “No Exit”, “A Servant of Two Masters”, “Othelo”, “Man of rhe Mancha”, “Your Own Thing”, “Two Gentlemen of Verona”, entre otras. En diez años logró consolidarse como actor profesional en el exigente ambiente de los Estados Unidos. Su primera película fue "El inspector Tibbs contra la organización" (1971), un largometraje que pasó sin pena ni gloria pero en 1985 rodaría "El beso de la mujer araña" por la que estaría nominado al Globo de Oro como mejor actor.

Su gran éxito le llegó con un largometraje mucho más comercial, "La familia Adams" (1991) donde tuvo como compañeros de reparto a Anjelica Huston y a una jovencísima Cristina Ricci. A Juliá le gustaba estudiar psicológicamente sus personajes. Era un hombre comprometido y no sólo en el terreno profesional: su alto sentido de la justicia hacia los pueblos latinoamericanos le llevó a participar como observador en un proceso electoral en El Salvador y a prestar apoyo incondicional a "Hunger Project", donde mostraba su apoyo hacia esta institución interesada en aliviar el problema del hambre. El gran amor que profesaba a su tierra quedó demostrado al aceptar formar parte de la campaña de Turismo de Puerto Rico aunque sus asesores se lo desaconsejarán.



Con su salud decayendo desde 1993 en adelante luego de que fuera diagnosticado de cáncer, Julia seguía en la actuación, interpretando al activista del bosque amazónico brasileño Chico Mendes en “The Burning Season”, por el cual gano un Globo de Oro y un Emmy póstumos. El 16 de Octubre de 1994, un débil y demacrado Raul Julia sufrió un ataque en su departamento en New York donde entró en coma, lo transfirieron a un hospital cercano en Manhasset donde su debil cuerpo finalmente se dio por vencido un 24 de Octubre de 1994, a la edad de 54 años. Sus restos fueron trasladados a Puerto Rico. Allí en la sede del Instituto de Cultura Puertoriqueña y en el Colegio San Ignacio de Loyola, donde estudió, se le rindieron sendos homenajes. Sin duda, se consagró como uno de los actores latinos más importantes de la última década pero desafortunadamente su prometedora carrera se vio truncada por su prematura muerte.







Datos Interesantes 


Fui nominado cuatro veces a Mejor Actor (Musical) en los premios Tony: en 1972 por interpretar a Valentine en “Two Gentlemen of Verona”, en 1975 por una renovación de "Where's Charley?", por interpretar a Macheath en una renovación de "The Threepenny Opera" y en 1982 por “Nine”, nunca ganó.

Murió estando en coma antes de terminar su última película, Street Fighter. Esta fue dedicada a su memoria.

Lo enterraron el el Cementerio Buxeda en Cupey, Puerto Rico.

La Universidad de Puerto Rico le dio un B.A. (Bachelor of Arts) en Drama.

Era padrino de la escritora Mylo Carbia

Su padre fue el pionero que llevo la pizza a Puerto Rico cuando la adicionó a el menú de popular pollo frito.

Es uno de los pocos artistas a los que se les ha dado un funeral de estado en su natal Puerto Rico.

Ha sido el único hombre en ganar un Emmy y un Globo de Oro póstumos.

Originalmente interpretaba a Bucho en Desperado, pero enfermó durante la filmación y tuvo que ser reemplazado. Murió poco después.

Se suponía que era él quien interpretaría a Don Diego de la Vega en “The Mask of Zorro” pero murió antes de poder tomar el papel.

En una entrevista dijo que ser reconocido como Homero Addams por los niños siempre le ponía una sonrisa en su rostro. Su familia dijo luego que eso significó mucho para el durante los meses finales de su vida.



Junto a Angelica Huston en Los locos Adams



Filmografía

AñoTítuloPersonajeDirectorNotas
1969Precio del placerBernard L. Kowalski
Love of LifeMiguel GarcíaSerie de televisión
1970McCloud, episodio "Who Killed Miss U.S.A.?"Padre NievesSerie de televisión
1971The OrganizationJuan MendozaDon Medford
Been Down So Long It Looks Like Up to MeJuan Carlos RosenbloomJeffrey Young
The Panic in Needle ParkMarcoJerry Schatzberg
Barrio SésamoRafaelSerie de televisión
1974The Bob Newhart ShowGregory RobinsonSerie de televisión
El rey LearEdmundEdwin SherinTelefilm
Aces UpSheldon LeonardEpisodio piloto
1975Death ScreamDetective Nick RodriguezRichard T. Heffron
1976Locos al volanteFranco BertolliniCharles Bail
1978Los ojos de Laura MarsMichael ReislerIrvin Kershner
1979Isabel, la negraPauloEfraín López Neris
OthelloOthelloJoseph Papp
1981Strong MedicineRichard Foreman
1982TempestadKalibanosPaul Mazursky
Maestro en fugasStu QuinonesCaleb Deschanel
CorazonadaRayFrancis Ford Coppola
1984The New ShowSerie de televisión
1985Overdrawn At The Memory BankAram Fingal/Rick BlaineDouglas WilliamsTelefilm
Compromising PositionsDavid SuárezFrank Perry
El beso de la mujer arañaValentín ArreguiHéctor Babenco
Mussolini: the untold storyConde Galeazzo CianoWilliam A. GrahamMini-serie de televisión
La gran fiestaMarcos Zurinaga
1986A la mañana siguienteJoaquín ManeroSidney Lumet
Conexión en FloridaCarlos JayneMike Hodges
1987Trading HeartsVinnie IaconaNeil Leifer
The Alamo: Thirteen Days to GloryGeneral Antonio López de Santa AnnaBurt Kennedy
1988Conexión tequilaCarlos/Comandante Xavier EscalanteRobert Towne
Onassis: el hombre más rico del mundoAristóteles OnassisWaris HusseinTelefilm
Tango BarRicardoMarcos Zurinaga
Moon Over ParadorRoberto StrausmannPaul Mazursky
Los penitentesRamon GuerolaCliff Osmond
1989RomeroArzobispo Óscar RomeroJohn Duigan
1990HabanaArturo DuránSydney Pollack
El principianteStromClint Eastwood
Frankenstein UnboindDr. Victor FrankensteinRoger Corman
Presunto inocenteSandy SternAlan J. Pakula
Mack, el cuchilloMacHeathMenahem Golan
1991The Addams FamilyGomez AddamsBarry Sonnenfeld
1992La pesteCottardLuis Puenzo
1993Addams Family ValuesGomez AddamsBarry Sonnenfeld
1994The Burning SeasonChico MendesJohn FrankenheimerTelefilm
Street Fighter: La Última BatallaGeneral M. BisonSteven E. de Souza
1995Down Came a BlackbirdTomás RamirezJonathan SangerTelefilm

Extraído de www.taringa.net/posts/info/2339720/Raul-Julia-Recordando-a-este-gran-actor.html