Julio Diz

Nació en la ciudad de Lanús, Buenos Aires, Argentina, el 27 de junio de 1956. Desde muy pequeño concurrió al cine, descubriendo a Walt Disney en el viejo Cine Monumental de la ciudad de Bernal. Ya de grande, Román Polanski y su film, “Cul de Sac” fueron los movilizadores hacia el cine de culto. En los años ’70, estudió cine en la EDAC, (Escuela de arte cinematográfico) de la ciudad de Avellaneda. En los ’80 cursó en CECINEMA, (Centro de estudios cinematográficos) dirigido por José Santiso, y asistió al Seminario Introducción al lenguaje cinematográfico, dictado por Simón Feldman. Incursionó en el Cine de Súper 8 y 16 MM. Asociado a UNCIPAR (Unión cineistas en paso reducido), fue cofundador del Biógrafo de la Alondra. Es editor de Woody y todo lo demás, Series de antología y el presente blog. Actualmente trabaja en su primer libro, “Los tiempos del cine”.

jueves, 28 de julio de 2011

Marfici 2011, primera parte.

Retrospectiva Eric Rohmer

Por Diego Menegazzi.


Eric Rohmer nació el 4 de abril de 1920, bajo el nombre de Maurice Schérer, en la localidad de Nancy, en Lorraine, Francia. Fue profesor y luego se dedicó a la crítica de cine, primero como editor en la Gazette du Cinema y después en la mítica Cahiers du Cinema, donde llegó a ser jefe de redacción. Junto a Jacques Rivette, Jean-Luc Godard, Francois Truffaut y Claude Chabrol formaron el núcleo duro de lo que se dio en llamar la Nouvelle Vague, movimiento cinematográfico que a fines de los años ‘50 cambió definitivamente las formas de hacer y pensar el cine. Su debut en el largometraje fue con El signo de Leo (1959), que no tuvo una repercusión significativa.



Recién a partir de la serie de los llamados “Cuentos morales” es que toma forma su inconfundible estilo y su mirada sobre las paradojas de los sentimientos humanos. En La carrera de Suzanne (1963), Mi noche con Maud (1969), La rodilla de Clara (1970) y los demás títulos, Rohmer establece siempre el mismo esquema para analizar el comportamiento de hombres y mujeres cuyas decisiones suelen estar en contradicción con su pensamiento. En todos los films mencionados, el director se aleja de la construcción dramática tradicional, narrando historias casi totalmente desprovistas de acciones, poniendo el acento en los detalles sutiles de la intimidad de sus personajes y en las interesantes discusiones que mantienen.

La rodilla de Clara

A partir de los años ‘80, Rohmer se embarca en un nuevo ciclo titulado “Comedias y proverbios”. En La buena boda (1982), Paulina en la playa (1983) o El amigo de mi amiga (1987), no hay grandes cambios en el estilo pero sí en la temática propuesta. Los protagonistas ahora son casi adolescentes. Son más apasionados y menos escépticos, y tienen que enfrentar decisiones menos trascendentes. Como mencionan los críticos Carlos Heredero y Antonio Santamarina en su libro sobre el director, estos jóvenes tienen una capacidad casi ilimitada para engañarse o para “ponerse en escena a sí mismos”. Son menos distantes para el espectador que los personajes de los “cuentos morales” y develan con mayor facilidad su fragilidad y sus sentimientos.

Mi noche con Maud

El resto de la filmografía de Eric Rohmer incluye otros títulos como “La marquesa de O” (1975), Perceval, el galo (1978), El árbol, el alcalde y la mediateca (1993), Las citas de París (1995), La dama y el duque (2001), Triple agente (2004), Los amores de Astree y Celadón (2007) y otra serie de cuatro films denominada “Cuentos de las cuatro estaciones” (1990-1998). Esta retrospectiva es un homenaje, ya que el director francés falleció el año pasado. La selección se compone de algunos de sus más conocidos títulos de las serie de “Cuentos morales” y “Comedias y proverbios”, más un revelador documental dirigido por André Labarthe.

Retrospectiva

Charlotte y su filete, 1960
La panadera de Monceau, 1963
La carrera de Suzanne, 1963
Najda en Paris, 1964
Mi noche con Maud, 1969
La rodilla de Clara, 1970
La buena boda, 1982
Paulina en la playa, 1983
El amigo de mi amiga, 1987
Eric rohmer, con pruebas en la mano, 1994 de André Labarthe


Fuente: www.marfici.com

domingo, 24 de julio de 2011

Animacine, Tron: Legacy, El futuro llegó hace rato.

La frase de Patricio Rey y sus redonditos de ricota es válida para explicar cómo una misteriosa película de un estudio en crisis puede pasar de ser un “fracaso” a dar pie a uno de los eventos cinematográficos más esperados dos décadas más tarde. Tron: Legacy es una secuela directa del original, que sin embargo se entiende perfectamente sin haber visto esa primera entrega.



Por Ariel Kuschevatzky, por gentileza Disney

A fines de los ’70 Disney era una compañía en crisis. Tras la muerte de su fundador, Walt, la empresa pasó a ser manejada por un grupo de familiares que evidentemente no terminaban de captar el potencial del universo generado por el creador del ratón Mickey. Ese vacío de liderazgo se notaba en los proyectos que trataban de llevar adelante. Sus largometrajes ya no eran parte de la mejor animación del mundo y la crítica se ensañaba con la baja calidad técnica de títulos como “Robín Hood” o Bernardo y Bianca. Y si bien la marca gozaba de buena salud, sostenida por la presencia en la TV y la popularidad de sus parques de diversiones, algo estaba funcionando muy mal.

En ese periodo se llegó a considerar el cierre de los departamentos de producción de dibujos animados, algo que al propio Disney –que era esencialmente un creador serial-le hubiera parecido una herejía. Hoy nos puede resultar impensable esta situación, cuando la compañía es un gigante del entretenimiento, pero en esa oscura época el futuro del estudio era una sombra, un interrogante sin respuesta aparente. Y entonces llegó “La guerra de las galaxias”.



En 1977 el megasuceso de la película de ciencia ficción dirigida por George Lucas tomó por sorpresa a Hollywood, convirtiéndose en un negocio ilimitado que incluía muñecos, remeras y pósters. Un género que era visto como menor pasó a estar en el centro de la escena y no hubo empresa que no quisiera sacar provecho de él. Disney no fue la excepción y pronto comenzó la producción de un par de largometrajes que se subían a la moda. Era una señal: la compañía históricamente asociada al entretenimiento familiar iba por los jóvenes y adolescentes. Pero claro, no estaban acostumbrados a ocuparse del otro público que no fuera el infantil, y su primer proyecto era un Frankenstein que combinaba temas adultos con un par de robots simpaticones. Su titulo fue “El abismo negro” (The black hole, 1979) y su relativo éxito le dio a la Disney la fuerza suficiente para avanzar con un film que sería revolucionario para el cine y los efectos: “Tron”.



La película narra las aventuras de un programador de computadoras, Kevin Flynn (Jeff Bridges), que es introducido por un rayo láser a un mundo virtual y digital creado por él mismo, pero controlado por un rival en el mundo corporativo. Dentro de esa realidad paralela Flynn deberá sobrevivir una serie de desafíos deportivos y destructivos antes de poder acercarse al gran cerebro que maneja la red y que planea usar su poder para controlar hasta las computadoras del Pentágono. Como notarán, “Tron” estaba bastante adelantada a su época, usando algunos de los ejes temáticos que después veríamos en otras películas como “Matrix” y sus secuelas. Pero el aspecto donde el largometraje estaba a muchísimos años luz del resto de la industria es en el uso de las imágenes creadas por computadora. No sólo es impresionante y evolucionado, sino que se tardó años en lograr un avance tan grande en la pantalla. Parte del impacto era ver a Bridges interactuando con motos cibernéticas y escenas de acción diseñadas por el dibujante de historietas francés Moebius. Pero al mismo tiempo era un film un poco distante y su director, el debutante Steven Lisberger, recién estaba aprendiendo a manejar el lenguaje. Si bien “Tron” tuvo una gran promoción, su asociación con la Disney tampoco ayudaba a un público de niños que buscaban un tipo de película más infantil. Cuando se estrenó en Estados Unidos (en julio de 1982) la recaudación fue de 33 millones de dólares, relativamente buena para un proyecto que costó más de 17 millones, pero para nada el suceso que todos profetizaban. Así se instaló su inmerecida reputación como fracaso.

El tiempo fue muy beneficioso para “Tron”. Una generación entera la empezó a amar viéndola en video y la TV. Sus intrincados conceptos (sobre todo la idea de un humano como virus tecnológico) se hicieron más entendibles en la medida que todos empezaron a tener computadoras en sus casas. La cultura masiva comenzó a referenciar la película desde lugares tan extraños como los recitales de Black Eyed Peas, que usan una escenografía similar a la del film, y con una Disney reinventada y convertida en un gigante, el regreso de Kevin Flynn empezó a volverse un sueño posible.



“Tron: Legacy” es una secuela directa del original, que sin embargo se entiende perfectamente sin haber visto esa primera entrega. El protagonista esta vez es Sam Flynn (Garrett Hedlund), el joven hijo de Flynn, Kevin, quien supo ser el programador de videogames más importante del mundo, lleva dos décadas desaparecido. Sam recibe una extraña señal que lo lleva a un local que alguna vez fue de su padre y un rayo lo transporta al universo paralelo del juego donde encontrará un destructivo ser con un rostro igual al de su padre hace 20 años. Pero en algún lugar de esa realidad repleta de desafíos mortales también está su papá, y la búsqueda lo pondrá frente a un interrogante capaz de aniquilar varios mundos a la vez.

Con un presupuesto de 170 millones de dólares, estrenándose en 3D y en IMAX, el retorno y renacimiento de esta saga parece mostrar la evolución constante de los espectadores y de la industria, y la necesidad de elaborar ideas a través del tiempo. Pero aún sin planteárselo, “Tron, el legado” es una reflexión sobre la relación entre la creatividad y el control. Algo que cualquier director y productor de cine conocen tan íntimamente como para transformarlo en una sorprendente película de ciencia ficción…


Jeff Brigdes, ayer y hoy

Para los adultos que vieron “Tron”, uno de los grandes placeres de la secuela es descubrir una versión evolucionada y más extrema de esa realidad. No sólo eso: Jeff Bridges tiene un espectacular doble papel, como Flynn y como su ciber-clon CLU 2, cuya cara fue retocada digitalmente para ser igual a la de Bridges en 1982. Las imágenes son sencillamente deslumbrantes y el elenco suma talento por todos lados, incluyendo a la hermosa Olivia Wilde (de la serie Dr. House) como Corra, una criatura del cosmos creada por Flynn.


Ficha técnica ampliada

Título: Tron, el legado
Título original: Tron Legacy

Dirección: Joseph Kosinski

País: Estados Unidos
Año: 2010
Duración: 125 min.
Género: Thriller, Aventuras, Acción, Ciencia ficción
Calificación: Apta para todos los públicos

Reparto: Olivia Wilde, John Hurt, Jeff Bridges, Garrett Hedlund, Bruce Boxleitner, Serinda Swan, Beau Garrett, Brandon Jay McLaren, Amy Esterle

Guión: Richard Jefferies, Adam Horowitz, Edward Kitsis
Web: disney.go.com/tron
Distribuidora: Walt Disney Studios Motion Pictures
Productora: Walt Disney Productions, LivePlanet
Presupuesto: 300.000.000,00 $
Animación: Bernd Angerer
Casting: Coreen Mayrs, Heike Brandstatter Leslie-Ann Reale Sarah Finn Tamara Hunter
Coproducción: Julien Lemaitre

Departamento artístico: Andrew Li, Andrew Reeder, Andrew Semple, Andrew Smith, Audra Neil, Barontieri Thierry Doizon, Benjamin Edelberg, Brent Boates, Bryan Sutton, Ceri Glowacki, Daniel Simon, Daren Dochterman, David Clarke, David Scott, David Vyle Levy, Ed Natividad, Gideon Hay, Jack Gauvreau, James H. Chow, Jan Kobylka, John Dale, Joseph Hiura, Kevin Loo, Lisa Fiorito, Margot Ready, Michael A. Billings, Mike Piccirillo, Nathan Schroeder, Phil Saunders, Phillip Norwood, Rainart Sebastien Larroude, Ray Lai, Richard Bennett, Robert Andrew Johnson, Rohan Lyal, Scott Holburn, Sean Will, Steve Jung, Sylvain Despretz

Departamento de transportes: Clint Wilcox, Dave Miller, David Holm, Scott Irvine
Departamento editorial: Dylan Firshein, Jason Brown, Keto Shimizu, Wyatt Jones
Dirección artística: Grant Van Der Slagt, Kevin Ishioka, Sean Haworth, William Ladd Skinner
Diseño de producción: Darren Gilford

Efectos especiales: Adam Tayler, Alan McFarland, Alex Burdett, Alistair Bell, Angela Bright, Christopher Nash, Damian Fisher, Dylan Boeddeker, Joe Giles, Kevin Kirkpatrick, Megan Flagg, Michael B. Williams, Mike Rotella, Naomi Gathmann, Sally Ray, Terence J. Cox, Travis Gale Lewis

Efectos visuales: Andrew Loschin, Chad Roen, Eric Barba, Jesse James Chisholm, Patrick Perez, Paul Alexiou, Paul Kolsanoff, Paul Lambert, Rowsby, Ryan Delk, Slavik Anishchenko, Viki Chan, Zachary Cole

Fotografía: Claudio Miranda
Guión: Adam Horowitz, Edward Kitsis, Richard Jefferies Steven Lisberger
Maquillaje: Anji Bemben, Bill Terezakis, Rosalina Da Silva, Thomas Nellen
Montaje: James Haygood
Producción asociada: Bruce Franklin, Steve Gaub
Producción ejecutiva: Brigham Taylor
Sonido: Donald D. Brown, Michael McGee

Vestuario: Carlos Rosario, Carolyn Bentley, Christine Bieselin Clark, Dawn Climie, Eddie Yang, Fabian Lacey, Jason Barnett, Jeffrey Fayle, Jennifer Grossman, Karen L. Matthews, Koreen Heaver, Laura Baker, Lauren M. Walker, Lucas Comstock Michael Wilkinson Mila Hermanovski, Paula Plachy, Rachel Parkin, Robert McKinnon, Sandra Watson, Stephanie Portnoy Porter, Steve Jung, Tex Kadonaga


Fuente: Revista Miradas, diciembre de 2010

lunes, 18 de julio de 2011

Las mujeres que trabajan: Chicas de carrera, de Mike Leigh.

Las artistas Katrin Cartlidge y Lynda Steadman hablan sobre la película de Mike Leigh, "Chicas de carrera"

Por Richard von Busack

Mike Leigh el director de la película, "Chicas de carrera", en el cual Annie y Hannah son viejas amigas que deciden arreglar su relación en el transcurso de un fin de semana en Londres. Es la película menos dramatica de Leigh en años, hecho a la vista de la reciente victoria laborista en Inglaterra.

La atención se centra menos en las depredaciones de los conservadores que en el contraste entre juventud y madurez. La misma preocupación acerca de lo que ocurre con los desposeídos está tan presente aquí, ya que estaba en High Hopes Leigh(1988), Desnudo (1993) y su monumental Secretos y mentiras (1996).


Uno de los temas principales en la obra de Leigh es cómo la clase trabajadora gravita prosperidad sin querer soltarse del empobrecimiento de amigos y parientes. En "Chicas de carrera", un personaje de corte, permite perder más como un fantasma del pasado que como un dolor presente e insoluble en la conciencia.

Annie, la chica tímida del norte de Inglaterra, es interpretado por Lynda Steadman. Es su primer largometraje, aunque ella es bien conocida como un actriz de televisión en Gran Bretaña. Cartlidge es una de los artistas más conocida en Inglaterra, y desde luego la más feroz actriz británica, Glenda Jackson. Cartlidge causó una gran impresión, incluso inolvidable (como uno de los sparrings del antihéroe David Thewlis), y siguió con una parte más suave, pero fuerte todavía como la viuda en el film de Lars von Trier "Rompiendo las olas".

A pesar de la intensidad de Cartlidge en pantalla y la dolorosa timidez de Steadman, ambas mujeres fueron un placer para la entrevista, sobre todo cuando nos dimos cuenta de que todos compartimos la ambición de la niñez y a la vez llegar a ser hippies. (aqui las entrevistamos)





Metro: "Chicas de carrera" se realizó con el habitual método de Leigh. Así que, ¿cuánto tiempo fue el período de ensayo?

Steadman: Tres meses.

Es realmente un período de investigación. Si usted sabe algo sobre el método de Leigh, tú sabes que él no se inicia con un guión. Él tiene una idea en la cabeza del territorio que quiere explorar, pero no nos informa de lo que es. Nuestro trabajo en realidad es sólo la construcción de un personaje, en colaboración con el. No se les da argumentos. A construir un personaje con él.

Una vez que el personaje está listo, comienza a interactuar con los demás personajes, y todas estas improvisaciones extensas, investigaciones son las que Mike separa de la película.

Steadman: La historia ha surgido de estos meses de la improvisación. Entonces, cuando usted vuelve a investigar una improvisación, lo hace varias veces. Leigh tal vez empieza donde Hannah conoce a Annie en la película. Tendríamos que improvisar en Hannah cuando se reunió con Annie hasta que se convierte, elaborado y perfeccionado. Así que Leigh se llevará a los mejores elementos de todas esas improvisaciones y para fijar exactamente lo que se dice y se hace en esa escena - y luego la película, de inmediato.

Metro: Esos momentos hay nuevas investigaciones antes de la filmación que comienza - ¿No hay nada de eso en el papel?

Cartlidge: Es sólo en el papel porque la mujer necesita la continuidad de escribirlo. No es más que tan sólo unos minutos antes de la filmación que nos las hemos arreglado para solucionar el diálogo, en ese momento, la mujer necesita la continuidad escrita, así que si nos desviamos de ese diálogo particular en otra toma, se nos puede decir, no, no, dijo algo diferente la última vez. En ese momento, el diálogo se convierte en fijo como en cualquier otro script, en última instancia. Así que no hay improvisación en la pantalla grande.

Metro: ¿No hay un montón de tomas con este método?

Steadman: No más que cualquier otra película. Sino que demanda mucha concentración, como se puede imaginar. No se te ocurra ir a sentarse y tener charlas o simplemente ser nosotros mismos, estamos en su carácter durante todo el día, aparte de cuando vamos a almorzar.




Metro: ¿Puedes describir las historias de respaldo de tus personajes?

Cartlidge: De ninguna manera, porque lo que Mike había elegido como director de cine para representar, es la película de Mike. De manera que para nosotros darle la información que no está en la película es una especie de irrelevancia y también una falta de respeto a lo que Mike había decidido. Todo lo que uno sabe de la película es que Annie y Ana vienen de infancias muy similares: ambas provienen de hogares rotos. La madre de Hannah es alcohólica.

Steadman: la madre de Annie por su parte, está muy cerca de su madre, y esto le disuade de seguir adelante con su vida.

Cartlidge: Los dos tienen una relación muy diferente con sus madres. Hannah tiene una hermana que es preferible a ella. Ambas están en la misma universidad. Annie está estudiando psicología. Hannah está estudiando Inglés.

Steadman: Nuestros personajes son muy parecidos a la vida real.


Metro (a Cartlidge): En las historias de su interior, un libro de ensayos recopilados por el British Film Institute, que escribió que Sophie Naked era como usted misma, y que Dodo en "Rompiendo las olas" era como asfixia para ti.¿Cómo describiría el juego Hannah?

Cartlidge: Al igual que ponerse en una bala de cañón. Oh, Dios, jugando a Hannah fue como tirar de mí mismo a través de una cobertura del revés. Todos ellos son impulsados ​​por cosas tan diferentes, todos los personajes. La principal dificultad con Hannah era su tasa metabólica, tanto física como mental. Que la velocidad, la adrenalina, fue absolutamente agotadora.

Steadman: Por otro lado, Annie era como jugar a toda velocidad por una pista de esquí, porque nunca se levantó. Annie sigue tropezando con postes de luz, porque ella nunca mira a la gente.

Metro (to Steadman): Esta es su primera película, pero en la televisión británica, que son famosos por los Tomadores de ladrónes. ¿Hizo Mike Leigh alquiler de coches para ese programa?

Steadman: Mike Leigh me vió en los juegos de televisión, acerca de una compañía de taxis propiedad de mujeres. Yo tengo unas cuatro o cinco series de televisión hechas, que se muestran en todo el mundo, excepto en Estados Unidso. Puedo entender por qué Tomadores de ladrónes no ha sido vendida a Estados Unidos, y eso es porque es la versión del Reino Unido de Policías de Nueva York. Mis personajes tienen algo en común: son todas las mujeres fuertes e independientes. Para interpretar a alguien como Annie hay que hacer una salida completa.


Metro: Katrin, en pisos interiores, escribió que necesita una gran cantidad de tranquilidad cuando estás actuando, que no tiene que sorprender a nadie que le hayan visto en la pantalla. ¿Sigue siendo cierto, dos años después?

Cartlidge: Sí, me gusta mirar mi propio trabajo, creo que me motiva a hacer el siguiente. Estamos llegando a un punto en el que sólo quiere hacer la película y no verlo más tarde.

Metro: ¿Te preocupa el estilo de los que actúan en los flashbacks de "Chicas de carrera", es demasiado teatral?

Steadman: No, yo no era consciente de ver teatro. Mike no está interesado en la chapa de plástico que usted ve en pantalla. Quiere ver a las personas con verrugas y todo. La cosa es, que la creación del personaje, y la responsabilidad del actor es ser fiel a ese carácter en todo momento. Y cuando usted ha sido la creación de esta intensidad, no eres más que este ser humano, no estás pensando, ¡Oh, bien, yo voy a ser grande o pequeña aquí. Tal vez estos personajes parecen ser más grandes que la vida, pero yo no creo que sean. Sé que las cargas de la gente son como tics nerviosos hasta Annie.

Sé que Mike ha sido acusado en los últimos años de la creación de personajes que parecen exageradas, pero yo creo que cuando la realidad se presenta como un espejo, la gente no lo reconoce. Sigo con la siguiente analogía: Cuando Samuel Beckett comenzó a escribir sus obras, se intensificó el lenguaje, no era real, era visto como surrealista. Pero en realidad, si usted toma una conversación entre dos personas en un autobús, en un automóvil estacionado, la conversación se desconecta completamente. Los guionistas suponen que la escritura habla natural, pero no es en absoluto natural.

Cartlidge: Otra cosa, la película trata sobre la memoria tanto como cualquier otra cosa. No es como si el público está invitado a estar en el pasado con los personajes. Usted está viendo a través del filtro tanto de sus recuerdos. Hay algo sobre la juventud que no se siente cómodo consigo mismo, hay una leve conciencia de sí mismo para el comportamiento. Creo que todo el punto de contraste de los primeros años, de sus últimos años, es ver que el proceso en acción.

Metro: ¿Cuál es tu opinión de sus películas anteriores "Rompiendo las olas" y "El desnudo"?

Cartlidge: todavía siento El desnudo, una especie de obra maestra.

Steadman: Es mi película favorita, ¿Qué dice eso sobre mí como persona?

Cartlidge: Creo que "Rompiendo las olas" es un cuento de hadas, un David Lynch o Ken Loach, historia de hadas. No es una princesa y un príncipe, y se casan, y entonces hay una malvada madrastra. Toda la forma de Lars von Trier, y su espíritu general, se resume en estas señales grandes que tiene en las paredes de sus sets diciendo "cometer errores". Esta fue una de las razones que quería trabajar con él. Todo lo que quiero hacer es cometer errores.

La antítesis de la que es una película normal, donde no hay presión sobre ti, el tiempo es dinero y el dinero es tiempo. Y aquí está este tipo que comete errores, que insta a que lo haga diferente cada vez, para no recordar sus líneas. Y, por supuesto, la psicología inversa ayuda, porque si se te permite cometer errores, tiene más razón de lo que nunca lo consiguió antes.

Metro: peculiaridades de Von Trier son legendarias. Él se niega a volar, se supone que tenía que conducir por el camino largo a Escocia de su país natal, Dinamarca.

Cartlidge: El ferry de regreso a tierra. Se supone que la peor experiencia de su vida.

Steadman: En otro orden de cosas, me pregunto si él eligió la película en Escocia, porque hay una profunda afinidad entre Escocia, Dinamarca e Irlanda del Norte. Muchas de las expresiones coloquiales son compartidas. Tenemos esta palabra para un niño pequeño "retoño", en danés, que es la misma palabra, con una pronunciación diferente.


Cartlidge: En Suecia, la palabra del verbo "decir" es "regañar". Lo sé porque he tenido un novio sueco.

Metro: Lynda, de dónde eres? En su relación con Alison Steadman, de Mike Leigh, ex esposa y estrella frecuente?

Steadman: No. Todo el mundo me pregunta que, sin embargo. En realidad soy de Belfast, mi padre es familia escocesa, y parte de mi madre es del norte de Inglaterra, de Newcastle.

Metro: ¿Cuál ha sido su trabajo en el escenario?

Steadman: La mayor parte de mi trabajo en el escenario es de Irlanda. He jugado en Peggy Synge, El Playboy del mundo occidental. Hice una película independiente de Medea. También escribió y dirigió una obra llamada El ángel de la Calle Vieja. Se trata de dos paradas de metro en Londres, en la línea Northern Line, que son cinco minutos de diferencia. La obra se adentró en el mundo de la fantasía, del subconsciente humano y recuerdos de la infancia. Todas estas personas salen en el Angel, y esta mujer se queda en este carro con este hombre - y por supuesto que hay miedo.

Yo no sabía si había un desastre en mi mano o que en realidad iba a ser el éxito. Sabía que iba a ser una o la otra porque era tan extrema. Por suerte, fue un gran éxito. Todos se rieron todo el camino con él, yo no lo podía creer, porque todo el mundo identifica una parte de ella. Puse mucho de mí misma en él, realmente lo hizo. Me sentí muy simple de ponerlo porque había un montón de mis propios miedos en él.

Metro: Katrin, se puede hablar de su próxima película?

Cartlidge: Hice una película independiente con Lodge Kerrigan. Vi su primera película, bien afeitado, que me dejó de la cabeza. Se trata de un esquizofrénico, y se pone debajo de la piel de una manera que no han experimentado antes. Usted observa a alguien que es un esquizofrénico desde el exterior. Está en busca de su hija, y la mayor parte de la película, usted está preocupado acerca de este tipo para encontrar a su hija, pero de repente cambia la película, y está dentro de su cabeza en vez de fuera.

Metro: Katrin, en pasos interiores, escribió que cualquiera que esté familiarizado con su trabajo se sorprenderá del poco dinero que está haciendo. ¿Sigue siendo así?

Cartlidge: Un poco más.

Steadman: De hecho, me dijo ayer alguien, si hubiéramos hecho todo el trabajo que habíamos hecho en los Estados Unidos seríamos millonarias. Y la persona que estaba hablando convino una gran frase sobre los actores: "La raza británica alimenta a ellos".

Cartlidge: Creo que es un caso de "La raza británica en masticar' y luego salir de nuevo a Inglaterra después de algunos años."



Mike Leigh mira hacia atrás - pero no en la ira - de la vieja Inglaterra


Por Joss Barratt



La nueva película de Mike Leigh (Secretos y Mentiras) llega justo después de la victoria laborista en Inglaterra. Aunque se hizo antes de las elecciones, "Chicas de carrera debe haber recogido algunas de las críticas, es una película menos dramática que de costumbre. Ver Leigh en los Oscar preguntó si el éxito iba a interferir con su visión de los desposeídos en Inglaterra. La respuesta es que Leigh va a ir de nostálgico.

"Chicas de carrera" es una película que parece bifurcada hacia atrás y hacia el presente. Así como se necesita una cierta cantidad de fuerza para ser socialista en un esmoquin, se necesita mucha fuerza de dirección para hacer las dos mitades del partido. No lo hacen, y "Chicas de carrera" es una película menor.

La película se refiere a un par de amigas que vuelven un fin de semana después de su separación seis años antes. Lynda Steadman es Annie, ha estado trabajando en un aburrido lugar del norte de Inglaterra. La frágil Hannah (Katrin Cartlidge) tiene un puesto más lucrativo en una empresa de papelería. La nueva prosperidad en el trabajo de Leigh es ejemplificado por ocurrencias de Hannah, que se toma el punto de vista de un condominio de torres, "supongo que en un día claro, casi se puede ver la lucha de clases a partir de aquí".


Las dos mujeres comunes y corrientes también son vistas como lo fueron en el pasado: las estudiantes escuálidas y de formación ostras. Los actrices son estilizadas y nerviosas en estos flashbacks, que suelen ser divertidos - especialmente la escena en que Annie entrA por primera vez en el apartamento donde vive con Hannah. Cartlidge es, entonces, no Hannah, pero si Han-Naw, con un acento grave. El mismo rebuzno ha transformado el nombre de su compañero de piso de Clarie en "garra".

Han-Naw y la garra (Kate Byers) le dan la bienvenida a su compañero de casa, nueva contracción en sus barrios, mientras le da un momento difícil de su eczema facial nervioso ("Parece que has sido tanjeado con un rallador de queso"). Hannah y Annie se convierten en amigas inquietas por la vida, en flashback, vemos lo que las unió y las hizo aparte.

Por desgracia, la película no tiene suficiente cantidad de hielo de Cartlidge. Una serie de coincidencias, la cual más improbable que la anterior, suaviza la trama. La coincidencia última y la peor es un final lacrimógeno, en la que las dos mujeres encuentran por casualidad un amigo de la vieja escuela (Mark Benton) pasando por momentos difíciles.

El diálogo sarcástico y entrega viperina de Cartlidge son a menudo sumamente divertido, y puede ser suficiente para recomendar la película. Leigh y Cartlidge son, en todo caso, ver para creer todo lo que la pareja realiza. Sin embargo, "Chicas de carrera" tiene una primera mitad llena de ingenio y un completo fin de llanto, y la división entre el pasado y el presente es demasiado para la estructura ligera del film . Sólo por esta vez, podría haber sido mejor si Leigh hubiera estado viendo la lucha de clases a distancia.



Fuente: Metroactive

martes, 12 de julio de 2011

Marisa Tomei, para coleccionar.

Marisa Tomei, animal cinematográfico.



Escribe: Adrián Massanet 5 de enero de 2011



Uno tiene sus pasiones. De hecho, reescribiría esa afirmación que le suelta Max Cady a Sam Bowden en ‘cabo del miedo’ (‘Cape Fear’, Martin Scorsese, 1991), en la que le dice algo así como que hay que tener algún vicio para saber que sigues siendo humano. Yo diría que hay que tener alguna pasión, o algunas. Y sí, Marisa Tomei es una de las mías. Desde hace mucho, y supongo que hasta dentro de mucho tiempo más. Lo atestigua mi estupenda colección de películas protagonizadas por otros, pero en las que participa ella, muchas de las cuales las tengo por la simple razón de que Tomei deja ahí su rostro, su cuerpo y su voz, porque además de estar muy buena, que lo está, y de ser muy elegante, es una de las mejores actrices de su generación, o quizá la mejor. Esa calidad, y ese atractivo, no se traducen seguramente en un alto grado de fama fuera de su país. Pero casi mejor, algunos regalos se disfrutan más en soledad.





A sus 46 años recién cumplidos, entra ahora en una magnífica madurez, como se suele decir, tanto física como artística, y cada día parece más bella y más rebosante de talento, aunque probablemente su carrera siga gozando de escasos grandes títulos. Las cosas como son: las actrices de Estados Unidos obtienen menos posibilidades, menos papeles importantes, que los hombres. Y cuanto más mayores se hacen, lógicamente, la cosa empeora mucho más. Pero ella sigue al pie del cañón, imperturbable. Hace poco la veíamos en ‘Cyrus’, y la chica atractiva y luminosa ya ha dado paso a una mujer atractiva y luminosa, pero también más serena, más sabia, mejor actriz. Y ya prepara tres películas más para el 2011: el drama ‘The Lincoln Lawyer’, que tiene muy buena pinta, y las comedias ‘Salvation Boulevard’, junto a Jennifer Connelly, y ‘Crazy, Stupid, Love’. No para. Tiene luz, Marisa Tomei.

La Tomei es pura raza de Brooklyn: por su acento, por sus maneras. Pero también late en ella la sangre italiana con gran fuerza. Ya cuando era una cría se quedó alucinada de las luces y la vida bohemia y artística de Broadway. No cabe duda de que sus primeros papeles los consiguió porque era una chica muy fotogénica, pero también porque de muy joven vieron en ella un talento natural que se fue confirmando en teleseries como ‘As the World Turns’ (una de las series más longevas de la televisión norteamericana) o ‘Un mundo muy diferente’ (spin-off de ‘La hora de Bill Cosby’), pero en los noventa iba a llevar a cabo la hazaña de arrebatarles el Oscar a la mejor secundaria nada menos que a Vanessa Redgrave, Miranda Richardson, Joan Plowright y Judy Davis, gracias a su formidable trabajo en ‘Mi primo Vinny’ (‘My Cousin Vinny’, Jonathan Lynn, 1992), con tan solo veintiocho años. Durante un tiempo, el crítico de cine Rex Reed sostuvo que Jack Palance (que ciertamente, subió a anunciar a la ganadora bastante mamado) leyó lo que le dio la gana, y que Tomei no era la verdadera ganadora, algo que perturbó mucho a la actriz. De hecho, en 1997, Reed volvía a afirmar que todo era un encubrimiento para no saber la verdad. Sobran comentarios





Ya había aparecido en la floja comedia ‘Oscar, quita las manos’ (‘Oscar’, John Landis, 1991), y su carrera en los noventa la verdad es que fue bastante irregular. Pero supongo que hacía lo mejor de lo que le iban ofreciendo. Sus papeles en ‘Chaplin’ (id, Richard Attemborough, 1992), ‘The paper: detrás de la noticia’ (‘The Paper’, Ron Howard, 1994) o ‘Sólo tú’ (‘Only You’, Norman Jewison, 1994), eran poca cosa, la verdad, como los proyectos en sí. Pero pudo hacer un par de películas muy dignas, con personajes interesantes y fuertes: la entrañable ‘Corazón indomable’ (‘Untamed Heart’, Tony Bill, 1993) o la digna ‘Welcome to Sarajevo’ (id, Michael Winterbottom, 1997), pero a grandes rasgos lo cierto es que sus buenos papeles se cuentan con los dedos de una mano. No importa, porque su frescura y su vitalidad inundan la pantalla como un soplo de vida, aún en productos mediocres, o en papeles minúsculos.

No cabe duda de que su fenomenal trabajo para la muy notable ‘En la habitación’ (‘In the Bedroom’, Todd Field, 2001) es el más completo, el mejor escrito para ella, desde ‘Mi primo Vinny’. Y es un papel muy duro de interpretar, muy poco agradecido, rodeada además de grandes actores como Sissy Spacek o Tom Wilkinson. Pero Field la dirigió con mano maestra y ella dio lo mejor de sí, que es mucho. Al final, es esencial en el triángulo trágico de la película, que no hubiera sido tan grande con una actriz menos dotada que ella, a pesar de aparecer en cinco o seis secuencias. Un año antes, ella y la gran Helen Hunt habían aportado su talento a la mediocre comedia ‘Lo que ellas quieren’ (‘What Women Want’, Nancy Meyers, 2000), donde apenas tenía papel u oportunidad de hacer algo decente. Pero de comedias románticas insulsas, en las que suele tener un papel secundario, debe estar ya bien cansada: ‘Siempre a tu lado’ (‘Someone Like You’, Tony Goldwyn, 2001), ‘Beso en Manhattan’ (‘Just a Kiss’, Fisher Stevens, 2002), ‘El gurú del sexo’ (‘The Guru’, Daisy von Scherler Mayer, 2003) o la remake ‘Alfie’ (id, Charles Shyer, 2004).





Por suerte, contó con dos buenos papeles en la estupenda ‘Antes que el diablo sepa que has muerto’ (‘Before the Devil Knows You’re Dead’, Sidney Lumet, 2007) y en la deleznable ‘El luchador’ (‘The Wrestler’, Darren Aronofsky, 2008). En la primera era algo así como una revisión del mito de la mujer fatal, y algunas míticas deberían reencarnarse varias veces para ser como ella. Y en la segunda, a pesar de que su papel es insignificante, impostado y falso, en pocas palabras que apenas hay nada, ella le da una dignidad, una belleza y una verdad que son, de lejos, lo mejor de la película, lo más hermoso y emocionante. De hecho, la película no debería llamarse ‘El luchador’, si no ‘La bailarina’, al menos para quien esto suscribe. Pero era un papel de lucimiento para Mickey Rourke, y ella se ve completamente relegada. Que la nominasen a mejor secundaria, cuando es un papel protagonista, es otra de las muchas estupideces que la excelsa academia de Hollywood perpetra de cuando en cuando….o casi todos los años.

Pero, en definitiva, casi da igual que su carrera haya dado menos de lo que se esperaba, al menos de momento (si hubiera nacido cuarenta años antes, creo que las cosas habrían sido muy diferentes, o no…). Lo importante es que Marisa Tomei es una razón para soportar un poco más este mundo, y un poco más el cada vez más desangelado cine norteamericano, huérfano de grandes actrices desde hace demasiado tiempo.



Marisa Tomei, la reivindicación de una actriz a los cuarenta y tantos



Escribe: Jesús León 4 de diciembre de 2009


El caso de la neoyorkina Marisa Tomei resulta cuanto menos curioso. Una actriz joven que está abriéndose paso en su carrera y que tras recibir una sorprendente nominación al Oscar, finalmente se hace con el premio aunque tiene que sobrevivir al rumor de que fue un error del ínclito Jack Palance al leer la ganadora en la ceremonia de entrega. Aquello supuso un duro varapalo. La convierte en una actriz con Oscar y eso pesa.

Sin embargo, una vez cruza la complicada barrera de los cuarenta (para una actriz de Hollywood), se reivindica con papeles dramáticos dignos de mención, y de nueva nominación al Oscar. Marisa Tomei ha luchado para demostrar que valía y lo ha conseguido a base de esfuerzo, insistencia y ganarse un hueco, a pesar de no ser una estrella al uso.

Siempre quiso ser actriz y desde pronto se puso manos a la obra. Crece en Brooklyn y estudia arte dramático en Boston. Su salto al mundo de la interpretación vino de mano de la pequeña pantalla, gracias a comedias de situación como ‘Un mundo diferente’ o ‘El show de Bill Cosby’. Aunque también el teatro supuso un importante entrenamiento, para forjarse como completa actriz.





Su salto a Hollywood, dato curioso, vino de la mano de Sylvester Stallone que la descubrió cuando formaba parte de un grupo de teatro vanguardista y le ofreció un papel en ‘Oscar’ (1991), que supuso su primer encuentro con el cine y con el gran público (antes apareció brevemente en ‘The Flamingo Kid’).

Poco después trabaja en la también cómica ‘Mi primo Vinny’ junto a Joe Pesci y Ralph Macchio, que le supuso una sorprendente nominación al Oscar como mejor actriz de reparto, por su papel de Mona Lisa Vito, la novia inteligente (y algo macarra) del protagonista. La película no es gran cosa, aunque entretenida, pero quizás fuese demasiado premio la nominación. Lo que vino después marcaría su futuro. Jack Palance le nombró, sorprendiendo a todos (y a ella), como ganadora. A partir de ahí, el bulo de que fue un error de Palance la acompañaría como una sombra oscura.

Aquello fue motivo de muchas especulaciones durante largo tiempo. Que si Palance estaba algo ebrio, que si fue una broma, que si todo fue error que hubo que tapar,... el caso es que, se han emitido comunicados oficiales desmintiendo todo esto. Quizás surgió con virulencia por tratarse de una desconocida (la favorita era la veterana Vanessa Redgrave) y de una película poco relevante, pero parece que el procedimiento que lleva a cabo la Academia no da lugar a este tipo de errores.

El caso es que Marisa Tomei se enfrentaba a un lanzamiento acelerado de su carrera gracias a la dorada estatuilla, lo cual quizás, era una gran ventaja, pero también disparaba una carrera que necesita de unos pasos marcados por el tiempo y la experiencia para que una actriz logre ganar reputación y cualidades.

Por supuesto, le llegaron muchas ofertas para importantes producciones (‘Chaplin’), pero no tuvo suerte. La mayoría fueron fracasos y parece que hundían poco a poco a Tomei, para quedar en una actriz sin estrella y sin un futuro demasiado alentador.

Encontró en la comedia, papeles secundarios por los que discurrió sin pena ni gloria, pero que le fueron madurando: ‘Sólo tú’, ‘Siempre a tu lado’ o ‘Lo que ellas quieren’. Y también, tuvo sus tropiezos con algunos trabajos olvidables (‘El gurú del sexo’, ‘Juego asesino’) junto con pequeños papeles en televisión.





Pero tuvo que lograr papeles dramáticos para encontrar su horma. Películas con mayor calado donde su experiencia, valía y esfuerzo empezaron a brillar por sí solas, obviando su pasado y el Oscar ganado. Así, hace un extraordinario trabajo como actriz de reparto en la rescatable ‘En la habitación’, el debut en la realización de Todd Field. Un drama cargado de grandes interpretaciones, de pocas pretensiones y con un marcado carácter intimista, y que le valió, esta vez parece que con suficientemente merecimiento, una nueva nominación al Oscar.

Marisa Tomei había encontrado en el drama independiente su mejor terreno donde brillar (‘Danika’, ‘Factotum’, ‘La vida sin Grace’). A partir de este momento fue ganando enteros entre algunos productores y directores y siendo valorada como una buena y sólida actriz. ¿Quién lo diría? Acercándose a los cuarenta años y empezando un camino prometedor. Aún así, no renuncia a papeles en comedias comerciales (‘Ejecutivo agresivo’, ‘Un toque de distinción’, ‘Cerdos salvajes’), parece que buena elección para mantener su notoriedad en Hollywood.

Y el pasado alcanzó el prestigio definitivo. Gracias a su estupendo papel en la magistral ‘Antes que el diablo sepa que has muerto’. Donde, por cierto, lucía un físico espectacular, recurso quizás infravalorado hasta ahora. Y también, en la brillante ‘El luchador’ que además le ha supuesto una nueva nominación al Oscar, por su desgarrador papel de una madura stripper amiga del protagonista.

Sin embargo, Marisa Tomei no se ha apresurado en aprovechar su gran momento. Continua sus pasos barajando papeles que le llenen y que sigan sacándole partido a su talento. ¿Ganará un nuevo Oscar? Es posible, pero al menos es un gran ejemplo de superación y de reivindicación con esfuerzo.

Por cierto, cumplió 47 años. Y no los lleva nada mal.

Filmografía


Crazy, Stupid, Love (2011)
Salvation Boulevard (2011) (pre-production)
The Lincoln Lawyer (2011)
Cyrus (2010)
Ámsterdam (2009)
El luchador (2008)
War, Inc. (2008)
Before the Devil Knows You're Dead (2007)
Rebeldes con causa (2007)
Loverboy (2006)
Danika (2006)
Un toque de seducción (2005)
Factótum (2005)
Alfie: El seductor irresistible (2004)
Anger (2003)
Locos de ira (2003)
El gurú del sexo (2002)
Just a Kiss (2002)
King of the Jungle (2001)
Someone Like You (2001)
Alguien como tú (2001)
En el dormitorio (2001)
Dirk and Betty (2000)
Lo que ellas quieren (2000)
El observador (2000)
Happy Accidents (2000)
Suburbios de Beverly Hills (1998)
Bienvenidos a Sarajevo (1997)
A Brother's Kiss (1997)
Unhook The Stars (1996)
Volver a vivir (1996)
Cuatro habitaciones (1995)
Cuando salí de Cuba (1995)
Sólo tú (1994)
El periódico (1994)
Corazón indomable (1993)
Chaplin (1992)
Equinox (1992)
Mi primo Vinny (1992)
Zandalee (1991)
Óscar, quita las manos (1991)
Playing for Keeps (1986)
The Flamingo Kid (1984)

Fuentes: Blog de cine, www.es.wikipedia.org/wiki/Marisa_Tomei

miércoles, 6 de julio de 2011

Vivencias del 25 Festival de Mar del Plata.


Juan Baldana, director de Arrieros, película en la Competencia Argentina.


PERFIL DE AUTOR: JUAN BALDANA.


¿Podés presentarte?

Mi nombre es Juan Baldana, soy realizador audiovisual, trabajo en cine, t.v y publicidad. Vivo en Bs As.

¿Cuáles son las características particulares de tu filmografía?

Varía de acuerdo a lo que quiero contar en ficción o en documental. Son dos mundos completamente distintos. Desde el montaje puedo llegar a unificar mi modo de filmar pero es difícil lograr un parámetro que identifique una estética similar. En el caso de Arrieros, segundo documental de una trilogía que trata sobre la comunión del hombre en la naturaleza, la historia se narra desde la observación. Retrato la realidad de los personajes sin entrevistas, música o elementos que alteren lo cotidiano. La ficción en cambio, te lleva a los límites de la imaginación en donde he filmado por ejemplo una escena de acción que muestra una pelea mano a mano, motosierra y revolver con una duración de quince minutos. Música, sangre, cambio de ritmo abrupto en el montaje, etc. Cinco jornadas a dos cámaras con un equipo de cincuenta personas contrasta contra mi sola presencia filmando a una familia diez días en la alta montaña.

¿Cómo fue tu acercamiento al cine?

Siempre me fascinó el cine. De niño imaginaba que me seguían las veinticuatro horas con una cámara y pasaban mi vida por televisión, ya comenzaba a montar en mi cabeza. Claro que fue mucho antes de los realitys. Estudié Ciencias de la comunicación pero abandoné rápidamente. Luego, foto fija en la escuela de cine de Avellaneda pero tampoco terminé la carrera. Varios cursos y estudios siempre inconclusos. Trabajé durante años en t.v como productor y realizador, con el tiempo me interesó la dirección más allá del guión y el montaje. Comencé a realizar video clips y comerciales. Mucho tiempo tardé en descubrir y unir todas las piezas que hacen a una película.






¿Qué significa el cine para vos?

El cine simboliza la vida misma, no la concibo sin él. Todas las historias son dignas de contar por más aburridas que parezcan. Creo que no hay un individuo en el planeta que no genere una película en su inconciente. Te hace reír, llorar, amar, odiar. Te produce miles de sensaciones que otras artes pueden lograr separadamente pero no obtengan quizás un resultado tan completo. Me fascina ver cine y hacer cine en la medida que puedo. Siempre pienso que si alguna vez comienza a fallarme seriamente la vista, tendré que escribir un guión para que otro lo filme, ya que no me siento capacitado para hacer una novela, pero tampoco imagino abandonar esta profesión.


EscribiendoCine convocó a todos los directores argentinos en competencia de la 25ª Edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata para que presenten sus películas. Juan Baldana: “Arrieros(2010) es la segunda película de una trilogía que cuenta la historia de comunidades que conviven en la naturaleza.”

¿Cómo surge la idea de Arrieros y de qué trata?

Arrieros es la segunda película de una trilogía que cuenta la historia de comunidades que conviven en la naturaleza desde siempre y se abastecen de ella adaptándose al avance de la globalización. Soy Huao (2009) es la primera y ha sido rodada en la Selva Amazónica Ecuatoriana. Arrieros en la Cordillera de los Andes Chilena y Pescadores se está rodando en Manguiseco, al noreste de Brasil. Me interesa transmitir lo cotidiano desde las acciones de estos personajes que viven en paraísos naturales, luchando día a día por un plato de comida. Creo que estamos cada vez mas desconectados con la naturaleza y nos estamos olvidando de dónde venimos para ser parte de una inútil carrera hacia el consumo capitalista.

¿Qué implica tanto para la película como para vos participar en Mar del Plata?

Es muy importante que Arrieros participe en Mar del Plata. Estoy corriendo para terminar la post producción ya que es al primer festival que la mandé y por suerte entró. Estar dentro de los primeros diez festivales del mundo es un honor, pues te asegura una ventana al mundo. Participar en Mar del Plata me produce una doble satisfacción, no sólo porque es mi país y me siento como en casa mas allá de la envergadura del festival, sino también amo esa ciudad. Desde muy pequeño mis padres me llevaban desde el último día de clases en diciembre hasta el día anterior de la siguiente temporada.





¿Cómo vislumbrás el futuro de la película a raíz de la participación en el festival?

Con Soy Huao, primer película de la trilogía, sucedió que al entrar en festivales se dio que nos llamen de varios más a inscribirla sin haber mandado la película, mas allá de haber entrado o no finalmente. Imagino que con Arrieros será una gran oportunidad a futuro ya que Mar Del Plata es jugar en primera. Una vez terminada la tercera me preocuparé en la venta internacional.

La Competencia Nacional pasó de los nueve films del año pasado a las doce actuales. ¿A qué le atribuís ese incremento?

Al crecimiento del cine nacional.

¿Cómo te definirías como director?

Estoy en la búsqueda, luego de haber realizado mi primera ficción nunca imaginé que continuaría con documentales. La realidad es que comencé a escribir la segunda película y es un camino muy largo. Por eso encontré la manera de convivir con el documental. Es maravilloso filmar la realidad, descubrí un mundo nuevo. Si te muestro una ficción y un documental te va a costar creer que fueron filmadas por la misma persona. Son estéticas e historias completamente diferentes.

¿De qué forma te imaginás el 21 de noviembre?

De la mejor manera, feliz por haber visto buen cine, por haberla pasado increíble en la ciudad de mis recuerdos. Me imagino caminando por la rambla abrazado a mi mujer Agustina, productora de la película, y hablándole a mi viejo mar adentro. Allí se fue cuando partió de estas tierras.


Fuente: Festival Internacional de Cine de Mar del Plata 2010
www.escribiendocine.com/entrevistas/juan-baldana-arrieros