Julio Diz

Nació en la ciudad de Lanús, Buenos Aires, Argentina, el 27 de junio de 1956. Desde muy pequeño concurrió al cine, descubriendo a Walt Disney en el viejo Cine Monumental de la ciudad de Bernal. Ya de grande, Román Polanski y su film, “Cul de Sac” fueron los movilizadores hacia el cine de culto. En los años ’70, estudió cine en la EDAC, (Escuela de arte cinematográfico) de la ciudad de Avellaneda. En los ’80 cursó en CECINEMA, (Centro de estudios cinematográficos) dirigido por José Santiso, y asistió al Seminario Introducción al lenguaje cinematográfico, dictado por Simón Feldman. Incursionó en el Cine de Súper 8 y 16 MM. Asociado a UNCIPAR (Unión cineistas en paso reducido), fue cofundador del Biógrafo de la Alondra. Es editor de Woody y todo lo demás, Series de antología y el presente blog. Actualmente trabaja en su primer libro, “Los tiempos del cine”.

martes, 8 de septiembre de 2020

La película olvidada: Juggernaut de Richard Lester, 1974

GB, 1974: Richard Harris (comandante Anthony Fallon), Omar Sharif (capitán Alex Brunel), David Hemmings (Charlie Braddock), Anthony Hopkins (agente John McLeod), Shirley Knight (Barbara Bannister), Ian Holm (Nicholas Porter)

Director: Richard Lester, Guión: Richard Alan Simmons




Trama: El Britannic es un enorme transatlántico de bandera inglesa, el cual transporta 1.200 almas en su travesía a través del Atlántico – entre Londres y Nueva York -. Pero ahora un maníaco se ha comunicado con el jefe de la línea marítima, y le ha informado que ha instalado siete bombas a bordo del barco, estratégicamente instaladas como para detonar y hundirlo sin miramientos en menos de 24 horas. Ante la extorsión de un pago de medio millón de Libras el gobierno ha enviado un equipo antibombas al transatlántico, el cual es liderado por el recio comandante Anthony Fallon. El problema es que las bombas son auténticas obras maestras de la ingeniería, plagadas de trampas y falsos detonadores, y basta con que exploten 3 de ellas para producir una catástrofe. Y mientras el tiempo corre y los nervios de Fallon se destrozan, las bombas siguen su rumbo hacia el armagedón, el cual se desatará en alta mar a menos de que ocurra un milagro.




Juggernaut es una intentona del cine británico en treparse a la ola del cine cacástrofe (sí, está bien escrito), el cual reinaba las taquillas a principios de los años 70. En general el cine catástrofe es uno que odio con bastantes ganas, simplemente porque el papá del género – Irwin Allen – lo engendró de manera idiota y mediocre, matando la tensión con abundante melodrama de relleno (y el cual no le interesa a nadie). Esta interpretación británica del cine catástrofe es mas lineal y despojada, mas centrada en los hechos y – tal como en sus pares norteamericanos de la época – salpicada de nombres famosos. El problema es que todo el asunto es tan minimalista – ver durante una hora a unos tipos arrodillados junto a unos barriles – que tiende a hacer agua… y no precisamente porque hablemos de un transatlántico a punto de hundirse en medio del mar.

Ciertamente la flor y nata del cine inglés está reunido aquí, algunos en versiones ridículamente jovencisimas. Está Ian Holm, flaco y con pelo oscuro, el cual se luce como el director de la línea – que rebosa de honestidad e ideales frente a la amoralidad de los funcionarios del gobierno británico -; Anthony Hopkins, haciendo de policía y sobreactuando a baja altura; el siempre aborrecible Freddie Jones; Shirley Knight, antes de perder la pelea con la balanza y cuando era una apetecible MILF; Omar Sharif como Omar Sharif – viendo donde está el cheque para irse a jugar otra partida de Bridge -; David Hemmings, visiblemente agotado después de años de partuza; ese rey de la comedia ridícula que fue Roy Kinnear – el cual tiene su cuota compartida de momentos inspirados y secuencias incómodas, ya que le toca hacer de encargado de diversión y eventos sociales justo en un barco saturado de bombas a punto de explotar -; y hasta Roshan Seth, ese hindú que ha estado en miles de producciones de época como Ghandi o Indiana Jones y el Templo de la Perdición. Y, por supuesto, la frutilla del postre es Richard Harris, el cual se comporta como un loco todo el tiempo que está en pantalla. Mas que un héroe, su personaje parece un deprimido nihilista que se la pasa filosofando sobre la muerte y tirándole pálidas a los demás, cuando no, entra en modo sobreactor a full (posiblemente porque Harris estuviera picoteado por el whisky y se le diera por improvisar en el set). Mientras que el resto de los papeles funciona con mayor o menor éxito, la presencia de Harris es tan chocante como el rechinar del filo de unas uñas sobre la superficie de un pizarrón. ¿Como cinchar por un tipo tan misántropo y detestable?.


Al menos el habitualmente mediocre Richard Lester (Superman II) se da maña para crear algo de suspenso, en especial a la hora del desarme de las bombas… pero la cosa es bastante flácida y estática, en especial al momento de la resolución. Mientras que en el cine catástrofe norteamericano hay infinidad de actores viejos con melodramas mediocres de relleno, aquí hay una parva de gente famosa metiendo algún que otro bocado sobre la situación de las bombas (como Clifton James – el sheriff Pepper de 007 Vive y Deja Morir-, o Shirley Knight, quien hace de amante del capitán), lo cual se transforma en un montón de cameos sin utilidad que bien podrían haber quedado en el piso del cuarto de edición. Por lo menos la pesquisa policial está ok, y sirven para mostrar algo de dinamismo en un filme infestado de gente hablándole a la cámara.



Juggernaut no es un gran filme; a lo sumo es un pasable entretenimiento de matineé, tan prolijo que a veces aburre. Quizás precisaba menos personajes y mas escenas jugadas, un detalle que le jugó en contra en la hora del estreno – ya que no fue a verla nadie -, y un estigma que hoy en día le persigue, demostrando que la correctitud y la lógica suelen atentar contra la efectividad de un pasatiempo válido.


Extraido de http://www.portalarlequin.com.ar/juggernaut/


Al rescate de William Wellman (1896-1975)

 

William Wellman

(Brookline, 1896 - Santa Mónica, 1975) Director de cine estadounidense. Tuvo unos variopintos comienzos profesionales (fue estibador, vendedor y jugador profesional de hockey), y luego se enroló en la Marina de los Estados Unidos para tomar parte en la Primera Guerra Mundial, primero como camillero y luego como piloto en la "escuadrilla Lafayette" (que con el tiempo adquirió ciertos tintes románticos). Finalmente, fue repatriado tras haber sido herido en combate.




En 1918, con apenas veinte años, se casó con la actriz Helene Chadwik, que fue la primera de sus cuatro esposas y le introdujo en el mundillo del cine y del espectáculo. Se hizo así actor, profesión a la que sumó una amplia gama de actividades (decorador, productor y ayudante de dirección), hasta que Douglas Fairbanks le prestó su ayuda. Inició su carrera de director en el cine mudo con una película de extraño título, El hombre de pecho triunfa (1923). El mismo año rodaría otras dos producciones, tituladas Amor y voluntad y Amor al rojo, aunque durante este periodo las más destacadas fueron Ballet ruso (1926) y Alas (1927). Este último trabajo, con Clara Bow de protagonista y un casi debutante Gary Cooper en el reparto, mereció el Oscar de la Academia a la mejor película, pero sus secuelas no alcanzaron la misma repercusión.

Durante los años treinta consolidó su fama y sus conocimientos cinematográficos, y realizó una importante cantidad de películas, entre las que destaca el filme policíaco El enemigo público (1931). En 1937 rodó la versión de una obra que luego tuvo numerosas adaptaciones a la pantalla, Nace una estrella, interesante análisis psicológico y social sobre el mundo del espectáculo para una actriz que comienza y un actor que inicia su decadencia. A finales de los treinta hizo una bella versión de Beau Gest (1939), una clásica novela de aventuras de Percival Christopher Wren ambientada en la Legión extranjera francesa, que permitió a Wellman tocar el tema de la amistad y el amor en el contexto de la vida militar.




Pero probablemente la obra más importante de este director sea un extraño western que rompió los esquemas de una época tan conservadora como los años cuarenta: Incidente en Ox-Bow (1943). Protagonizada por Henry Fonda, su argumento no era todo lo previsible que esperaba un público con claros códigos de lectura cinematográfica, y, además, resultaba muy perturbador en aquel momento en que los Estados Unidos se encontraban inmersos en la Segunda Guerra Mundial. La misma línea siguió al rodar, con Robert Mitchum y Burgess Meredith como intérpretes principales, También somos seres humanos (1945), una visión de la guerra desde el lado oscuro, no el de los soldados que integran el heroico ejército, sino la realidad de aquéllos abocados a terminar en una fosa común.

Wellman se convirtió en un director reputado (mejor acogido entre los intelectuales que entre el gran público), y sus películas dejaron una honda huella en el discurso cinematográfico. En 1951 volvió a realizar otro western, Caravana de mujeres, historia sobria y espontánea, y en cierta medida feminista. Los años posteriores fueron contemplando cómo su pulso se aflojaba y rodaba un cine bastante más convencional, poniendo incluso su talento al servicio del sistema con filmes de marcado signo anticomunista. Su última película fue La escuadrilla Lafayette (1958), que le sirvió al veterano director de Alas para recordar sus experiencias y vivencias como piloto durante la Primera Guerra Mundial.



Filmografía parcial



Cómo citar este artículo:
Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004). Biografia de William Wellman. En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España). Recuperado de https://www.biografiasyvidas.com/biografia/w/wellman.htm