En 1976 aparece en
dos de sus películas más recordadas, por varios y diversos motivos. Por un
lado, Black se somete al fetichismo de Alfred Hitchcock con las rubias, que le hace ponerse
una peluca en ‘trama macabra’ (‘The Plot’), la última mentira del maestro; y por
otro, un miniclásico del género de terror, ‘Pesadilla diabólica’
(‘Burnt Offerings’), del siempre interesante Dan Curtis. En años
posteriores la fama de Black fue descendiendo hasta ser casi una desconocida
para el gran público y la nueva cinefilia. Entre sus trabajos más recordados
en esos años tenemos el inteligente remake ‘Invasores de Marte’
(‘Invaders From Mars’, Tobe Hooper, 1986) o la bestia y divertida ‘La casa
de los mil cadáveres’ (‘House of 1000 Corpses’, Rob Zombie, 2003).
En el momento de su
fallecimiento la actriz tenía dos películas en fase de post-producción. Más
de 150 películas atestiguan su incansable dedicación al séptimo arte. En mi
caso, sin parecerme una gran actriz, formó parte importante en mi formación y
educación como cinéfilo.
Hasta siempre
Karen.
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Interpretó una gran variedad de papeles durante los años sesenta y setenta. Los últimos años se convirtió en una referencia del cine de terror de serie B.
Por Rocío Ayuso
Con más de un centenar de películas en su haber, a Karen Black (Karen Blanche Ziegler) le dio tiempo a hacer de todo en Hollywood. Y lo hizo. Porque la actriz fallecida esta semana a los 74 años fue la musa de la contracultura de los 60, la heroína del cine comercial de los 70 y el ídolo kitsch del cine de terror de los últimos años, cantante de country candidata a un Grammy cuando Robert Altman se lo pidió para Nashville o el nombre de esa banda de glam punk que decidió llamarse The Voluptuous Horror of Karen Black en su honor. Actriz cultivada en el Actor’s Studio de Lee Strasberg o por siempre recordada como la azafata que salva el día en Aeropuerto 1975. Black hizo de todo y todo lo hizo bien, incluso cuando los papeles eran malos. Por eso su muerte, víctima de las complicaciones de un cáncer que le fue diagnosticado en 2010, es ahora lamentada en Hollywood con titulares como un adiós a la mujer que redefinió la sexualidad en la pantalla. “Una mujer nada convencional”, como dijo de ella el actor y director Peter Fonda.
Además de talento, Black siempre tuvo ese aspecto diferente a las demás. Una sonrisa amplia de labios carnosos (antes incluso de que estuvieran de moda) y unos ojos demasiado juntos y profundamente oscuros mucho antes de que Amy Winehouse hubiera nacido. Como añadió Fonda, la actriz tenía “una monstruosa belleza”. Fonda, al igual que Dennis Hopper y Jack Nicholson fueron cruciales en la carrera de Black, quien saltó a la fama como reina de la contracultura gracias a ese viaje de LSD que protagonizó en Busco mi destino (Easy Rider). Más tarde volvería a repetir con Nicholson en el papel que la acercaría al Oscar, cuando consiguió una candidatura como mejor actriz secundaria por su papel en Mi vida es mi vida. En ella interpretó a esa camarera de pocas luces pero perdidamente enamorada de Nicholson. Un trabajo para el que Bob Rafelson no quería contratarla por considerarla demasiado lista para el papel. Alfred Hitchcock también admiró su talento cuando trabajó con ella en el que sería el último filme del maestro del suspense, Trama macabre, (Family plot). De hecho los juegos de palabras que se trajeron actriz y director llevaron a la primera a regalarle un diccionario a Hitchcock, un volumen que tituló “DictionHarry”.
En la pantalla Black fue camarera, puta, asesina, ladrona, transexual o lo que le pidiera el papel siempre con la misma convicción. Así dio tantos bandazos como el cine de su época, ese que se movió entre el cine contracultural o las grandes películas de masas tipo Aeropuerto 1975. La actriz nacida en Park Ridge (Illinois, EEUU) y que adoptó como nombre artístico el apellido de casada de su primer matrimonio también interpretó a Myrtle Wilson en la versión de El Gran Gatsby de 1974, junto a Robert Redford y Mia Farrow, y fue la joven buscando fama en Como plaga de langosta. Sin embargo con el cambio de era, también cambiaron los papeles y aunque Black permaneció en activo su trabajo se redujo a series de televisión (Law & Order, Cinco en familia), monólogos teatrales off-Broadway y numerosas cintas de terror que le ganaron un nuevo grupo de fans. Películas como Trilogy of Terror o esa más reciente que rodó junto a Rob Zombie titulada La casa de los mil cadáveres.
En lo personal su vida también fue muy poco convencional, casada en cuatro ocasiones, la última junto a Stephen Eckelberry, montador y productor, y madre de tres hijos de sus diferentes matrimonios. Miembro durante muchos años de la Cienciología, Black declaró con llaneza a la prensa que pertenecía a esta secta porque funcionaba para ella. Su cáncer la dejó tan endeudada que el pasado abril puso en marcha una colecta pública para poder pagar el tratamiento, una forma de pago con la que llegó a recaudar unos 45.000 euros gracias a una página de crowdfunding dedicada a un proyecto tan personal como cuidar de su salud.
Fuentes: Blog de cine, Portal El país.