'La Novia Vestía de Negro', Truffaut a lo Hitchcock
Las conversaciones que François Truffaut mantuvo con Alfred Hitchcock vienen recogidas en un libro que todo cinéfilo, sea del tipo que sea, debería leer. Un estudio fascinante y entretenidísimo sobre la visión personal de un genio sobre el arte de hacer cine. El director francés tenía al director británico como uno de los más grandes realizadores de todos los tiempos, y resulta curioso que ‘La Novia Vestía de Negro’ es un film típicamente Truffaut, con los temas de siempre, pero retratados desde la perspectiva de un thriller muy cercano al cine de tito Hitch.
En ‘La Novia Vestía de Negro’ se nos narra la historia de una venganza que una mujer lleva a cabo contra los asesinos, por accidente, de su esposo. Uno a uno los irá seduciendo, y uno a uno les hará saber quién es. Una vez más en el cine de Truffaut, la mujer la gran protagonista. Si hay un director en la historia del cine que ha retratado como nadie el espíritu femenino en toda su complejidad, ése no ha sido otro que Truffaut.
Lo más llamativo de la película es la puesta en escena de Truffaut, probablemente la más virtuosa de toda su carrera, cuidada hasta el más mínimo detalle, y muy cercana al cine de su ídolo, Alfred Hitchcock, a lo que también ayuda que la historia a narrar sea un thriller. El director se lo pasa de miedo rodando enormes plano-secuencia cada dos por tres, creando una atmósfera de suspense digna del gran maestro. Y una vez más, la mujer y el amor como eje central de la película. Tal vez argumentalmente la película no esté a la altura de sus logros técnicos, y es que hay ciertos apuntes de guión que se basan demasiado en la coincidencia, como por ejemplo, cómo se produce la muerte del marido de la protagonista. Que tal vez la película pretenda comunicar que todo es producto de una fatal casualidad, pero queda poco convincente.
Otro de los elementos que acercan esta película al cine de Hithcock es que la banda sonora está compuesta por el gran Bernard Herrmann, habitual colaborador del director inglés en los años 50 y 60. De hecho hay momentos en los que se tiene la maravillosa sensación de estar visionando un film de Hitchcock. El compositor ya había colaborado con Truffaut en la obra maestra ‘Fahrenheit 451’, realizada dos años antes.
La estrella absoluta del relato es la excelente Jeanne Moreau, revelándose como una auténtica camaleona en sus distintas representaciones. Una Moreau de 40 años, totalmente entregada, resultando a la par fascinante y provocativa, peligrosa y atrayente, algo totalmente lógico ya que Truffaut nos ofrece una nueva visión de la femme fatale, a pesar de ser una mujer víctima del desamor más horripilante de todos, que tu pareja muera. Algo que nos hace estar de su lado desde el principio, pero que poco a poco se va perfilando una transformación en el personaje realmente llamativa proponiendo incluso algunas cuestiones morales de lo más diverso. ¿Está bien o mal lo que ella hace? ¿Cuántos seríamos capaces, o tendríamos ganas, de hacer lo mismo? Truffaut se dedica por completo a ella, y ella a él, notándose tan perfecta química en pantalla.
Una película muy buena, de lo mejor filmado por su autor, donde por si no queda claro en films anteriores, queda perfectamente expuesto su amor y admiración por el cine americano, al que rinde homenaje en esta película de principio a fin. Totalmente recomendable para todo amante del mejor cine negro.
Ficha técnica
"La Novia VestÍa De Negro" es una película, Drama. Suspense., dirigida por François Truffaut en 1967, estrenada el 16-09-1968 Barcelona: Diagonal.,14-10-1968 Madrid: Callao, Richmond... La Novia VestÍa De Negro es de nacionalidad extranjera con la participación de Francia., Italia.. El estreno en España fue el 16-09-1968 Barcelona: Diagonal.,14-10-1968 Madrid: Callao, Richmond..
Producida por LES FILMS DU CARROSSE (Francia), LES PRODUCTIONS ARTISTES ASSOCIÉS (Francia), DINO DE LAURENTIIS CINEMATOGRAFICA (Italia).
Con la actuación de: Charles Denner, Jeanne Moreau, Jean Claude Brialy, Michel Bouquet, Claude Rich, Alexandra Stewart, Michel Lonsdale, Paul Pavel, Van Doude, Daniel Boulanger, Serge Rousseau, Christophe Bruno, Jacques Robiolles, Luce Fabiole, Sylvie Delannoy, Jacqueline Raillard
* Argumento: de William Irish Basado en la novela "The Bride Wore Black"
* Guión: François Truffaut,Jean-Louis Richard
* Director de Fotografía: Raoul Coutard
* Música: Bernard Herrmann
* Montaje: Claudine Bouché
* Productor: Marcel Berbert,Decorados: Pierre Guffroy
Distribución
Totales
Espectadores: 867.293
Recaudación: 113.937,52
Por distribuidora
Empresa distribuidora: C.B. FILMS S.A.
Espectadores: 867.293
Recaudación: 113.937,52 €
Formato y otros datos
Formato:
35 MILIMETROS.
Color: Eastmancolor.
Panorámico.
Duración: 107
Lugares_de_rodaje: París, Versalles, Chevilly-Larue, Senlis, Cannes.
Fuentes: Blog de cine, DePeliculasGratis.com
Julio Diz
- Julio Diz
- Nació en la ciudad de Lanús, Buenos Aires, Argentina, el 27 de junio de 1956. Desde muy pequeño concurrió al cine, descubriendo a Walt Disney en el viejo Cine Monumental de la ciudad de Bernal. Ya de grande, Román Polanski y su film, “Cul de Sac” fueron los movilizadores hacia el cine de culto. En los años ’70, estudió cine en la EDAC, (Escuela de arte cinematográfico) de la ciudad de Avellaneda. En los ’80 cursó en CECINEMA, (Centro de estudios cinematográficos) dirigido por José Santiso, y asistió al Seminario Introducción al lenguaje cinematográfico, dictado por Simón Feldman. Incursionó en el Cine de Súper 8 y 16 MM. Asociado a UNCIPAR (Unión cineistas en paso reducido), fue cofundador del Biógrafo de la Alondra. Es editor de Woody y todo lo demás, Series de antología y el presente blog. Actualmente trabaja en su primer libro, “Los tiempos del cine”.
martes, 24 de agosto de 2010
La película olvidada: La novia vestía de negro, de François Truffaut.
Etiquetas:Peliculas olvidadas
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miércoles, 18 de agosto de 2010
Pequeños grandes films: Atrapame si puedes, el niño que huía.
19 de diciembre de 2009
Es curioso lo que sucede a menudo en la carrera de los directores más reconocidos. Los bandazos, las excepciones temáticas de su carrera, terminan siendo más importantes que lo que se le supone como característico o proverbial. La tercera película dirigida por Spielberg en apenas 18 meses, después de dos sci-fi consecutivas (‘A.I.’ y ‘Minority Report’), es un extraño biopic, centrado en la misteriosa y poco conocida fuera de EEUU figura de Frank Abagnale Jr., falsificador e impostor nacido en 1948, que durante los años sesenta se hizo pasar por médico, piloto de avión y abogado, todo antes de cumplir los veinte años. Tan notable y escurridiza figura le sirvió a Spielberg para volver a asombrar en 2002.
Porque ‘Atrápame si puedes’ es la mejor película de Steven Spielberg, la más redonda, sorprendente, emocionante y conmovedora, desde ‘La última cruzada’, trece años antes, así de sencillo. En ella Spielberg toca el techo de los maestros, con sencillez y humildad absolutas, sin el menor rastro de su complaciente y habitual caída en la blandenguería sentimentaloide, y demostrando hasta qué punto gran parte de la carrera de este cineasta inigualable está francamente desaprovechada. De hecho, el abismo estético que existe entre, por ejemplo, esta y ‘La última cruzada’ respecto a otras como el díptico jurásico o ‘Amistad’ es tan inmenso, que no se necesitan más pruebas para comprender que no siempre se toma igual de en serio su trabajo.
Por supuesto todo comienza con unos títulos de crédito que desde que aparecieron en un cine gozan de una merecidísima fama. Creados por Kuntzel Deygas, resumen el tono, el estilo visual, la atmósfera y gran parte de la historia que vamos a presenciar. Una historia larga, densa e intrincada, pero que Spielberg resuelve con una luminosidad y una sencillez abrumadoras, sin aburrir en ningún momento, con un extraño sentido del ritmo que acelera y decelera la historia según le conviene, sin crear la menor sensación de arbitrariedad en el espectador. Por supuesto, gran parte de todo esto es posible gracias a un guión soberbio, seguramente el mejor que ha escrito jamás, de Jeff Nathanson, que luego repetiria para Spielberg en la muy inferior ‘La terminal’.
Dentro de esta película conviven dos niveles que en lugar de molestarse, se alimentan mutuamente. Por un lado un doloroso y a veces desesperado drama íntimo, por otro una historia de aventuras que siempre se mantiene con los pies en la tierra, lo que la convierte en algo grande. Frank es un niño eterno que huye de una familia rota, y todo lo que hace es huir e inventarse vidas alternativas, con un ingenio y un don de gentes que lo convierten, o casi, en un alter-ego de Spielberg, que también sufrió una infancia difícil (contextualizada tan conmovedoramente en ‘E.T.’), y una adolescencia errante. Ésta podría ser su película más personal y más sentida desde aquél Sci-Fi tan recordado. Y puede ser lo que muchas veces le ha faltado: ponerse el corazón en
La solapa.
Dando vida a Frank Abagnale, Leonardo DiCaprio está formidable. En mi opinión es, junto con ‘Titanic’, su interpretación más auténtica, la menos forzada (en un actor tendente a forzarse para dar la apariencia de mayor categoría), en la que es más él mismo. De poco hubiera valido que Spielberg entregara una fuerte dosis de sí mismo, si su protagonista no lo hacía. Su composición de Abagnale es compleja y profunda, digna de un actor de raza. A su lado, Tom Hanks, que repite con Spielberg después de su buen y noble trabajo para ‘Buscando al soldado Ryan’, repite también en su buen hacer. Es un actor magnífico, y aquí acepta un papel menos protagonista, pero en el que se luce igualmente a pesar de las pocas posibilidades que tiene de lucimiento. Pero esto no es un dueto, sino un trío de voces, y no sería justo olvidar al gran Christopher Walken, que está memorable en su patético personaje.
Rasgos de estilo
En más de una entrevista le leí y le oí a Spielberg aseverar rotundamente que esta era, de lejos, su película más alegre. Sentimos estar en desacuerdo con él. Ignoro si lo decía irónicamente (aunque parecía que no), o si sucedió lo que a veces ocurre, que el director conoce menos su película que el espectador. Algo natural si entendemos lo sentida que es para él. Pero de alegre tiene poco. Por el contrario, es el Spielberg más melancólico y desesperado en muchísimo tiempo. Ni rastro de la pornografía sentimental de ‘Inteligencia artificial’, ni de los altibajos de ‘Minority Report’. Spielberg coge bien el relato y no lo suelta. Y lo primero que hace es elaborar una reconstrucción histórica deslumbrante, obra de Jeannine Claudia Oppewall, que secundada por la dirección artística de Sarah Knowles y el diseño de vestuario de Mary Zophres, nos devuelven el esplendor, y también las tinieblas de una época de represión política y de esperanzas sociales frustradas.
Y Janusz Kaminski, mucho más cabal que en otros trabajos suyos para Spielberg, ilumina ese diseño de época como si de un policiaco ligero pero a veces siniestro se tratase. De igual modo, Spielberg narra con tensión y con ligereza, con una cámara muy pocas veces a otra altura que la de la mirada humana, pero con un montaje a menudo veloz. Hay mucha contención, pero un soterrado lirismo que encoge, de manera sutil pero implacable, el ánimo del espectador, hasta dejarle exhausto. Y con su escudero de siempre, John Williams, construye un contínuo secuencial en el que cabe, prácticamente, de todo: aventura, drama, romance, comedia, suspense, cine de autor. Muy pocos directores pueden hacer eso, ni siquiera el Spielberg de muchas películas, pero este Spielberg filma con una energía y una alegría muy pocas veces vista en su filmografía.
Conclusión
Obra mayor, de madurez, que culmina una extraña trilogía, junto con los dos sci-fi precedentes, acerca de personajes que huyen en busca de algo, y que no paran de correr. Un Spielberg casi desconocido, capaz de traspasar barreras genéricas y de dar un golpe de autoridad estética. Todo un triunfo.
Ficha Técnica
Título: Atrápame si puedes
Título original: Catch me if you can
Dirección: Steven Spielberg
País: Estados Unidos
Año: 2002
Duración: 141 min.
Género: Criminal, Drama, Biográfico
Reparto: Leonardo DiCaprio, Tom Hanks, Christopher Walken, Martin Sheen, Nathalie Baye, Amy Adams, James Brolin, Brian Howe, Frank John Hughes, Steve Eastin, Chris Ellis, John Finn, Jennifer Garner, Nancy Lenehan, Ellen Pompeo, Elizabeth Banks, Guy Thauvette, Candice Azzara, Matthew Kimbrough, Joshua Boyd, Kaitlin Doubleday, Kelly McNair, Jonathan Dankner, Maggie Mellin, Thomas Kopache, Margaret Travolta, Jimmie F. Skaggs, Alex Hyde-White, Lilyan Chauvin, Eugene Fleming, Robert Ruth, Jennifer Manley, James Morrison, Robert Symonds, Jennifer Kan, Robert Curtis Brown, Kelly Hutchinson, Steve Witting, Wendy Worthington, Jane Bodle, J. Patrick McCormack, Brian Goodman, Ray Proscia, Sarah Lancaster, Jill Matson, Mike Baldridge, Joel Ewing, Ritchie Montgomery, Jim Antonio, Angela Sorensen, Jonathan Brent, Benita Krista Nall, Shane Edelman, Andrew Meeks, Morgan Rusler, Jane Edith Wilson, Dave Hager, Kyle Davis, Jaime Ray Newman, Deborah Kellner, Mercedes Cornett, Amy Acker, Robert Peters, James DuMont, Thomas Crawford, Sarah Rush, Malachi Throne, Alfred Dennis, Max Kerstein, Donna Kimball, Jan Munroe, Stephen Dunham, Brandon Keener, Jasmine Jessica Anthony, Anthony Powers, Lauren Cohn, Jeremy Howard, Jack Knight, Jamie Anderson, Kam Heskin, Ana Maria Quintana, Gerald R. Molen, Celine du Tertre, Stan Bly, Jamie Moss, Jessica Collins, Frank W. Abagnale, Roger Léger, Jean-François Blanchard, Mathieu Gaudreault, Guy-Daniel Tremblay, Alexander Bisping, Patrice Dussault, Paul Todd, Jake Wagner, Ashley Cohen, Kelly Cohen, Ellis Hall, Steven Meizler, Fred Datig, Joe Garagiola, Kitty Carlisle, Dominic Bond, Jean-François Brousseau, Francis Campeau, Raphaël Cardin, Marc-Antoine Côté, Antoine Drolet-Dumoulin, Léon Dussault-Gagné, Simon Houle-Gauthier, Vincent Généreux, Sébastien Jean, Pascal Larouche, William Lauzon, Florent Legault, Jason McNally, Julien Normandeau, David Parent-Laliberté, Alexandre Pépin, Nicolas Radeschi, Jonathan René, Samuel St. Amour
Guión: Jeff Nathanson
Distribuidora: Universal Pictures (Spain)
Productora: Amblin Entertainment, DreamWorks SKG, Splendid Pictures, Parkes/MacDonald Productions, Kemp Company
Presupuesto: 52.000.000,00 $
Agradecimientos: Bruce Paltrow
Casting: Caitlin McKenna-Wilkinson Debra Zane Erin Toner, Grant Wilfley, Jennifer Alessi, Julie Breton, Leslee Feldman, Lucie Robitaille, Sage Asteak, Sande Alessi, Terri Taylor
Coproducción: Devorah Moos-Hankin
Coproducción ejecutiva: Daniel Lupi
Departamento artístico: Abraham Vorster, Adam Tankell, Anthony D. Parrillo, April Martens, Brad Curry, Brenner Hugh Harris, Brett Hernandez, Brett Tyler, Chandler Vinar, Charles A. Cobos, Chela Fiorini, Circe Mirano, Claire Kirk, Curtis Allen, Darryl Robertshaw, Dave DeGaetano, David Falconer, David Mitchell, Doris Simard, E. Shepherd Stevenson, Erik Polczwartek, Francine Byrne, Gene Trautmann, Greg Benge, Gregory F. Poulos, Jason Vanover, Javier Carrillo, Jim Wardell, Jimmy Simeone, John Campana, John Hinkle, John K. Hill, John Root, John Warnke, Kate Yatsko, Lance Larson, Lawrence D. Lira, Martin Charles, Martine Giguère-Kazemirchuk, Max Daly, Melissa Bartley, Michael C. Paolone, Michael Casey, Michael J. Smith, Michel Brochu, Michele Laliberte, Miguel López-Castillo, Nick Miller, Paige Augustine, Paul Hotte, Paul Stanwyck, Peter Rogness, Philip Canfield, Ralph Fierro, Randall D. Wilkins, Randy Martens, Réal Baril, Renee Lee Alito, Richie Kawamoto, Rick Broderman, Rick Glenn, Rickie Gee, Ritchie Kremer, Rod Garvin, Roland Brooks, Russell C. Hurst, Russell Moore, Russell R. Anderson, Sally Thornton, Steve Pfauter, Steven B. Melton, Steven Martinez, Steven Rigamat, Suzan Wexler, Tim Bowen, Tom McDermott, Troy Alan Peters, Tyler Kettenburg, Véronique Pagnoux, Victor Espinoza
Departamento de transportes: Angel Desanti, Anthony Jamal Wade, Bill Needham, Carlo Solano, Curtis Clark, Daniel Gordon, Dash Hart, Dave Wilson, Dennis Sean Fahey, Esteban Munoz, Geno Hart, Hector Gonzales, Jim Buckman, Jimmy Mahr, Jimmy Nugent, Jody Bingenheimer, Joe Cosentino, John Pellegrino, John Sellars, John Spaccarelli, Jose Uria, Kevin Keefe, Kirk Huston, Larry Michael, Luc Poirier, Marco Lupi, Mark L. Basler, Mark Webb, Mike Belt, Pat Cosentino, Paulie DiCocco, René Brisson, Rick Fese Jr., Robert L. Young, Ronald Linxwiler, Scott Tyler, Sherri Cosentino, Stanley Holmes, Steve Larson, Steve Share, Ted Mehous, Tony Barattini, William West
Departamento editorial: Dale E. Grahn, Gary Burritt, Julie Kahn Zunder, Mark Gillard, Martin Cohen, Michael Trent, Mike Cuevas, Patrick Crane, Richard Byard, Sven E. Fahlgren
Departamento musical: Adam Michalak, Alan Estes, Dan Higgins, Jason Lloyd, John Neufeld, Kenneth Wannberg, Mark Eshelman, Pat Weber, Ramiro Belgardt, Sandy DeCrescent, Shawn Murphy, Susan McLean, Todd Homme
Dirección: Steven Spielberg
Dirección artística: Sarah Knowles
Diseño de producción: Jeannine Claudia Oppewall
Efectos especiales: Connie Brink, John C. Hartigan, Louis Craig, M.A. Thompson, Ron Rosegard
Efectos visuales: Agnès Fauve, Alex G. Ortoll, Alex Hegedus, Alexandre Scalvino, Bill Laverty, Blondel Aidoo, Brandon Criswell, Brian Cuscino, Candice Scott, Charlotte Bavasso, Emma McGuinness, Florent Porte, Ghislaine Marchand, Greg Mucino, Ian Mansel-Thomas, Jason Schugardt, Jeff Werner, Joe Ken, Joseph Grossberg, Julia Parfitt, Juliette Stern, Kristopher Kasper, Lee Robinson, Lindsay Burnett, Lucy Glyn, Marc Varisco, Mark P. Renton, Marty Taylor, Mathew Lamb, Michael Hemschoot, Mitchell S. Drain, Nathan McGuinness, Olivier Marquezy, Patrice Mugnier, Patrick Kavanaugh, Peregrine MacCafferty, Phil Brennan, Pierre Savel, Pierre Yves Joseph, Robert Stromberg, Robin Kobrynski, Tommy Hooper, Travis Baumann, Yuichiro Yamashita, Zach Justman
Escritores: Catch Me If You Can: The Amazing True Story of the Youngest and Most Daring Con Man in the History of Fun and Profit: Frank W. Abagnale, Stan Redding
Fotografía: Janusz Kaminski
Guión: Jeff Nathanson
Maquillaje: Audrey L. Anzures, Carolyn Elias, Daniel C. Striepeke, Deborah La Mia Denaver, Dorothy D. Fox, Johanne Gravel, Johanne Paiement, Kathryn Blondell, Kim Santantonio, Linda Grimes, Lois Burwell, Luisa Abel, Maggie Elliott, Milton Buras, Sian Grigg
Montaje: Michael Kahn
Música: John Williams
Producción asociada: Sergio Mimica-Gezzan
Producción ejecutiva: Anthony Romano, Barry Kemp, Laurie MacDonald, Michel Shane
Sonido: Alicia Stevenson, Andy Nelson, Anna Behlmer, Blake R. Cornett, Charleen Richards, Charles L. Campbell, Craig Heath, David Betancourt, David Lucarelli, David Wolowic, Dawn Fintor, Denis St. Amand, John A. Larsen, John Morris, John Murray, Mildred Iatrou, Norman Bernard, Peggy Names, R.J. Kizer, Robert Jackson, Robert Renga, Ron Judkins, Susan Dawes, T.J. O'Mara, Ted Caplan
Vestuario: Alix Hester, Andrew Slyder, Annie Garrity, Anthony Franco, April Krueger, Cha Blevins, Christine Wada, Cookie Lopez, Daniele Leger, Diana Edgmon, Emily Wyss, Guy Miracle, Jenny Eagan, Joseph Reid, Julie Graham, Lori DeLapp, Lynn Hoffman, Marie-Etienne Bessette, Marsha Bartlett Mary Zophres Michael Adkins, Mike Lutz, Pablo Nantas, Patricia Eiben, Robin McMullan, Suzanne Flores
Fuentes: Blog de cine
cine.estamosrodando.com
Es curioso lo que sucede a menudo en la carrera de los directores más reconocidos. Los bandazos, las excepciones temáticas de su carrera, terminan siendo más importantes que lo que se le supone como característico o proverbial. La tercera película dirigida por Spielberg en apenas 18 meses, después de dos sci-fi consecutivas (‘A.I.’ y ‘Minority Report’), es un extraño biopic, centrado en la misteriosa y poco conocida fuera de EEUU figura de Frank Abagnale Jr., falsificador e impostor nacido en 1948, que durante los años sesenta se hizo pasar por médico, piloto de avión y abogado, todo antes de cumplir los veinte años. Tan notable y escurridiza figura le sirvió a Spielberg para volver a asombrar en 2002.
Porque ‘Atrápame si puedes’ es la mejor película de Steven Spielberg, la más redonda, sorprendente, emocionante y conmovedora, desde ‘La última cruzada’, trece años antes, así de sencillo. En ella Spielberg toca el techo de los maestros, con sencillez y humildad absolutas, sin el menor rastro de su complaciente y habitual caída en la blandenguería sentimentaloide, y demostrando hasta qué punto gran parte de la carrera de este cineasta inigualable está francamente desaprovechada. De hecho, el abismo estético que existe entre, por ejemplo, esta y ‘La última cruzada’ respecto a otras como el díptico jurásico o ‘Amistad’ es tan inmenso, que no se necesitan más pruebas para comprender que no siempre se toma igual de en serio su trabajo.
Por supuesto todo comienza con unos títulos de crédito que desde que aparecieron en un cine gozan de una merecidísima fama. Creados por Kuntzel Deygas, resumen el tono, el estilo visual, la atmósfera y gran parte de la historia que vamos a presenciar. Una historia larga, densa e intrincada, pero que Spielberg resuelve con una luminosidad y una sencillez abrumadoras, sin aburrir en ningún momento, con un extraño sentido del ritmo que acelera y decelera la historia según le conviene, sin crear la menor sensación de arbitrariedad en el espectador. Por supuesto, gran parte de todo esto es posible gracias a un guión soberbio, seguramente el mejor que ha escrito jamás, de Jeff Nathanson, que luego repetiria para Spielberg en la muy inferior ‘La terminal’.
Dentro de esta película conviven dos niveles que en lugar de molestarse, se alimentan mutuamente. Por un lado un doloroso y a veces desesperado drama íntimo, por otro una historia de aventuras que siempre se mantiene con los pies en la tierra, lo que la convierte en algo grande. Frank es un niño eterno que huye de una familia rota, y todo lo que hace es huir e inventarse vidas alternativas, con un ingenio y un don de gentes que lo convierten, o casi, en un alter-ego de Spielberg, que también sufrió una infancia difícil (contextualizada tan conmovedoramente en ‘E.T.’), y una adolescencia errante. Ésta podría ser su película más personal y más sentida desde aquél Sci-Fi tan recordado. Y puede ser lo que muchas veces le ha faltado: ponerse el corazón en
La solapa.
Dando vida a Frank Abagnale, Leonardo DiCaprio está formidable. En mi opinión es, junto con ‘Titanic’, su interpretación más auténtica, la menos forzada (en un actor tendente a forzarse para dar la apariencia de mayor categoría), en la que es más él mismo. De poco hubiera valido que Spielberg entregara una fuerte dosis de sí mismo, si su protagonista no lo hacía. Su composición de Abagnale es compleja y profunda, digna de un actor de raza. A su lado, Tom Hanks, que repite con Spielberg después de su buen y noble trabajo para ‘Buscando al soldado Ryan’, repite también en su buen hacer. Es un actor magnífico, y aquí acepta un papel menos protagonista, pero en el que se luce igualmente a pesar de las pocas posibilidades que tiene de lucimiento. Pero esto no es un dueto, sino un trío de voces, y no sería justo olvidar al gran Christopher Walken, que está memorable en su patético personaje.
Rasgos de estilo
En más de una entrevista le leí y le oí a Spielberg aseverar rotundamente que esta era, de lejos, su película más alegre. Sentimos estar en desacuerdo con él. Ignoro si lo decía irónicamente (aunque parecía que no), o si sucedió lo que a veces ocurre, que el director conoce menos su película que el espectador. Algo natural si entendemos lo sentida que es para él. Pero de alegre tiene poco. Por el contrario, es el Spielberg más melancólico y desesperado en muchísimo tiempo. Ni rastro de la pornografía sentimental de ‘Inteligencia artificial’, ni de los altibajos de ‘Minority Report’. Spielberg coge bien el relato y no lo suelta. Y lo primero que hace es elaborar una reconstrucción histórica deslumbrante, obra de Jeannine Claudia Oppewall, que secundada por la dirección artística de Sarah Knowles y el diseño de vestuario de Mary Zophres, nos devuelven el esplendor, y también las tinieblas de una época de represión política y de esperanzas sociales frustradas.
Y Janusz Kaminski, mucho más cabal que en otros trabajos suyos para Spielberg, ilumina ese diseño de época como si de un policiaco ligero pero a veces siniestro se tratase. De igual modo, Spielberg narra con tensión y con ligereza, con una cámara muy pocas veces a otra altura que la de la mirada humana, pero con un montaje a menudo veloz. Hay mucha contención, pero un soterrado lirismo que encoge, de manera sutil pero implacable, el ánimo del espectador, hasta dejarle exhausto. Y con su escudero de siempre, John Williams, construye un contínuo secuencial en el que cabe, prácticamente, de todo: aventura, drama, romance, comedia, suspense, cine de autor. Muy pocos directores pueden hacer eso, ni siquiera el Spielberg de muchas películas, pero este Spielberg filma con una energía y una alegría muy pocas veces vista en su filmografía.
Conclusión
Obra mayor, de madurez, que culmina una extraña trilogía, junto con los dos sci-fi precedentes, acerca de personajes que huyen en busca de algo, y que no paran de correr. Un Spielberg casi desconocido, capaz de traspasar barreras genéricas y de dar un golpe de autoridad estética. Todo un triunfo.
Ficha Técnica
Título: Atrápame si puedes
Título original: Catch me if you can
Dirección: Steven Spielberg
País: Estados Unidos
Año: 2002
Duración: 141 min.
Género: Criminal, Drama, Biográfico
Reparto: Leonardo DiCaprio, Tom Hanks, Christopher Walken, Martin Sheen, Nathalie Baye, Amy Adams, James Brolin, Brian Howe, Frank John Hughes, Steve Eastin, Chris Ellis, John Finn, Jennifer Garner, Nancy Lenehan, Ellen Pompeo, Elizabeth Banks, Guy Thauvette, Candice Azzara, Matthew Kimbrough, Joshua Boyd, Kaitlin Doubleday, Kelly McNair, Jonathan Dankner, Maggie Mellin, Thomas Kopache, Margaret Travolta, Jimmie F. Skaggs, Alex Hyde-White, Lilyan Chauvin, Eugene Fleming, Robert Ruth, Jennifer Manley, James Morrison, Robert Symonds, Jennifer Kan, Robert Curtis Brown, Kelly Hutchinson, Steve Witting, Wendy Worthington, Jane Bodle, J. Patrick McCormack, Brian Goodman, Ray Proscia, Sarah Lancaster, Jill Matson, Mike Baldridge, Joel Ewing, Ritchie Montgomery, Jim Antonio, Angela Sorensen, Jonathan Brent, Benita Krista Nall, Shane Edelman, Andrew Meeks, Morgan Rusler, Jane Edith Wilson, Dave Hager, Kyle Davis, Jaime Ray Newman, Deborah Kellner, Mercedes Cornett, Amy Acker, Robert Peters, James DuMont, Thomas Crawford, Sarah Rush, Malachi Throne, Alfred Dennis, Max Kerstein, Donna Kimball, Jan Munroe, Stephen Dunham, Brandon Keener, Jasmine Jessica Anthony, Anthony Powers, Lauren Cohn, Jeremy Howard, Jack Knight, Jamie Anderson, Kam Heskin, Ana Maria Quintana, Gerald R. Molen, Celine du Tertre, Stan Bly, Jamie Moss, Jessica Collins, Frank W. Abagnale, Roger Léger, Jean-François Blanchard, Mathieu Gaudreault, Guy-Daniel Tremblay, Alexander Bisping, Patrice Dussault, Paul Todd, Jake Wagner, Ashley Cohen, Kelly Cohen, Ellis Hall, Steven Meizler, Fred Datig, Joe Garagiola, Kitty Carlisle, Dominic Bond, Jean-François Brousseau, Francis Campeau, Raphaël Cardin, Marc-Antoine Côté, Antoine Drolet-Dumoulin, Léon Dussault-Gagné, Simon Houle-Gauthier, Vincent Généreux, Sébastien Jean, Pascal Larouche, William Lauzon, Florent Legault, Jason McNally, Julien Normandeau, David Parent-Laliberté, Alexandre Pépin, Nicolas Radeschi, Jonathan René, Samuel St. Amour
Guión: Jeff Nathanson
Distribuidora: Universal Pictures (Spain)
Productora: Amblin Entertainment, DreamWorks SKG, Splendid Pictures, Parkes/MacDonald Productions, Kemp Company
Presupuesto: 52.000.000,00 $
Agradecimientos: Bruce Paltrow
Casting: Caitlin McKenna-Wilkinson Debra Zane Erin Toner, Grant Wilfley, Jennifer Alessi, Julie Breton, Leslee Feldman, Lucie Robitaille, Sage Asteak, Sande Alessi, Terri Taylor
Coproducción: Devorah Moos-Hankin
Coproducción ejecutiva: Daniel Lupi
Departamento artístico: Abraham Vorster, Adam Tankell, Anthony D. Parrillo, April Martens, Brad Curry, Brenner Hugh Harris, Brett Hernandez, Brett Tyler, Chandler Vinar, Charles A. Cobos, Chela Fiorini, Circe Mirano, Claire Kirk, Curtis Allen, Darryl Robertshaw, Dave DeGaetano, David Falconer, David Mitchell, Doris Simard, E. Shepherd Stevenson, Erik Polczwartek, Francine Byrne, Gene Trautmann, Greg Benge, Gregory F. Poulos, Jason Vanover, Javier Carrillo, Jim Wardell, Jimmy Simeone, John Campana, John Hinkle, John K. Hill, John Root, John Warnke, Kate Yatsko, Lance Larson, Lawrence D. Lira, Martin Charles, Martine Giguère-Kazemirchuk, Max Daly, Melissa Bartley, Michael C. Paolone, Michael Casey, Michael J. Smith, Michel Brochu, Michele Laliberte, Miguel López-Castillo, Nick Miller, Paige Augustine, Paul Hotte, Paul Stanwyck, Peter Rogness, Philip Canfield, Ralph Fierro, Randall D. Wilkins, Randy Martens, Réal Baril, Renee Lee Alito, Richie Kawamoto, Rick Broderman, Rick Glenn, Rickie Gee, Ritchie Kremer, Rod Garvin, Roland Brooks, Russell C. Hurst, Russell Moore, Russell R. Anderson, Sally Thornton, Steve Pfauter, Steven B. Melton, Steven Martinez, Steven Rigamat, Suzan Wexler, Tim Bowen, Tom McDermott, Troy Alan Peters, Tyler Kettenburg, Véronique Pagnoux, Victor Espinoza
Departamento de transportes: Angel Desanti, Anthony Jamal Wade, Bill Needham, Carlo Solano, Curtis Clark, Daniel Gordon, Dash Hart, Dave Wilson, Dennis Sean Fahey, Esteban Munoz, Geno Hart, Hector Gonzales, Jim Buckman, Jimmy Mahr, Jimmy Nugent, Jody Bingenheimer, Joe Cosentino, John Pellegrino, John Sellars, John Spaccarelli, Jose Uria, Kevin Keefe, Kirk Huston, Larry Michael, Luc Poirier, Marco Lupi, Mark L. Basler, Mark Webb, Mike Belt, Pat Cosentino, Paulie DiCocco, René Brisson, Rick Fese Jr., Robert L. Young, Ronald Linxwiler, Scott Tyler, Sherri Cosentino, Stanley Holmes, Steve Larson, Steve Share, Ted Mehous, Tony Barattini, William West
Departamento editorial: Dale E. Grahn, Gary Burritt, Julie Kahn Zunder, Mark Gillard, Martin Cohen, Michael Trent, Mike Cuevas, Patrick Crane, Richard Byard, Sven E. Fahlgren
Departamento musical: Adam Michalak, Alan Estes, Dan Higgins, Jason Lloyd, John Neufeld, Kenneth Wannberg, Mark Eshelman, Pat Weber, Ramiro Belgardt, Sandy DeCrescent, Shawn Murphy, Susan McLean, Todd Homme
Dirección: Steven Spielberg
Dirección artística: Sarah Knowles
Diseño de producción: Jeannine Claudia Oppewall
Efectos especiales: Connie Brink, John C. Hartigan, Louis Craig, M.A. Thompson, Ron Rosegard
Efectos visuales: Agnès Fauve, Alex G. Ortoll, Alex Hegedus, Alexandre Scalvino, Bill Laverty, Blondel Aidoo, Brandon Criswell, Brian Cuscino, Candice Scott, Charlotte Bavasso, Emma McGuinness, Florent Porte, Ghislaine Marchand, Greg Mucino, Ian Mansel-Thomas, Jason Schugardt, Jeff Werner, Joe Ken, Joseph Grossberg, Julia Parfitt, Juliette Stern, Kristopher Kasper, Lee Robinson, Lindsay Burnett, Lucy Glyn, Marc Varisco, Mark P. Renton, Marty Taylor, Mathew Lamb, Michael Hemschoot, Mitchell S. Drain, Nathan McGuinness, Olivier Marquezy, Patrice Mugnier, Patrick Kavanaugh, Peregrine MacCafferty, Phil Brennan, Pierre Savel, Pierre Yves Joseph, Robert Stromberg, Robin Kobrynski, Tommy Hooper, Travis Baumann, Yuichiro Yamashita, Zach Justman
Escritores: Catch Me If You Can: The Amazing True Story of the Youngest and Most Daring Con Man in the History of Fun and Profit: Frank W. Abagnale, Stan Redding
Fotografía: Janusz Kaminski
Guión: Jeff Nathanson
Maquillaje: Audrey L. Anzures, Carolyn Elias, Daniel C. Striepeke, Deborah La Mia Denaver, Dorothy D. Fox, Johanne Gravel, Johanne Paiement, Kathryn Blondell, Kim Santantonio, Linda Grimes, Lois Burwell, Luisa Abel, Maggie Elliott, Milton Buras, Sian Grigg
Montaje: Michael Kahn
Música: John Williams
Producción asociada: Sergio Mimica-Gezzan
Producción ejecutiva: Anthony Romano, Barry Kemp, Laurie MacDonald, Michel Shane
Sonido: Alicia Stevenson, Andy Nelson, Anna Behlmer, Blake R. Cornett, Charleen Richards, Charles L. Campbell, Craig Heath, David Betancourt, David Lucarelli, David Wolowic, Dawn Fintor, Denis St. Amand, John A. Larsen, John Morris, John Murray, Mildred Iatrou, Norman Bernard, Peggy Names, R.J. Kizer, Robert Jackson, Robert Renga, Ron Judkins, Susan Dawes, T.J. O'Mara, Ted Caplan
Vestuario: Alix Hester, Andrew Slyder, Annie Garrity, Anthony Franco, April Krueger, Cha Blevins, Christine Wada, Cookie Lopez, Daniele Leger, Diana Edgmon, Emily Wyss, Guy Miracle, Jenny Eagan, Joseph Reid, Julie Graham, Lori DeLapp, Lynn Hoffman, Marie-Etienne Bessette, Marsha Bartlett Mary Zophres Michael Adkins, Mike Lutz, Pablo Nantas, Patricia Eiben, Robin McMullan, Suzanne Flores
Fuentes: Blog de cine
cine.estamosrodando.com
Etiquetas:Peliculas olvidadas
Peliculas,
Pequeños grandes films
sábado, 14 de agosto de 2010
Cineastas de hoy: Ana Katz, miradas desde la orilla.
Por Ana Laura Pérez
Reconocible por su humor, Ana Katz tiene 30 años y una carrera prestigiosa como actriz y cineasta. En su última película, “La novia errante”, actúa con su pareja, el uruguayo Daniel Hendler.
“Venís a ver a Ana? Pasá. Te está esperando.” El franquea el paso con el gesto tímido de las personas que se saben conocidas por los desconocidos. Cierra la puerta y sale abrigado al paisaje invernal de Parque Centenario. Su mujer espera al pie de la escalera donde nace el pasillo encajonado de ese PH. Tiene un suéter negro sobre una pollera amplia y negra. Y botas. Y el pelo enrulado suelto, todavía húmedo.
El interior del departamento es indiferente al frío y la vorágine matinal que envuelve irremediablemente la vecindad de los hospitales. El sol entra por las antiguas puertas de vidrio y embellece ese living simple, de piso de madera y techos inalcanzables. Una tele, un sillón, una guitarra, libros… Alguna vez, ese lugar fue la sala de estar de la familia Lujine, escenografía de su opera prima, (El juego de la silla, 2003, que escribió, actuó y dirigió). Ana Katz dice que entregaría su cadáver antes de volver a sacrificar su hogar ante el altar del cine independiente. Sin embargo, esa “película de guerrilla” que peleó durante año, le prodigó reconocimiento y llevó la línea del horizonte más allá de esas paredes gruesas, típicas de las viejas construcciones.
En comparación con aquella película de ácido costumbrismo, (reconocible también en “Lucro cesante”, su obra teatral en cartel por tercer año consecutivo en el Abasto Social Club), “La novia errante” se hizo rápido: apenas año y medio. Y rápido recoge los primeros reconocimientos: fue seleccionada para la sección Cine en Construcción del Festival de San Sebastián. “Me cuesta creer que las cosas vayan saliendo con facilidad. Para mi tiene que ver con algo que me causa mucho placer y es tener un grupo con el que trabajar en confianza”.
Ese grupo incluye amigos, su hermano siete años menor, colaborador artístico y asistente de dirección, y ahora su novio, el actor uruguayo Daniel Hendler. Sin embargo, desmiente comparaciones con la forma de trabajo en familia de Pablo Trapero, de quien fue asistente de dirección en “Mundo grúa”.
“Es diferente trabajar con un tío que con un novio, Desde que nos conocimos, con Daniel siempre hubo un interés de compartir las cosas que nos gustan del otro. A veces es un proyecto concreto y otras es leer lo que el otro hace. Podemos ver películas, ir al teatro, hablar… compartir un proyecto es natural porque nos fascina esto que elegimos”.
En continuado: novio en la ficción, novio de la realidad. Es ese que sale y saluda sabiendo que esa persona que él no conoce lo conoce a él. Actor fetiche de Daniel Burman (El abrazo partido, Derecho de familia, entre otras), después de 11 películas, el uruguayo es uno más de la marquesina fílmica local.
Ella había actuado se un corto que él hizo y él participó en otro que ella filmó para Sedal. Ya habían trabajado juntos en “Whisky”, la película uruguaya, pero esta vez, ambos protagonizan un largo escrito y dirigido por ella.
Todavía circula por Mar de las Pampas la orgullosa referencia a la filmación, que eleva al balneario por sobre el cliché spa.
Resumen: “La película cuenta los seis días posteriores a una separación, camino a la Costa Atlántica. El festejo de un aniversario termina cuando él se queda en medio de la ruta y ella sigue, a la deriva. La novia está embanderada en el abandono, no se vuelve, decide quedarse para sufrir desde ahí”.
No es un desafío a la suerte. Ana Katz argumenta que se animó a filmar una ruptura con su pareja justamente porque estaban lejos de eso: “Ya con el guión muy avanzado, lo miré y le dije: ¡Es él!”.
Y él sólo esperaba que se lo propusiera. “Empezamos a trabajar sobre la escena con un coach actoral y nos reíamos mucho porque había mecanismos que nos reconocíamos a la perfección”.
RAZAS
“Una pareja que no discute pertenece a otra raza. Yo discuto. Y además soy una persona que me afecto y me fascino. Siempre estoy emocionalmente muy comprometida con las cosas. Por eso me parecen marchitas las parejas con una comunicación… poco viva.”
Trascendió que durante la filmación (¿exorcismo privado?) Daniel le propuso casamiento. No dará ella ningún detalle, atenta al alma sensible de los actores que tan bien conoce: “Nada religioso”, concede como único dato.
Con “La novia errante”, Katz empieza a explorar el terreno amoroso. Cinematografía de aventura contra los supuestos del género: “Me fascina la fragilidad del amor. Las películas hablan de la armonía, la felicidad que produce el amor, pero no de la inseguridad, la alteración y el desequilibrio que provoca”.
Si la pensó, la escribió y la dirigió, ¿por qué actuarla? “Di muchas vueltas. Pero me resultaba muy atractivo encarnar a esa mujer equivocada, su regodeo en el sufrimiento. Si hacía un pase de mando me parecía que no se iba a contar algo muy particular y genuino que tenía que aparecer”.
No hay un rol que se imponga a los otros. “Es raro porque hay una presión para que una elija ¿Qué preferís? ¿Mamá o papá? En un momento de mi vida dejé de andar cuestionándomelo. Hay proyectos en los que me gusta más una cosa y en otros, otra”.
La próxima película tiene título y fecha de filmación para el verano de 2007. Composición título “Bienestar”. “Se centra en una pareja de unos 65 años, de ésas que suelen nombrarse siempre juntas –Luis y Nena, así- que van a vivir a un barrio privado buscando sosiego”. Pero la calma es esquiva. “Pasado el período de la fascinación con las actividades y el entorno empiezan a ocurrir hechos extraños. De las casas desaparecen electrodomésticos que después aparecen enterrados”.
Entre la ciencia ficción y –otra vez- el humor, la crítica. “La película explora la desesperación tan común hoy por preservarse del desastre: todo el mundo come sano, ubica los muebles para favorecer la circulación de la energía, quiere estar saludable y vivir muchos años”.
Con varios premios ya ganados (entre ellos el Work in progress del último Festival de Cine Independiente de Buenos Aires), “Bienestar” tiene ya un financiamiento acorde a una producción de mayor envergadura que las anteriores.
Teatro, cine, publicidad, ¿y televisión? “Por ahora no. Yo creo que en algún momento me puede gustar. Me divierte. Pero, a la vez, no tengo ningún apuro. Me imagino que debe ser cuestión de encontrar el proyecto indicado. Es muy difícil hacerle llegar a una persona un producto que no sea de la televisión. La gente se pierde la posibilidad de recibir materiales expresivos de los que podría estar muy cerca”.
No hace TV, pero miraba, “¡Pensar que antes una de Fellini era normal!” También programas tan normales antes como ahora: “Clave de sol de punta a punta y La familia Ingalls”. A ese drama bucólico (“la que no se acalambraba el estómago debajo del agua y se ahogaba, caía dentro de una mina”) adjudica su cercanía con el humor “que tiene que ver con la tragedia más rotunda”.
Y de lo que ahora mira, le interesan las excentricidades: “Vi un programa el otro día donde contaban de una pareja que inventó chiripás de colores para aves, que sirven para tenerlas sueltas en la casa sin que caguen…” Bizarría y humor: Le gusta Pettinato, fue fanática de Gasalla y de Chachachá y puede pasarse horas con los programas de debate religioso… “Tengo fascinación por observar y escuchar a la gente. Cuando actúo, lo que más me interesa es retratar algo que observé sobre alguna persona en particular. Yo me quedo maravillada, siempre, en frases, en razonamientos que, de golpe, son muy distintos del lugar común”.
¿Religión? Atea.
Padre de familia judía, madre de ascendencia española, ambos psicoanalistas y militantes de izquierda. “En un momento pensé en tomar la comunión y después me tentó ver a los chicos que iban a grupos judíos…”
Difícil que el chancho chifle. “Era absurdo, una cosa completamente ajena a mi educación.” Lo propio de la educación fueron los libros, las discusiones políticas (Cuentan que de chiquita me la pasaba preguntando ¿Qué era de izquierda y qué era de derecha?), las películas y varios colegios.
EDUCACION CON ESCALAS
De la primera escuela, una estatal de Almagro, el barrio donde vivió desde su nacimiento en 1975, la sacaron porque la los Katz le resultaba inaceptable la exacerbada liturgia militarista de la dictadura. “Recuerdo haber estado una hora entera de una clase con la cabeza apoyada en la mesa y la maestra caminando entre los bancos, controlando que nadie se levantara. Era la época de la Guerra de Malvinas, cuando te hacían esconder debajo del banco”.
De ahí pasó a otra estatal. Y aquí el problema fue la laxitud disciplinaria. “Como me la pasaba actuando me había comprado muy fácilmente a todos.”
Ultima escala: “Un colegio privado, completamente psicobolche, donde todos eran antipatiquísimos… había un cien por ciento de niños que se meaban en la cama y criticaban a los que teníamos muñecas.”
Así que el secundario lo decidió ella. Nacional Buenos Aires. “Me gustaba lo que todos criticaban: Vas a ser un número más. Perfecto.” Y así como en la primaria decidió su secundaria, en el Nacional tenía clarísimo que iba a inscribirse en la Universidad del Cine. Allí se graduó y enseñó durante varios años dirección cinematográfica.
Hacía mucho que estudiaba danza y teatro (con Julio Chávez, Helena Tritek y Ricardo Bartís) y escribía desde que había descifrado el alfabeto. Hay hábitos que no se cambian. Y si de chiquita se dormía con la lectura paterna de Robinson Crusoe, ahora es vehemente con la recomendación de los libros del chileno Roberto Bolaño.
Lee y escribe en su escritorio, la habitación contigua que inundan marejadas de papeles. O en Montevideo, donde los Katz-Hendler tienen una subsede. La pareja cruza el río con frecuencia desde que empezaron la relación, hace unos cinco años.
Se vieron por primera vez en una fiesta. Un amigo en común los sacó a ambos de los grupos en los que estaban: Quiero que se conozcan. Ella es, bla-bla-blá, hace tal cosa. El es bla-bla-blá, hace tal cosa. Una presentación así tenía pocas chances. Pero hubo repechaje. “Tenemos un origen gardeliano: nos volvimos a encontrar en un avión yendo a un festival en Toulouse. A partir de ahí yo fui la amiga argentina y él, el amigo uruguayo.”
La amistad terminó en noviazgo. Siguen yendo y viniendo, de una orilla a otra. Krompka, la perra, es la única que acusa la errancia.
De Montevideo le encanta el hablar de la gente. Y estar fuera del área de cobertura del celular, el mail, el teléfono…
Parece pautado en un guión: por el cuadro saturado de luz de la puerta pasa el novio. Ella le cuenta en voz alta que está hablando de lo bueno que tiene Montevideo. La contestación llega apagada.
Ana se ríe a carcajadas.
¡Nada!, dice ella, que él ha dicho.
Filmografía
Director:
Bienestar (anunciada)
Los Marziano (en postproducción)
Una novia errante (2006)
El fotógrafo (corto - 2005)
Despedida (corto - 2003)
El juego de la silla (2002)
Ojalá corriera viento (corto - 1999)
Pantera (corto - 1998)
Merengue (corto - 1995)
Guionista:
Los Marziano (en postproducción)
Una novia errante (2006)
Despedida (corto - 2003)
El juego de la silla (2002)
Ojalá corriera viento (corto - 1999)
Pantera (corto - 1998)
Intérprete:
Lengua materna (en postproducción)
Una novia errante (2006), Inés
Whisky (2003)
El juego de la silla (2002), Laura Lujine
Producción:
El juego de la silla (2002)
Asistente de Dirección:
Mundo grúa (1999)
Perrito (corto - 1999)
Astortango (no estrenada comercialmente - 1997)
Dirección de arte:
Ojalá corriera viento (corto - 1999)
Montaje:
Pantera (corto - 1998)
Fuente: Revista Viva, Diario Clarín
www.cinenacional.com
Reconocible por su humor, Ana Katz tiene 30 años y una carrera prestigiosa como actriz y cineasta. En su última película, “La novia errante”, actúa con su pareja, el uruguayo Daniel Hendler.
“Venís a ver a Ana? Pasá. Te está esperando.” El franquea el paso con el gesto tímido de las personas que se saben conocidas por los desconocidos. Cierra la puerta y sale abrigado al paisaje invernal de Parque Centenario. Su mujer espera al pie de la escalera donde nace el pasillo encajonado de ese PH. Tiene un suéter negro sobre una pollera amplia y negra. Y botas. Y el pelo enrulado suelto, todavía húmedo.
El interior del departamento es indiferente al frío y la vorágine matinal que envuelve irremediablemente la vecindad de los hospitales. El sol entra por las antiguas puertas de vidrio y embellece ese living simple, de piso de madera y techos inalcanzables. Una tele, un sillón, una guitarra, libros… Alguna vez, ese lugar fue la sala de estar de la familia Lujine, escenografía de su opera prima, (El juego de la silla, 2003, que escribió, actuó y dirigió). Ana Katz dice que entregaría su cadáver antes de volver a sacrificar su hogar ante el altar del cine independiente. Sin embargo, esa “película de guerrilla” que peleó durante año, le prodigó reconocimiento y llevó la línea del horizonte más allá de esas paredes gruesas, típicas de las viejas construcciones.
En comparación con aquella película de ácido costumbrismo, (reconocible también en “Lucro cesante”, su obra teatral en cartel por tercer año consecutivo en el Abasto Social Club), “La novia errante” se hizo rápido: apenas año y medio. Y rápido recoge los primeros reconocimientos: fue seleccionada para la sección Cine en Construcción del Festival de San Sebastián. “Me cuesta creer que las cosas vayan saliendo con facilidad. Para mi tiene que ver con algo que me causa mucho placer y es tener un grupo con el que trabajar en confianza”.
Ese grupo incluye amigos, su hermano siete años menor, colaborador artístico y asistente de dirección, y ahora su novio, el actor uruguayo Daniel Hendler. Sin embargo, desmiente comparaciones con la forma de trabajo en familia de Pablo Trapero, de quien fue asistente de dirección en “Mundo grúa”.
“Es diferente trabajar con un tío que con un novio, Desde que nos conocimos, con Daniel siempre hubo un interés de compartir las cosas que nos gustan del otro. A veces es un proyecto concreto y otras es leer lo que el otro hace. Podemos ver películas, ir al teatro, hablar… compartir un proyecto es natural porque nos fascina esto que elegimos”.
En continuado: novio en la ficción, novio de la realidad. Es ese que sale y saluda sabiendo que esa persona que él no conoce lo conoce a él. Actor fetiche de Daniel Burman (El abrazo partido, Derecho de familia, entre otras), después de 11 películas, el uruguayo es uno más de la marquesina fílmica local.
Ella había actuado se un corto que él hizo y él participó en otro que ella filmó para Sedal. Ya habían trabajado juntos en “Whisky”, la película uruguaya, pero esta vez, ambos protagonizan un largo escrito y dirigido por ella.
Todavía circula por Mar de las Pampas la orgullosa referencia a la filmación, que eleva al balneario por sobre el cliché spa.
Resumen: “La película cuenta los seis días posteriores a una separación, camino a la Costa Atlántica. El festejo de un aniversario termina cuando él se queda en medio de la ruta y ella sigue, a la deriva. La novia está embanderada en el abandono, no se vuelve, decide quedarse para sufrir desde ahí”.
No es un desafío a la suerte. Ana Katz argumenta que se animó a filmar una ruptura con su pareja justamente porque estaban lejos de eso: “Ya con el guión muy avanzado, lo miré y le dije: ¡Es él!”.
Y él sólo esperaba que se lo propusiera. “Empezamos a trabajar sobre la escena con un coach actoral y nos reíamos mucho porque había mecanismos que nos reconocíamos a la perfección”.
RAZAS
“Una pareja que no discute pertenece a otra raza. Yo discuto. Y además soy una persona que me afecto y me fascino. Siempre estoy emocionalmente muy comprometida con las cosas. Por eso me parecen marchitas las parejas con una comunicación… poco viva.”
Trascendió que durante la filmación (¿exorcismo privado?) Daniel le propuso casamiento. No dará ella ningún detalle, atenta al alma sensible de los actores que tan bien conoce: “Nada religioso”, concede como único dato.
Con “La novia errante”, Katz empieza a explorar el terreno amoroso. Cinematografía de aventura contra los supuestos del género: “Me fascina la fragilidad del amor. Las películas hablan de la armonía, la felicidad que produce el amor, pero no de la inseguridad, la alteración y el desequilibrio que provoca”.
Si la pensó, la escribió y la dirigió, ¿por qué actuarla? “Di muchas vueltas. Pero me resultaba muy atractivo encarnar a esa mujer equivocada, su regodeo en el sufrimiento. Si hacía un pase de mando me parecía que no se iba a contar algo muy particular y genuino que tenía que aparecer”.
No hay un rol que se imponga a los otros. “Es raro porque hay una presión para que una elija ¿Qué preferís? ¿Mamá o papá? En un momento de mi vida dejé de andar cuestionándomelo. Hay proyectos en los que me gusta más una cosa y en otros, otra”.
La próxima película tiene título y fecha de filmación para el verano de 2007. Composición título “Bienestar”. “Se centra en una pareja de unos 65 años, de ésas que suelen nombrarse siempre juntas –Luis y Nena, así- que van a vivir a un barrio privado buscando sosiego”. Pero la calma es esquiva. “Pasado el período de la fascinación con las actividades y el entorno empiezan a ocurrir hechos extraños. De las casas desaparecen electrodomésticos que después aparecen enterrados”.
Entre la ciencia ficción y –otra vez- el humor, la crítica. “La película explora la desesperación tan común hoy por preservarse del desastre: todo el mundo come sano, ubica los muebles para favorecer la circulación de la energía, quiere estar saludable y vivir muchos años”.
Con varios premios ya ganados (entre ellos el Work in progress del último Festival de Cine Independiente de Buenos Aires), “Bienestar” tiene ya un financiamiento acorde a una producción de mayor envergadura que las anteriores.
Teatro, cine, publicidad, ¿y televisión? “Por ahora no. Yo creo que en algún momento me puede gustar. Me divierte. Pero, a la vez, no tengo ningún apuro. Me imagino que debe ser cuestión de encontrar el proyecto indicado. Es muy difícil hacerle llegar a una persona un producto que no sea de la televisión. La gente se pierde la posibilidad de recibir materiales expresivos de los que podría estar muy cerca”.
No hace TV, pero miraba, “¡Pensar que antes una de Fellini era normal!” También programas tan normales antes como ahora: “Clave de sol de punta a punta y La familia Ingalls”. A ese drama bucólico (“la que no se acalambraba el estómago debajo del agua y se ahogaba, caía dentro de una mina”) adjudica su cercanía con el humor “que tiene que ver con la tragedia más rotunda”.
Y de lo que ahora mira, le interesan las excentricidades: “Vi un programa el otro día donde contaban de una pareja que inventó chiripás de colores para aves, que sirven para tenerlas sueltas en la casa sin que caguen…” Bizarría y humor: Le gusta Pettinato, fue fanática de Gasalla y de Chachachá y puede pasarse horas con los programas de debate religioso… “Tengo fascinación por observar y escuchar a la gente. Cuando actúo, lo que más me interesa es retratar algo que observé sobre alguna persona en particular. Yo me quedo maravillada, siempre, en frases, en razonamientos que, de golpe, son muy distintos del lugar común”.
¿Religión? Atea.
Padre de familia judía, madre de ascendencia española, ambos psicoanalistas y militantes de izquierda. “En un momento pensé en tomar la comunión y después me tentó ver a los chicos que iban a grupos judíos…”
Difícil que el chancho chifle. “Era absurdo, una cosa completamente ajena a mi educación.” Lo propio de la educación fueron los libros, las discusiones políticas (Cuentan que de chiquita me la pasaba preguntando ¿Qué era de izquierda y qué era de derecha?), las películas y varios colegios.
EDUCACION CON ESCALAS
De la primera escuela, una estatal de Almagro, el barrio donde vivió desde su nacimiento en 1975, la sacaron porque la los Katz le resultaba inaceptable la exacerbada liturgia militarista de la dictadura. “Recuerdo haber estado una hora entera de una clase con la cabeza apoyada en la mesa y la maestra caminando entre los bancos, controlando que nadie se levantara. Era la época de la Guerra de Malvinas, cuando te hacían esconder debajo del banco”.
De ahí pasó a otra estatal. Y aquí el problema fue la laxitud disciplinaria. “Como me la pasaba actuando me había comprado muy fácilmente a todos.”
Ultima escala: “Un colegio privado, completamente psicobolche, donde todos eran antipatiquísimos… había un cien por ciento de niños que se meaban en la cama y criticaban a los que teníamos muñecas.”
Así que el secundario lo decidió ella. Nacional Buenos Aires. “Me gustaba lo que todos criticaban: Vas a ser un número más. Perfecto.” Y así como en la primaria decidió su secundaria, en el Nacional tenía clarísimo que iba a inscribirse en la Universidad del Cine. Allí se graduó y enseñó durante varios años dirección cinematográfica.
Hacía mucho que estudiaba danza y teatro (con Julio Chávez, Helena Tritek y Ricardo Bartís) y escribía desde que había descifrado el alfabeto. Hay hábitos que no se cambian. Y si de chiquita se dormía con la lectura paterna de Robinson Crusoe, ahora es vehemente con la recomendación de los libros del chileno Roberto Bolaño.
Lee y escribe en su escritorio, la habitación contigua que inundan marejadas de papeles. O en Montevideo, donde los Katz-Hendler tienen una subsede. La pareja cruza el río con frecuencia desde que empezaron la relación, hace unos cinco años.
Se vieron por primera vez en una fiesta. Un amigo en común los sacó a ambos de los grupos en los que estaban: Quiero que se conozcan. Ella es, bla-bla-blá, hace tal cosa. El es bla-bla-blá, hace tal cosa. Una presentación así tenía pocas chances. Pero hubo repechaje. “Tenemos un origen gardeliano: nos volvimos a encontrar en un avión yendo a un festival en Toulouse. A partir de ahí yo fui la amiga argentina y él, el amigo uruguayo.”
La amistad terminó en noviazgo. Siguen yendo y viniendo, de una orilla a otra. Krompka, la perra, es la única que acusa la errancia.
De Montevideo le encanta el hablar de la gente. Y estar fuera del área de cobertura del celular, el mail, el teléfono…
Parece pautado en un guión: por el cuadro saturado de luz de la puerta pasa el novio. Ella le cuenta en voz alta que está hablando de lo bueno que tiene Montevideo. La contestación llega apagada.
Ana se ríe a carcajadas.
¡Nada!, dice ella, que él ha dicho.
Filmografía
Director:
Bienestar (anunciada)
Los Marziano (en postproducción)
Una novia errante (2006)
El fotógrafo (corto - 2005)
Despedida (corto - 2003)
El juego de la silla (2002)
Ojalá corriera viento (corto - 1999)
Pantera (corto - 1998)
Merengue (corto - 1995)
Guionista:
Los Marziano (en postproducción)
Una novia errante (2006)
Despedida (corto - 2003)
El juego de la silla (2002)
Ojalá corriera viento (corto - 1999)
Pantera (corto - 1998)
Intérprete:
Lengua materna (en postproducción)
Una novia errante (2006), Inés
Whisky (2003)
El juego de la silla (2002), Laura Lujine
Producción:
El juego de la silla (2002)
Asistente de Dirección:
Mundo grúa (1999)
Perrito (corto - 1999)
Astortango (no estrenada comercialmente - 1997)
Dirección de arte:
Ojalá corriera viento (corto - 1999)
Montaje:
Pantera (corto - 1998)
Fuente: Revista Viva, Diario Clarín
www.cinenacional.com
martes, 10 de agosto de 2010
El amor en los tiempos del colera, aprovechando el tirón de Garcia Márquez.
Nunca podré llegar a comprender esa manía que tienen algunos de elegir actores que hablan perfectamente el idioma que deberían pronunciar los personajes, para luego hacerles hablar otra lengua… y encima fatal. Si quieren a esos intérpretes, que lo rueden en español. Podemos aceptar sin problema la convención de que ese inglés que escuchamos en realidad es castellano, pero entonces, nadie debería tener acento, pues todos están comunicándose en su idioma nativo. A muchas personas esto no les molestará y a los angloparlantes les resultará pintoresco, pero para mí es suficiente como para sacarme de la ficción. Ante barrabasadas así, casi recomendaría el doblaje como mal menor, aunque es algo que jamás prefiero.
Me cuesta creer que alguien como Mike Newell haya llevado a cabo una película como ‘El amor en los tiempos del cólera’, que me merece poca admiración, pero entonces recuerdo la reflexión de que probablemente el mérito de ‘Cuatro bodas y un funeral’ lo tuviese Richard Curtis, pues Newell también es responsable de ‘Harry Potter y el cáliz de fuego’ o ‘La sonrisa de Mona Lisa’.
Como todo el mundo sabrá, ‘El amor en los tiempos del cólera’ (‘Love in the Time of Cholera’), que se estrena mañana, es la adaptación de la novela de Gabriel García Márquez. En ella, Unax Ugalde y Javier Bardem se reparten el papel de Florentino Ariza, un hombre apocado y enamoradizo, que se prenda de una mujer sólo por verla y decide permanecerle fiel durante toda su vida… fiel en espíritu porque mientras espera que el marido de Fermina Daza fallezca, va anotando en su libreta los nombres de las cientos de mujeres con las que se acuesta.
Aparte del detalle ya referido sobre los acentos, ‘El amor en los tiempos del cólera’ no termina de convencerme por otros motivos. El enamoramiento enfermizo de Ariza hacia Daza se me antoja de una enorme falsedad. Por un lado, para que todo surgiese a primera vista, la belleza de esta joven, a quien da vida en el film la italiana Giovanna Mezzogiorno, debería ser mucho mayor, es decir: algo tan espectacular que superase a la de cualquier otra mujer a la que el protagonista vaya a conocer en el futuro y que haga empalidecer a todas las féminas que Ariza hubiese visto hasta entonces. E incluso si eso fuese así, un amor que se base sólo en la belleza más bien sería un antojo juvenil que se pasaría en seguida al alcanzar algo de sensatez. Sé que con este enamoramiento tan inverosímil precisamente se quiere mostrar el ansia exagerada de Ariza, pero los espectadores deberíamos haber visto en la historia algo que nos hiciese albergar empatía con respecto a los sentimientos del protagonista para así interesarnos por el devenir de los acontecimientos del film y emocionarnos con lo que ocurre.
No ayuda la interpretación de los actores, muy poco convincentes. Por ejemplo, John Leguízamo, que suele ser lo mejor allá donde participa, aquí está muy sobreactuado. De Bardem no haría una valoración en contra, pues más que su interpretación lo que no resulta agradable es su personaje. Quien más destaca negativamente es Mezzogiorno (‘El último beso’), que permanece con el mismo gesto de resignación toda casi la película y cuyos sentimientos nunca llegamos a conocer. Si no sabemos realmente si ella desea o no estar con Ariza, no podemos anhelar como espectadores que ese amor se cumpla. De hecho, cuando conoce al doctor Juvenal Urbino, que es más guapo y tiene más personalidad que el protagonista, te alegras por ella. Además, la actriz no puede pasar por adolescente en las primeras escenas, pero tampoco engañarnos con el maquillaje de anciana hacia el final. A pesar de eso, hay que reconocer que, según va creciendo, va pareciendo más guapa y su personaje se va reforzando y adquiriendo algo más de interés.
Quizá de nuevo lo que está ocurriendo es que la estructura novelesca no se adapta bien al cine y, mientras en un libro podemos deleitarnos con la lectura de numerosas páginas para llegar a un final, en una película, el saber que estamos esperando una resolución muy concreta hace que lo intermedio se contemple con impaciencia e interese muy poco, sobre todo si lo que esperamos son más de dos horas. Por mucho que el final sí funcione, se ha tardado tanto en llegar hasta él, que ya carece casi de importancia.
No niego que el film tenga valores positivos, como lo son muchos de los detalles secundarios y de los personajes que rodean a los protagonistas, así como algunos momentos determinados, pero son justo aquellas escenas en las que Ariza se ha olvidado por un instante de Daza o justo aquellas subtramas que no tocan directamente el argumento principal. Por lo tanto, aunque no se trate una película imperfecta en todos sus aspectos, mi sensación a la salida de la sala sí es de decepción y falta de interés. Ni me ha emocionado, ni me ha entretenido, ni me ha convencido. El nombre del Premio Nobel Gabriel García Márquez tiene tirón, así que no le faltarán espectadores a la película, pero mayor será la fama que la lana.
El amor en los tiempos del cólera
Ficha técnica
Dirección Mike Newell
Ayudante de dirección Myron Hoffert
Dirección artística Roberto Bonelli, John King, Paul Kirby
Producción Scott Steindorff
Diseño de producción Wolf Kroeger
Guión Ronald Harwood
Música Shakira, Antonio Pinto
Sonido Paul Apted
Fotografía Affonso Beato
Montaje Mick Audsley
Vestuario Marit Allen
Efectos especiales Frazer Churchill
Reparto
Javier Bardem
Giovanna Mezzogiorno
Benjamin Bratt
Liev Schreiber
Fernanda Montenegro
John Leguizamo
Laura Harring
Catalina Sandino Moreno
Angie Cepeda
Héctor Elizondo
Alicia Borrachero
Unax Ugalde
Paola Turbay
Marcela Mar
Laura García
Ana Claudia Talancón
País Estados Unidos Colombia
Año 2007
Género romántica
Duración 139 min
Productora Stone Village Pictures
Distribución New Line Cinema
Presupuesto 50 millones de dólares
Fuente: Blog de cine, 17 de junio de 2008
Me cuesta creer que alguien como Mike Newell haya llevado a cabo una película como ‘El amor en los tiempos del cólera’, que me merece poca admiración, pero entonces recuerdo la reflexión de que probablemente el mérito de ‘Cuatro bodas y un funeral’ lo tuviese Richard Curtis, pues Newell también es responsable de ‘Harry Potter y el cáliz de fuego’ o ‘La sonrisa de Mona Lisa’.
Como todo el mundo sabrá, ‘El amor en los tiempos del cólera’ (‘Love in the Time of Cholera’), que se estrena mañana, es la adaptación de la novela de Gabriel García Márquez. En ella, Unax Ugalde y Javier Bardem se reparten el papel de Florentino Ariza, un hombre apocado y enamoradizo, que se prenda de una mujer sólo por verla y decide permanecerle fiel durante toda su vida… fiel en espíritu porque mientras espera que el marido de Fermina Daza fallezca, va anotando en su libreta los nombres de las cientos de mujeres con las que se acuesta.
Aparte del detalle ya referido sobre los acentos, ‘El amor en los tiempos del cólera’ no termina de convencerme por otros motivos. El enamoramiento enfermizo de Ariza hacia Daza se me antoja de una enorme falsedad. Por un lado, para que todo surgiese a primera vista, la belleza de esta joven, a quien da vida en el film la italiana Giovanna Mezzogiorno, debería ser mucho mayor, es decir: algo tan espectacular que superase a la de cualquier otra mujer a la que el protagonista vaya a conocer en el futuro y que haga empalidecer a todas las féminas que Ariza hubiese visto hasta entonces. E incluso si eso fuese así, un amor que se base sólo en la belleza más bien sería un antojo juvenil que se pasaría en seguida al alcanzar algo de sensatez. Sé que con este enamoramiento tan inverosímil precisamente se quiere mostrar el ansia exagerada de Ariza, pero los espectadores deberíamos haber visto en la historia algo que nos hiciese albergar empatía con respecto a los sentimientos del protagonista para así interesarnos por el devenir de los acontecimientos del film y emocionarnos con lo que ocurre.
No ayuda la interpretación de los actores, muy poco convincentes. Por ejemplo, John Leguízamo, que suele ser lo mejor allá donde participa, aquí está muy sobreactuado. De Bardem no haría una valoración en contra, pues más que su interpretación lo que no resulta agradable es su personaje. Quien más destaca negativamente es Mezzogiorno (‘El último beso’), que permanece con el mismo gesto de resignación toda casi la película y cuyos sentimientos nunca llegamos a conocer. Si no sabemos realmente si ella desea o no estar con Ariza, no podemos anhelar como espectadores que ese amor se cumpla. De hecho, cuando conoce al doctor Juvenal Urbino, que es más guapo y tiene más personalidad que el protagonista, te alegras por ella. Además, la actriz no puede pasar por adolescente en las primeras escenas, pero tampoco engañarnos con el maquillaje de anciana hacia el final. A pesar de eso, hay que reconocer que, según va creciendo, va pareciendo más guapa y su personaje se va reforzando y adquiriendo algo más de interés.
Quizá de nuevo lo que está ocurriendo es que la estructura novelesca no se adapta bien al cine y, mientras en un libro podemos deleitarnos con la lectura de numerosas páginas para llegar a un final, en una película, el saber que estamos esperando una resolución muy concreta hace que lo intermedio se contemple con impaciencia e interese muy poco, sobre todo si lo que esperamos son más de dos horas. Por mucho que el final sí funcione, se ha tardado tanto en llegar hasta él, que ya carece casi de importancia.
No niego que el film tenga valores positivos, como lo son muchos de los detalles secundarios y de los personajes que rodean a los protagonistas, así como algunos momentos determinados, pero son justo aquellas escenas en las que Ariza se ha olvidado por un instante de Daza o justo aquellas subtramas que no tocan directamente el argumento principal. Por lo tanto, aunque no se trate una película imperfecta en todos sus aspectos, mi sensación a la salida de la sala sí es de decepción y falta de interés. Ni me ha emocionado, ni me ha entretenido, ni me ha convencido. El nombre del Premio Nobel Gabriel García Márquez tiene tirón, así que no le faltarán espectadores a la película, pero mayor será la fama que la lana.
El amor en los tiempos del cólera
Ficha técnica
Dirección Mike Newell
Ayudante de dirección Myron Hoffert
Dirección artística Roberto Bonelli, John King, Paul Kirby
Producción Scott Steindorff
Diseño de producción Wolf Kroeger
Guión Ronald Harwood
Música Shakira, Antonio Pinto
Sonido Paul Apted
Fotografía Affonso Beato
Montaje Mick Audsley
Vestuario Marit Allen
Efectos especiales Frazer Churchill
Reparto
Javier Bardem
Giovanna Mezzogiorno
Benjamin Bratt
Liev Schreiber
Fernanda Montenegro
John Leguizamo
Laura Harring
Catalina Sandino Moreno
Angie Cepeda
Héctor Elizondo
Alicia Borrachero
Unax Ugalde
Paola Turbay
Marcela Mar
Laura García
Ana Claudia Talancón
País Estados Unidos Colombia
Año 2007
Género romántica
Duración 139 min
Productora Stone Village Pictures
Distribución New Line Cinema
Presupuesto 50 millones de dólares
Fuente: Blog de cine, 17 de junio de 2008
sábado, 7 de agosto de 2010
Perfiles del 24 Festival de Cine de Mar del Plata, entrevista a Sofía Mora.
Sofía Mora, directora de La hora de la siesta
¿Cómo fue tu aproximación al tema de tu película en Competencia?
Supongo que primero aparecieron las ganas de contar una historia sobre esa edad en que uno no es ni chico ni grande, una especie de limbo bastante incómodo donde ya uno de por sí no sabe bien cuál es su lugar en el mundo. Y también la idea de la muerte cercana como generadora de ese mismo estado de confusión, que es el duelo. Creo que la película habla de eso a partir de los personajes, dos hermanitos bastante particulares atravesando la muerte de su papá, atravesando ese limbo, lejos del mundo adulto y a la vez dejando abruptamente la infancia atrás.
¿Cuáles fueron los desafíos al momento de dirigir el largometraje?
Creo que el trabajo con los actores, primero que nada. Lograr contar la relación entre los hermanos y el recorrido de esa relación que tenía que partir de un punto y llegar a otro, donde ya todo cambió para siempre. También el hecho de que eran dos personajes a los que queríamos construir con pequeños gestos y situaciones, sabiendo que la historia necesitaba un tono seco de actuación y bastante poco realista para contar el estado de duelo. Y además de esta cuestión el desafío era tratar de generar con los planos y la puesta todos los climas que requería la historia, la tensión familiar, la espera, el encuentro casi de pesadilla con el tercer protagonista, etc.
La elección del blanco y negro, ¿se debe a un criterio estético o tiene implicancia con el universo descripto?
Las dos cosas. Por un lado nos pareció que era la mejor manera de contar el estado por el que atraviesan los personajes, algo de la irrealidad y del estar por fuera del mundo. El blanco y negro reforzaba un código no realista y atemporal que buscábamos para la historia. También nos parecía que ayudaba a “hermanar” a los protagonistas, los tonos de la piel y los rasgos se emparejaban y les daban unidad, y a la vez reforzaba algo un poco caricaturesco que queríamos resaltar de los personajes.
¿Qué elementos tuviste en consideración para retratar esta ambivalencia entre el mundo infantil y la muerte?
Los adultos en general estamos más preparados para la muerte y sus rituales, podemos despegarnos del dolor, cumplir con la ceremonia, sociabilizar y comer sándwiches. Para un chico que enfrenta la muerte de un ser querido por primera vez puede resultar hasta agresivo ese desapego. Aunque creo que el estado de duelo genera siempre ese distanciamiento entre uno y lo que lo rodea, incluso cierto extrañamiento de uno mismo. Todos los órdenes se alteran y hay que volver a acomodar las piezas. Supongo que eso es el duelo, además de la falta del que ya no está. Me interesaba contar ese estado a través de la mirada de dos chicos y de cómo la muerte podía marcar en ellos el fin de la infancia y la entrada forzosa a ese mundo adulto que ellos mismos desprecian al comienzo. Volver a la casa para enterrar a su papá es aceptar la muerte, sus ceremonias y hacerse grande.
¿Cuáles son tus próximos proyectos?
Estoy trabajando en la pre-producción de un documental de Néstor Frenkel que vamos a rodar a lo largo del el año que viene en Buenos Aires y Entre Ríos, y el tema del documental está relacionado con el cine familiar y amateur de los años 70s y 80s en super 8. También tengo alguna idea para desarrollar un guión de género sobre un caso policial.
Fuente: © Festival Internacional de Cine de Mar del Plata nook diseño web / Big Sur
¿Cómo fue tu aproximación al tema de tu película en Competencia?
Supongo que primero aparecieron las ganas de contar una historia sobre esa edad en que uno no es ni chico ni grande, una especie de limbo bastante incómodo donde ya uno de por sí no sabe bien cuál es su lugar en el mundo. Y también la idea de la muerte cercana como generadora de ese mismo estado de confusión, que es el duelo. Creo que la película habla de eso a partir de los personajes, dos hermanitos bastante particulares atravesando la muerte de su papá, atravesando ese limbo, lejos del mundo adulto y a la vez dejando abruptamente la infancia atrás.
¿Cuáles fueron los desafíos al momento de dirigir el largometraje?
Creo que el trabajo con los actores, primero que nada. Lograr contar la relación entre los hermanos y el recorrido de esa relación que tenía que partir de un punto y llegar a otro, donde ya todo cambió para siempre. También el hecho de que eran dos personajes a los que queríamos construir con pequeños gestos y situaciones, sabiendo que la historia necesitaba un tono seco de actuación y bastante poco realista para contar el estado de duelo. Y además de esta cuestión el desafío era tratar de generar con los planos y la puesta todos los climas que requería la historia, la tensión familiar, la espera, el encuentro casi de pesadilla con el tercer protagonista, etc.
La elección del blanco y negro, ¿se debe a un criterio estético o tiene implicancia con el universo descripto?
Las dos cosas. Por un lado nos pareció que era la mejor manera de contar el estado por el que atraviesan los personajes, algo de la irrealidad y del estar por fuera del mundo. El blanco y negro reforzaba un código no realista y atemporal que buscábamos para la historia. También nos parecía que ayudaba a “hermanar” a los protagonistas, los tonos de la piel y los rasgos se emparejaban y les daban unidad, y a la vez reforzaba algo un poco caricaturesco que queríamos resaltar de los personajes.
¿Qué elementos tuviste en consideración para retratar esta ambivalencia entre el mundo infantil y la muerte?
Los adultos en general estamos más preparados para la muerte y sus rituales, podemos despegarnos del dolor, cumplir con la ceremonia, sociabilizar y comer sándwiches. Para un chico que enfrenta la muerte de un ser querido por primera vez puede resultar hasta agresivo ese desapego. Aunque creo que el estado de duelo genera siempre ese distanciamiento entre uno y lo que lo rodea, incluso cierto extrañamiento de uno mismo. Todos los órdenes se alteran y hay que volver a acomodar las piezas. Supongo que eso es el duelo, además de la falta del que ya no está. Me interesaba contar ese estado a través de la mirada de dos chicos y de cómo la muerte podía marcar en ellos el fin de la infancia y la entrada forzosa a ese mundo adulto que ellos mismos desprecian al comienzo. Volver a la casa para enterrar a su papá es aceptar la muerte, sus ceremonias y hacerse grande.
¿Cuáles son tus próximos proyectos?
Estoy trabajando en la pre-producción de un documental de Néstor Frenkel que vamos a rodar a lo largo del el año que viene en Buenos Aires y Entre Ríos, y el tema del documental está relacionado con el cine familiar y amateur de los años 70s y 80s en super 8. También tengo alguna idea para desarrollar un guión de género sobre un caso policial.
Fuente: © Festival Internacional de Cine de Mar del Plata nook diseño web / Big Sur
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