Entrevista con William Vega, director de La Sirga. |
Un bote navega por un lago rodeado
de montañas. No hay rastros de civilización urbana a su alrededor, a
excepción de una pequeña cabaña que sirve de hostería llamada La Sirga.
La joven Alicia baja del bote y se encuentra con un hombre mayor, su tío
Oscar. Este es el punto de partida de la pelicula de William Vega, que
ahora toma la palabra y la presenta mucho mejor de lo que lo haríamos
nosotros:
“Hace varios años trabajaba para
una serie de documentales para la televisión Nacional en Colombia. Viajé por
áreas remotas, territorios donde las condiciones sociales y políticas han
originado el conflicto armado de tantos años. En uno de esos lugares encontré
a toda una comunidad que buscaba reconstruir su vida rehaciendo su existencia
alrededor de un impresionante lago. Este lugar se llama La Cocha, un sitio
sagrado que invita a la inspiración. Esta repleto de símbolos que fueron
dictando una historia que mezcla eventos reales con imaginarios y que con el
tiempo fueron construyendo esta metáfora llamada La Sirga”
Además de los actores, en su
mayoría no profesionales, el paisaje se vuelve un protagonista fundamental de
la historia, capaz de influir en el destino de los personajes. “Creo
firmemente que primero esta el lugar sobre la historia. El lugar ya te genera
un estado, una experiencia”, agrega Vega. “Esta laguna imponente a 2800
metros sobre el nivel del mar seguirá ahí cuando ya no estemos. Es decir, somos
anecdóticos".
Factor lugar
"El lugar es todo en esta
película", subraya Vega. "Cataliza las relaciones de los personajes
y crea toda una atmósfera que es quizás lo más importante de la película. De
ahí el reto y la necesidad de rodar en este lugar que es tan distante para
gran parte del equipo de producción. Estaba consciente de que las cosas no
serían tan fáciles si tu plan de rodaje depende del clima inestable pero creo
que justamente renunciar a ese control le da algo muy interesante a la puesta
en escena".
Factor tiempo
"El factor tiempo es muy
curioso. Los personajes por un lado tratan de ocultar su pasado, pero al
mismo tiempo tratan de negar lo que puede pasar en el futuro. Viven como en
la espera permanente”, describe Vega. "De alguna forma creo que sus
soledades, sus anhelos pueden representarse cierta condición humana de la
espera. Pareciera que viviéramos en función de lo que va a pasar o de lo que
va a venir. Cuando eso que esperamos llega, ya tenemos nuevos anhelos que nos
inscriben en una dinámica cíclica, en un círculo vicioso de deseos que nos
plantean un presente inacabado, incompleto. Es algo que me parece muy humano
y que quise dibujar a través de estos personajes, que lejos del consumismo
capitalista y de la actualización material, cumplen con cierta premisa en la
que no son del todo felices pero tampoco del todo desgraciados, porque hasta
para eso siempre faltan cinco centavos para el peso."
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