La lista de Schindler. Es una película biográfica de
1993 dirigida por Steven Spielberg basada en hechos reales, ambientada en plena
Segunda Guerra Mundial, en medio del gran poder de los nazis, relata la
historia de Oskar Schindler (Liam Neeson), un hombre de enorme astucia y
talento para las relaciones públicas, organiza un ambicioso plan para ganarse
la simpatía de los nazis.
Después de la invasión de Polonia por los alemanes, consigue, gracias a sus relaciones con los nazis, la propiedad de una fábrica de Cracovia. Allí emplea a cientos de operarios judíos, a los cuales les salvó la vida durante el Holocausto. Está basada en la novela El arca de Schindler (Schindler's Ark), escrita por Thomas Keneally. La película ganó siete premios Oscar, entre los que se encuentra mejor Película, director, guión y montaje.
Después de la invasión de Polonia por los alemanes, consigue, gracias a sus relaciones con los nazis, la propiedad de una fábrica de Cracovia. Allí emplea a cientos de operarios judíos, a los cuales les salvó la vida durante el Holocausto. Está basada en la novela El arca de Schindler (Schindler's Ark), escrita por Thomas Keneally. La película ganó siete premios Oscar, entre los que se encuentra mejor Película, director, guión y montaje.
En la
época de Hitler, un hombre, el empresario Oskar Schindler, se opone al régimen
que gobierna en su país y lucha a su manera contra el holocausto que esta
viviendo. Utiliza su fortuna para contratar a judíos que están en campos de
concentración con el fin de que trabajen para el y así salvarle la vida. Poco
después hará una lista con los nombres de los agraciados que vivirán a salvo
hasta el fin de la guerra.
Trama
Una
mañana desde lo alto de una colina, a donde lo había llevado un paseo a caballo
el 30 de junio de 1934, su mirada recae en una niña judía de abrigo rojo que
logra escapar de la vigilancia de los alemanes y esconderse en su casa. Poco
después Schindler presencia el crematorio de los cuerpos en los barracones, que
reconoce el cadáver de la niña del abrigo rojo, transportado en una carretilla.
Este es
el inicio de la reflexión de Oskar Schindler que empieza a ver el mundo judío
mas de cerca. Sin embargo lo más impactante es cuando Schindler reflexiona y
lamenta de no poder haber conseguido contratar a más judíos para salvarles la
vida. Una historia basada en hechos reales, ambientada en plena Segunda Guerra
Mundial, en medio del gran poder de los Nazis, que hicieron de este suceso el
más atroz y sangriento de toda la historia.
Una
ideología mezquina, que creía que la raza Aria era superior al resto, y que en
Alemania no podía haber otra que no sea esta. Los Nazis en el poder, con la
clara idea expansionista, ocasionaron la cruel masacre no solo en las batallas
propias de la guerra, sino también en los lugares en donde existían otras razas
especialmente la judía, que un día había entrado en Alemania gracias al acilo
del rey de esta época en protección contra sus perseguidores.
Estos
judíos se instalaron, trabajaron y crecieron, llegando muchos de estos ser
influyentes y poderosos entre los alemanes, como es el caso de Schindler, hijo
de varias generaciones judías en Alemania, que continuó con la laboriosidad de
su padre, creando su propia empresa, que contó en un inicio con más de 350
empleados, subiendo esta cantidad posteriormente. Había logrado superar a su
padre que había empezado con 50 empleados aproximadamente. Su fábrica ya en
plena Segunda Guerra Mundial, manufacturando ollas y parecidos, logró un gran
crecimiento. Los Nazis en su afán de limpiar su país de otras razas, se apoderó
totalmente de Alemania, esto en el caso interno, y creó las trampas mortales
que fueron usados contra los judíos principalmente, una acción sin
contemplación de nada. Judío por judío era sacado de su propiedad y trasladado
unos a unos a pequeños edificios llamados Gettos, otros a lugares desconocidos,
a donde eran llevados con engaños, prometiéndoles trabajo y una vida normal. De
hecho, trabajo había, pero la forma en que se presentaba era deshumanizante.
Personas
sin oficio, ancianos, rebeldes, mujeres eran cruelmente asesinadas por montón,
ejecutando a más de siete mil judíos diarios en los diferentes campos de
concentración. Estos actos eran conocidos por los alemanes, ya que eso era su
intención, también por algunos judíos importantes como Schindler que a pesar de
todo sentía mucho lo que estaba sucediendo, pero también sabía que existía algo
que podía hacer por sus hermanos judíos, ya que estaba muy ligado al grupo del
poder.
Es
interesante la personalidad e historia de Schindler, un personaje que trata de
ocultar su gran amor por sus semejantes judíos. Un judío adinerado que cambió
sus costumbres normales, en donde malgastaba su dinero, por una acción humana
por sus hermanos, creando con posterioridad empresas ficticias, donde tenía a
muchos judíos supuestamente trabajando para él. Pero que a pesar de todo,
sentía que aún no hacía lo que él esperaba: tener muchas más personas bajo su
mando, ya que este le significaba vida para muchos judíos.
La
denominada “Lista de Schindler” nace justamente en el afán de este adinerado,
que había logrado juntar más dinero de lo que un hombre puede gastar en toda su
vida, para sobornar a un corrupto funcionario y así ir comprando judío a
judío hasta donde su economía lo resista. Logró albergar en su nueva fábrica a
más de mil cien judíos, aunque por poco tiempo; tiempo suficiente para que
estos queden libres a consecuencia de la rendición de Alemania y fin de la
Segunda Guerra Mundial.
En
síntesis, es una historia donde se entremezclan la masacre, la corrupción, la
deshumanidad del gobierno de la SS representando la denominada “discriminación
racial”. Por otro lado, está el judío Schindler que a pesar de todo ama tanto
Alemania como a sus hermanos judíos y que representa la salvación para muchos.
Se muestra aunque al final, culpable, con mucho remordimiento, ya que sabía que
pudo hacer mucho más.
Escenas impactantes
· La niña del abrigo rojo, que
llama la atención en la película, después la matan y la llevan a un crematorio.
· El sufrimiento de los judíos ante la atenta mirada de los Nazis.
· La forma de llevarlos a la muerte, lentamente, para que sufrieran mas.
· El dolor de separar a una familia, y después no volverse a ver.
· La crueldad de los Nazis, al matar a los judíos en las cámaras de gas y ellos creyéndose que solo los iban a duchar.
Curiosidades
· El actor Ralph Fiennes,
catapultado a la fama con este film, engordó 15 kilos para encarnar al
sanguinario Amon Goeth, jefe del Arbeitslager (campo de concentración) de
Plaszow. · El director Steven Spielberg fue incapaz de conseguir el permiso para filmar dentro de Auschwitz, así que las escenas del campo de exterminio fueron realmente rodadas fuera de las puertas en un escenario construido como una copia exacta del emplazamiento real al otro lado de las puertas.
· La persona que pone las flores sobre las piedras en los créditos finales es Liam Neeson y no Spielberg, como la gente cree.
· Martin Scorsese rechazó la oportunidad de dirigir esta película en los 80, ya que pensaba que no podría hacer un buen trabajo no siendo un director judío.
· El cartel de la película es una mano grande agarrando una mano pequeña con una manga de color rojo, presumiblemente se refiere al deseo de Schindler de haber salvado a la niña de la chaqueta roja.
· En medio del desalojo del gueto de Cracovia, un soldado alemán se sienta al piano e interpreta el preludio de la "Suite Inglesa No 2" del músico alemán Johann Sebastian Bach.
Valoración
Es una
película que muestra lo peor y lo mejor que un ser humano puede dar de si
mismo... Dicen que el dinero no puede comprar la felicidad, pero en este caso,
no solo compra la felicidad sino también la libertad y la vida.
En esta
película, que esta basada en hechos reales, que nos transporta a la Segunda
Guerra Mundial, nos muestra desde el corazón de los que mas sufrieron: los
judíos. Oskar Schindler nunca pretendió ser un héroe, pero si fue capaz de
resolver a su manera la cuestión judía construyendo en Cracovia un campo de
concentración que a la vez era una fábrica, que tras los muros de estos se
albergaron miles de judíos.
En fin
una película realmente cruda por su realismo y en definitiva una película
excepcional. En Jerusalén, en la avenida de los Hombres Justos, hay un árbol
que recuerda la emoción histórica y la maestría de una gran persona: Oskar
Schindler.
Fue hallada en Sidney, la lista de Schindler auténtica.
"Salvó a 801 personas de las cámaras de gas"
Localizada
en una biblioteca, la lista del industrial alemán que salvó a cientos de
judíos del Holocausto. La lista fue mecanografiada a toda prisa el 18 de abril
de 1945, durante los últimos compases de la Segunda Guerra Mundial, y compilada
por Oskar Schindler, poderoso industrial alemán con carnet del partido nazi.
Schindler dirigía una fábrica en Cracovia (Polonia) durante la guerra, y
empleaba a trabajadores judíos. Horrorizado por la conducta del régimen nazi,
intentó persuadir a las autoridades alemanas de que sus trabajadores eran
vitales para el esfuerzo de guerra, por lo que no debían ser destinados a los
campos de exterminio. La lista hallada ha sido localizada traspapelada entre
notas de trabajo y recortes de periódicos alemanes recopilador por el Keneally.
Ni la biblioteca ni el comerciante de libros que les vendió seis cajas de
material en 1996 se dieron cuenta de que la lista está oculta entre varios
documentos.
Keneally
consiguió la lista hace casi 30 años en una tienda en Los Ángeles, cedida por
una de las personas a las que ayudó Schindler: Leopold Pfefferberg, el obrero
judío número 173 de la lista. Pfefferberg quería que el novelista escribiese la
historia de Schindler.
Premios
· 1993: 7 Oscar: Película,
director, guión, montaje, música, dirección artística, fotografía · 1993: 3 Globos de Oro: Película: drama, guión, director. 6 nominaciones
· 1993: 7 premios BAFTA, incluyendo película, fotografía, montaje, bso. 13 nominaciones
· 1993: Nominada al Cesar: Mejor película extranjera
· 1993: National Board of Review: Mejor película
· 1993: 3 premios Círculo de críticos de Nueva York, incluyendo Actor secundario (Fiennes)
Por Adrián Massanet
Eso es
muy cruel, Oskar. Les estás dando esperanza. No deberías hacerlo. Eso es muy
cruel.
- Among Goeth
Después
de ese tríptico terrible conformado por ‘Always’, ‘Hook’ y ‘Parque
Jurásico’ (la primera muy cuestionable, la segunda lamentable, y la tercera
flojísima), que tanto ha contribuido, en mi opinión, a rebajar la altura
artística de la carrera de Steven Spielberg, llega un título clave en su
filmografía, que él no tiene reparo en afirmar que es la más importante de
todas las que ha hecho, mientras que por ejemplo considera ‘E.T.’ como
la más personal.
Yo no
estoy por la labor de llevarle la contraria. Quizá sea la más importante que ha
hecho, aunque puede que también por razones que a lo mejor él no considera, como
redimirle de varios años muy poco interesantes. No creo que ‘La lista de
Schindler’ sea, ni mucho menos, esa obra grandiosa que muchos han proclamado,
aunque está claro que es una película formidable a la que algunos defectos
absurdos (y que además, convierten la práctica de la crítica cinematográfica en
un ejercicio arduo de llevar a cabo) impiden una perfección absoluta que se
insinúa en muchos momentos.
Un proyecto complicado
Y lo
cierto es que es un proyecto que pasó por bastantes manos antes de llegar
definitivamente a las suyas. Cineastas del calibre de Roman Polanski, Martin
Scorsese o Billy Wilder, nada menos, pudieron haberla dirigido antes que
él. El primero lo rechazó por motivos personales, el segundo intercambió
proyecto con Spielberg (que iba a dirigir el remake de ‘El cabo del miedo’...),
y el tercero intentó hacerse con los derechos, pero en el último momento los
perdió en favor de Spielberg, cuando podría haberse convertido en el testamento
del maestro austríaco, cuya madre fue asesinada en Auschwitz.
En
cualquier caso, resulta apasionante la identificación que Spielberg experimenta
por su protagonista, Schindler, y por el interpretado por Ben Kingsley,
el contable Itzhak Stern. La notoria y en cierto modo célebre (aunque no fue la
única de estas características, por supuesto, y hubo otros casos en los que se
salvaron a un mayor número de judíos) historia del controvertido hombre de
negocios Oskar Schindler, fue descrita de manera admirable en la novela
homónima de Thomas Keneally, que Steven Zaillian, un consumado guionista,
convirtió en un libreto también admirable, quizá el mejor que ha tenido
Spielberg en muchos años.
El
cineasta tomó la decisión, incontrovertible, de filmar en blanco y negro (exceptuando
su prólogo y su epílogo), decisión que como se puede apreciar por su imagen, es
acertadísima, aunque muchos temían que se pudiera acusar al director de
pretencioso por ello. Pero es inimaginable esta película filmada en color,
aunque se le hubiese aplicado algún tipo de decolorado, o hubieran decidido
emplear una luz fría y siniestra. El blanco y negro era obligado, y en su
primera colaboración con su ahora operador habitual Janusz Kaminsky (que
aquí firma, de lejos, el mejor trabajo de su vida), consigue una fusión
creativa total, para una imagen en verdad sublime.
Para el
papel de Schindler, Spielberg contrató a Liam Neeson, y podemos afirmar
que la decisión fue acertadísima. Neeson encarna al moralmente equívoco
Schindler con una fuerza y una verosimilitud en verdad impresionantes y
conmovedoras. Pero todo el reparto está a la misma altura. Fiennes
interpreta al despiadado Amon Goeth con similar perfección. Kingsley, uno
de los actores más completos de su generación, borda a su contable judío sin
apenas mover una ceja. Y así todos y cada uno de los muchos intérpretes,
protagonistas o episódicos. Cuando se supo que Spielberg había comenzado a
filmar la película, muchas fueron las voces que demostraron su escepticismo.
Supongo que muchas de ellas se acallaron cuando, al ver finalmente la película,
observaron solamente el esfuerzo de Spielberg en la dirección de actores. Pero
claro, hay muchos detalles más que señalar.
Complejo y contradictorio antihéroe
El tema
de este relato, con el trasfondo del genocidio nazi, es por supuesto el viaje
de Schindler desde el cinismo ilimitado de un hombre de negocios implacable y
astuto, hasta la compasión absoluta experimentada como catarsis y
transformación final. Y este largo viaje es entendido por Spielberg como una
peripecia de redención a través de un dolor brutal, sin apenas esperanza. El
horror visto muchas veces de frente, con la mirada limpia de un niño
asombrado por la capacidad de destrucción y crueldad del ser humano. ¿Y
como presenta a este anti-héroe? Es interesante observar que primero vemos sus
manos, como hiciera con Indiana Jones, para después armar una magnífica
secuencia en la que nos percatamos del poder de persuasión de este arribista
sin escrúpulos.
En esta
larga secuencia, filmada con maestría, se describe con qué habilidad Oskar se
hace amigo de los principales mandos nazis para conseguir lo que se propone:
salir de la ruina y forrarse con la guerra. Los azules ojos de Neeson son la
viva imagen de la ambición, y en su relación con los hombres de negocios judíos
(comiunidad a la que Spielberg no se resiste a criticar por su ánimo de lucro y
la cobardía de algunos de ellos) comienza a gestarse su futuro destino.
Pero lo
que va a vertebrar este relato son dos relaciones apasionantes, las que unen a
Oskar con Itzhak Stern y Amon Goeth, respectivamente la luz y la oscuridad, que
curiosamente van a extraer de Oskar lo opuesto a lo que representan. Oskar
actúa como un espejo invertido ante ellos: la natural bondad del contable
provoca mezquindad y displicencia en Schindler, mientras que la suprema
abyección de Goeth (posiblemente uno de los personajes más repulsivos y
repugnantes de la entera historia del cine) termina por sacar el lado más
compasivo de este hombre tan fascinante y dual.
Schindler,
poco a poco, va comprendiendo el momento histórico en el que vive, y la
capacidad de ayudar de los judíos de la que goza por su privilegiada posición.
Será capaz, por tanto, de pactar con el diablo (porque Goeth es el Mal
Supremo), infinidad de veces, sacando partido de él, aprovechándose de su
amistad, y aprendiendo a la vez a respetar el estoicismo y la serenidad de
Stern.
Rasgos estilísticos
Después
de tres películas de las que extraer rasgos estilísticos supone un dolor de
cabeza, quizá porque no existían, ‘La lista de Schindler’ ofrece material
abundante sobre el que escribir. Sin extendernos demasiado, para no hacer este
capítulo demasiado largo, primero: decir que es evidente la gran autoexigencia
que Spielberg demuestra durante toda la película. Y segundo: que esta
historia es, incontestablemente, un verdadero “jardín”. Es decir, que el
director se la juega, y de qué forma, llevando a cabo este proyecto.
Ahora
bien, y después de dejar claro lo que opino de estos puntos, ‘La lista de
Schindler’ queda, bajo mi punto de vista, por debajo de maravillas como ‘Shoah’
o ‘El pianista’. Por la sencilla razón de que el camino que se traza a
sí mismo, Spielberg no es capaz de seguirlo durante toda la película. Me
explico. Influenciado o inspirado de manera directa por las imágenes de la
época y por películas como ‘Alemania, año cero’ (Roberto Rossellini,
1948), muy superior también a ésta, el director navega tanto por las aguas del
melodrama histórico como por las del drama realista, y en ocasiones su barco
zozobra, aunque nunca llegue a naufragar.
Visualmente
alterna de manera brillante una narración cercana al documental de época
(reforzado por un
empleo soberbio de la cámara en mano), con una puesta en escena más clásica,
aunque igualmente fluida, con un gran sentido de la atmósfera y un ritmo que no
decae jamás. Y no le tiembla el pulso, narrando con una convicción inusitada
esta progresión de atrocidades. Sin embargo, a medida que avanza el relato, estilísticamente
sufre incoherencias y su mirada se resiente de ello. Para entendernos: esta
historia nos acerca a las vidas de Schindler y sus empleados judíos, salpicada
por momentos de horror, pero no siempre Spielberg está a la altura moral y
estética de lo que narra.
Un
ejemplo: un judío manco de avanzada edad es ejecutado por los nazis, y poco
después de ello, Spielberg regresa al cadáver, aún con los ojos abiertos, y su
cámara se aleja junto con la sangre. Es innecesario, tendencioso, y manipulador
en extremo, tomando esa decisión. Sin embargo, muy poco después, Goeth manda
ejecutar a la capataz judía que avisa de los malos cimientos de un futuro
edificio. Ahí Spielberg es frío y despiadado, no hay un plano contemplativo
o especulativo, sino la pura verdad, un balazo despiadado que nos pone la
carne de gallina.
Más
ejemplos: en la larga y escalofriante matanza del gueto, Spielberg alterna lo
sublime (el plano de la anciana caminando por calle, adelantada por un grupo de
furiosos nazis; el rosselliniano momento de la ingesta de objetos de valor) con
lo vulgar y facilón (el nazi pianista tocando, mientras suenan los disparos y
se ilumina el edificio con intermitencia). Y en cuanto al famoso y polémico
momento de la niña vestida de rojo, creo que es una figura burda con la que
Spielberg quería construir una metáfora entrañable del genocidio (el rojo
quizá simbolizando la sangre derramada, como si fuera necesario simbolizar
nada, el rostro espantado de una niña por cierto preciosa simbolizando la
pérdida total de humanidad de los nazis) pero que resulta ñoño y tosco, y que
rebaja la altura de esta escena.
Dos
secuencias, eso sí, en las que Spielberg enseña el horror sin falsas
componendas: la cremación de los cadáveres exhumados, y el paseo de las
mujeres por el infierno en la tierra que fue Auschwitz. Ambos pueden ser
los dos mejores y más escalofriantes momentos filmados jamás por Spielberg. Es
conmocionador observar al nazi disparando a la pira de cadáveres (uno de los
planos más desoladores que recuerdo haber visto en un cine), y es terrorífica
la recreación del más famoso y siniestro lugar del siglo XX. Pero no siempre
Spielberg mira al horror con semejante aplomo. Y el epílogo me parece, de nuevo
innecesario, así como la caída en el sentimentalismo de ver llorar a Schindler
en su despedida a sus empleados.
Conclusión
Una gran
película, que roza con los dedos muchas veces la maestría, pero que no la
atrapa a manos llenas. Spielberg recupera el talento perdido, o aguado, de sus
realizaciones previas, y filma, junto con ‘Tiburón’, ‘E.T.’, y ‘La última
cruzada’, una de sus películas más completas y conmovedoras. Se echa en falta,
eso sí, una mayor cohesión estilística. Spielberg no es Rossellini, Polanski o
Lanzmann, pero vuelve a ser Spielberg. La colección de barbaridades nazis en
ocasiones es manipuladora, pero también en otras respira una verdad
incontrovertible.
La experiencia de una generación no es transmisible a ninguna otra: se transmiten los detalles, los símbolos, pero no la Historia no se regenera, íntegra, corregida, para que el futuro aprenda de sus errores y consienta una esperanza. Pudiera estar reflexión servir como punto de partida para comprender una película como ésta.
El cine no es testigo mudo de la Historia: es Historia, inventario de modas y de culturas, de etnias y de religiones. La Lista de Schindler es una película formidable y es una página de un libro de Historia.
El espectador es arrebatado de su ambiguedad: se le conmina a que tome una postura y las imágenes son de una sobriedad tan brutal que no existe escapatoria.
Oskar Schindler ( Liam Neeson ) se opone a los nazis contratando a judíos que salvan así su vida. Este viene a ser, muy sucintamente, el argumento de la película, pero hay más. Está el horror de la guerra retratado como pocas veces: con fría objetividad, con grises demoledores, con absoluta asepsia. Quiere Spielberg no involucrar su ojo en lo que filma: se limita a encuadrar, a mover la cámara por donde la acción lo requiere, pero no se deja contaminar por lo que ojo ve, que es ( insisto ) la estulticia del hombre, el miedo del hombre, la guerra que el hombre interpone entre su felicidad y su destino.
Estos tiempos de reconversión de los idearios políticos precisan que una película como La lista de Schindler exista para que la vida triunfe, y esto que acabo de escribir no es una frase de libro de frases rimbonbantes: es la forma más eficiente de expresar el sentimiento que queda en el alma después de que hayamos visto su apasionante trama.
La Lista de Schindler es un canto a la vida desde la ausencia de vida. Un poema de tres y pico con rima canalla en los pares y dolor en los impares. Cuenta Oskar Schindler en una escena de ampuloso tenebrismo al oficio nazi al mando del Campo cómo el poder se reconoce por la benevolencia y la flexibilidad de quien lo ejerce. Le dice que el reo se sabe muerto antes de la ejecución y que reconoce al amo por la posibilidad que éste tiene de resucitarlo o de aplazar su muerte. Sobre esta concepción de la autoridad, en tiempos de guerra, Spielberg levanta un monumento de ternura y de llanto con un blanco y negro ( soslayado únicamente en la llama del principio y del final del film ) exquisito, preciso, hermoso hasta la ausencia de palabras que puedan expresarlo.
El muy genuino sistema de vida americano, tan amigo de virar a un lado o a otro de la prudencia y de la justicia, comete de cuando en cuando el pecadillo de consentir películas como ésta: faro de luz que debe alumbrar la ceguera del hombre, rezaba en una publicidad de la época de su estreno.
Ben Kingsley y Liam Neeson, aun protagonistas, no llevan el peso del film, a pesar también de que su capacidad dramática esté a la altura de las muy graves circunstancias que representan.
Aquí no hay actores: el personaje borra al actor. Spielberg aparcó sus mitos de infancia ( el extraterrestre, el héroe con látigo, Peter Pan, los dinosaurios ) y saldó una cuenta con la Historia.
Su reciente Munich no puede contemplarse desde todas esta perspectiva, si bien guarda innegables similitudes con La Lista de Schindler.
Curiosidades al hilo de la película:
1.- Una costumbre judía es ir depositar una piedra en la tumba de un ser querido en señal de agradecimiento eterno. Al final de la película, se ve como una comitiva de judíos va dejando piedras en la tumba de Schindler. Son los judíos que en la vida real fueron salvados por el propio Schindler.
2.- Steven Spielberg no pudo conseguir el permiso para firmar dentro de Auschwitz, así que las escenas del campo de exterminio fueron realmente rodadas en un escenario que pretendía ser una copia exacta de aquél.
3.- El guión de la película pasó por manos de Martin Scorsese, que se echó atrás por mor de su ascendencia judía y por no saber si acometería la empresa con la suficiente objetividad.
4.- Tom Hanks y Kevin Costner también aspiraban a ser Oskar Schindler, pero Spielberg permitió al más novato y menos conocido Liam Neeson hacer el papel de su vida.
No tenemos aquí la mejor película de nazis o la mejor película sobre el Holocausto: es una de las mejores películas de los últimos años y, sin duda, la mejor ( en mi opinión ) de Steven Spielberg. Y la banda sonora más adaptada ( junto con la de El piano de Michael Nyman ) al objeto que orquesta. John Williams es, no hay duda, un maestro.
Fuentes: ecured.cu/index.php/La_lista_de_Schindler
blogdecine.com/criticas/steven-spielberg-la-lista-de-schindler-spielberg-recupera-su-gran-muchocine.net/criticas/857/La-lista-de-Schindler
No hay comentarios:
Publicar un comentario