Trayectoria
Una de las más notorias jóvenes actrices del «nuevo cine argentino» de la década entre 1955 y 1965, fue elegida Miss Sonrisa Colgate en un concurso de la época, donde fue descubierta por el productor Salvador Salías. Comenzó a filmar en la película El abuelo, realizando más de treinta apariciones en filmes entre 1954 y 1987.
Conquistó el estrellato como ingenua en filmes de Leopoldo Torre Nilsson como La casa del ángel, La caída y La mano en la trampa. Fue la musa de Torre Nilsson y de su mujer —la guionista y escritora Beatriz Guido— antes de la irrupción de Graciela Borges.
También trabajó en El romance del Aniceto y la Francisca de Leonardo Favio.
Estuvo casada por corto tiempo con el director de cine Rodolfo Kuhn, quien la dirigió en dos de sus películas y con quien tuvo a su hija Roberta Kuhn. En 1987 tuvo un romance con José Wilker.
Sus últimas actuaciones fueron en programas cómicos de televisión, donde se destacó con el personaje de La Pochi en la serie Matrimonios y algo más.
En 1980 sufrió un grave accidente automovilístico del que se salvó.
En 1987 se retiró de la actividad artística y se dedicó a organizar fiestas.
En homenaje a su trayectoria, en 2003 le fue conferido el premio Cóndor de Plata. El actor Duilio Marzio le hizo entrega del premio José Podestá, otorgado por la Asociación Argentina de Actores.
Filmografía
- El abuelo con Enrique Muiño y Mecha Ortiz, 1954
- Vida nocturna de Leo Fleider (1955).
- El juramento de Lagardere de León Klimovsky, 1955
- Graciela de Leopoldo Torre Nilsson, 1956
- La casa del ángel de Leopoldo Torre Nilsson con Lautaro Murúa, 1957
- Isla brava de Mario Soffici, 1958
- Un centavo de mujer de Román Viñoly Barreto, 1958
- La caída de Leopoldo Torre Nilsson con Duilio Marzio y Lautaro Murúa, 1959
- La mano en la trampa de Leopoldo Torre Nilsson con Francisco Rabal, Leonardo Favio y Maria Rosa Gallo, 1961
- La novia de Ernesto Arancibia, 1961
- Los inconstantes de Rodolfo Kühn con Gilda Lousek y Alberto Argibay, 1962
- Las furias de Vlasta Lah con Olga Zubarry, Alba Mujica, Mecha Ortiz y Aída Luz.
- La cigarra no es un bicho de Daniel Tinayre, 1964
- Un momento muy largo (1964) dir. Piero Vivarelli
- Cosquín, amor y folklore (1965) dir. Delfor María Beccaglia
- Viaje de una noche de verano (1965) Varios directores.
- El romance del Aniceto y la Francisca de Leonardo Favio con Federico Luppi y Maria Vaner, 1967
- Ufa con el sexo de Rodolfo Kuhn con Héctor Pellegrini, Marilina Ross, Iris Marga y Nacha Guevara, 1968
- Amor y un poco más de Derlis Beccaglia con Gilda Lousek y Olga Zubarry (inédita) (1968).
- Psexoanálisis de Héctor Olivera con Norman Briski, Jorge Barreiro, Libertad Leblanc, 1968
- La balada del regreso de Oscar Barney Finn con Ernesto Bianco, Maria Vaner y Adrián Ghio, 1974
- Los chantas de José Martínez Suárez, 1975
- Comandos azules de Emilio Vieyra, 1980
- Buenos Aires Tango de Julio Saraceni y Jorge Briand, 1982
Televisión
- 1961: Obras maestras Philco / Obras maestras policiales.
- 1966/1967: Tres destinos (TV) de Maria Herminia Avellaneda con Graciela Borges, Rodolfo Bebán, Emilio Alfaro, Marcela López Rey y María Aurelia Bisutti.
- 1967/1968: Su comedia favorita.
- 1968: Elsa, Elsita, Elsona.
- 1970/1977: Matrimonios y algo más (TV) de Hugo Moser.
- 1977: Identidad.
- 1973: Mi hijo Rasputín
- 1978: Una promesa para todos.
- 1980: María, María y María.
Teatro
- 1982: María de los dos.
- 1980: Hay un hombre en mi cama.
- 1979: Mujeres.
- 1974: 30-3o.
La vida después del éxito
Elsa Daniel y María Duval fueron distinguidas por sus trayectorias
Por Adolfo C. Martinez
María Duval y Elsa Daniel transitaron rutilantemente por la pantalla argentina en las décadas del cuarenta y del cincuenta. Ambas fueron las ingenuas de comedias blancas y las tensas protagonistas de dramas profundos, cosecharon lauros y ascendieron hasta la cúspide del éxito popular. Pero no sólo esto asocia a las dos actrices ya que ambas, y en la plenitud de sus medios expresivos, decidieron dejar sus aplaudidas carreras y desaparecer de la notoriedad.
Las dos, también, mantuvieron a distancia al periodismo y, en los últimos tiempos, sólo reaparecieron en algunos actos que reunían a aquellas entrañables figuras de la pantalla nacional.
Sus nombres, sin embargo, siempre estuvieron presentes en la memoria colectiva y de sus colegas de la Asociación Argentina de Actores quienes, en una cálida y reciente ceremonia, las distinguieron con el Premio Podestá a la Trayectoria Honoraria.
Tanto María Duval como Elsa Daniel procuran todavía hoy poner distancia entre ellas y los cronistas que desean lograr alguna entrevista. "Nosotras -dicen breve e incansablemente- ya no somos noticia", y con simpática firmeza eluden preguntas y esquivan a los fotógrafos. Sin embargo las dos pudieron ser unidas por LA NACION y, en diálogos que prometían brevedad por parte del cronista, se convirtieron en una larga y nostálgica charla por gentileza de las actrices que retornaron con cierta melancolía a un pasado de esplendor en la que ambas fueron rutilantes estrellas.
"Ser galardonada por la Asociación Argentina de Actores -dice María Duval- es para mí una emoción enorme. Y como ese premio se da a la trayectoria, la felicidad se multiplica y se acrecienta en una etapa de mi vida en que el mundo del espectáculo me parece tan lejano y tan bien guardado en el arcón de mis momentos más felices."
"No esperaba esta distinción -apunta Elsa Daniel-, ya que mi presente está muy alejado de aquellos años de actriz, de aquellos momentos en que todo era regocijo y felicidad... Que los actores todavía recuerden mi existencia ya es un sobrado premio.
María : -En mi caso yo dejé de actuar cuando me casé, hace ya treinta y tres años. La decisión me la impuse y no me la impuso mi marido... Necesitaba dedicarme a mi hogar y la actuación gasta muchas horas que yo puse a disposición de mi esposo, de mi casa y, después, al cuidado de mis hijos. No me arrepiento de haber dejado la carrera, y mucho menos si pienso en que la vida me premió con la enorme felicidad que logré hasta hoy.
Elsa : -Por mi parte, yo quise retirarme cuando el éxito todavía me sonreía y no esperar a que el tiempo me marcase con el olvido. No sé si hice bien o mal, pero ya no vale el arrepentimiento. Lo que ahora estoy viviendo a través de este premio Podestá y del recuerdo de mucha gente que todavía me conoce y reconoce mi trayectoria es lo que tengo en la actualidad. A ello debo sumarle el amor de mi hija Roberta, y con todo ello me acerco mucho a la felicidad.
"La memoria -dice María cuando decide repasar sus inicios en el cine- me lleva a mi adolescencia, cuando deseaba ser actriz de teatro y recitadora. Sin embargo, estos planes cambiaron cuando el crítico de cine Chas de Cruz convocó a un concurso para nuevas figuras que intervendrían en el film "Canción de cuna", de Gregorio Martínez Sierra. Corría el año 1941, me presenté, salí elegida, y "Canción de cuna" se convirtió en mi primera película. Mi emoción no tuvo límites cuando Catalina Bárcena, una de las grandes actrices de la época, me felicitó por mi trabajo... Desde aquel primer paso en el cine protagonicé veintiuna películas... Recuerdo que me llamaban la Diana Durbin argentina y hasta me comparaban con Mary Pickford por encarnar a jóvenes huerfanitas. ¡Qué tiempos inolvidables!"
"A principios de la década del cincuenta -rememora Elsa- fui elegida Miss Sonrisa y con este título y la gran ayuda del empresario Salvador Salías me transformé en una de las ingenuas que poblaban la pantalla nacional. Todo fue muy rápido y sorpresivo y desde "El abuelo", mi primera película, me dediqué a filmar esos temas tan de moda en el cine de aquellos años."
-¿Qué preponderancia tuvo su encuentro con Leopoldo Torre Nilsson?
-Una preponderancia total. En 1956 me convocó para el papel central de "Graciela", al que siguieron "La casa del ángel", "La caída", "La mano en la trampa". Con estas películas recorrimos el mundo, participamos en festivales y se fue edificando una nueva cinematografía nacional muy distinta a la ya instalada en el gusto del público.
-¿Es verdad que muchos periodistas europeos la comparaban con Ingrid Bergman?
-Exageración periodística -una tímida sonrisa esconde mucho de modestia-, pero algunos diarios de Europa me habían bautizado así, creo que imbuidos de la temática de mis personajes en las películas de Torre Nilsson.
- María, ¿cuáles fueron los últimos trabajos de su carrera?
-En 1944 actué en la obra teatral "No es cosa para chicos", junto a Osvaldo Miranda y Roberto Airaldi, y posteriormente rodé "Historia de una mala mujer", al que considero mi mejor film; "Cita en las estrellas" y "El extraño caso de la mujer asesinada". Después llegó mi casamiento y las luces y las sombras del cine y del teatro se transformaron en tranquilidad hogareña.
"Mis últimos trabajos tuvieron que ver con la televisión -dice Elsa-, y concretamente con el programa "Matrimonios y algo más", donde encarnaba a la Pochi, un personaje que duró mucho tiempo en la memoria del público. Posteriormente, y como en el caso de María, mi casa fue mi refugio y mi tranquilidad".
Y María Duval y Elsa Daniel se alejan del cronista con la cortesía de haber abierto sus corazones a secretos bien guardados. Sus rostros que transitaron tanto la pantalla de plata son, hoy, inolvidables símbolos de una cinematografía que perdurará por actrices que, como ellas, supieron brindarse con pasión y talento a las más entrañables criaturas de ficción.
Fuentes: https://es.wikipedia.org/wiki/Elsa_Daniel
http://www.lanacion.com.ar/556287-la-vida-despues-del-exito
http://www.lanacion.com.ar/556287-la-vida-despues-del-exito
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