Julio Diz

Nació en la ciudad de Lanús, Buenos Aires, Argentina, el 27 de junio de 1956. Desde muy pequeño concurrió al cine, descubriendo a Walt Disney en el viejo Cine Monumental de la ciudad de Bernal. Ya de grande, Román Polanski y su film, “Cul de Sac” fueron los movilizadores hacia el cine de culto. En los años ’70, estudió cine en la EDAC, (Escuela de arte cinematográfico) de la ciudad de Avellaneda. En los ’80 cursó en CECINEMA, (Centro de estudios cinematográficos) dirigido por José Santiso, y asistió al Seminario Introducción al lenguaje cinematográfico, dictado por Simón Feldman. Incursionó en el Cine de Súper 8 y 16 MM. Asociado a UNCIPAR (Unión cineistas en paso reducido), fue cofundador del Biógrafo de la Alondra. Es editor de Woody y todo lo demás, Series de antología y el presente blog. Actualmente trabaja en su primer libro, “Los tiempos del cine”.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

La pelicula olvidada, "Luna nueva", cine de verdad.

“Walter, eres maravilloso. De un modo repugnante”. Hildy





Ahora que tanto se habla de la secuela de ‘Crepúsculo’, ‘Luna nueva’, estando ya muy próximo el estreno, me ha parecido una idea divertida, incluso sana, recuperar la que podríamos catalogar como la verdadera ‘Luna nueva’, que por supuesto no tiene nada que ver con ese producto de vampirillos para adolescentes (y en realidad se
titula ‘His Girl Friday’, en absoluto ‘New Moon’). Como sin duda sabéis todos, se trata de una deliciosa comedia dirigida por Howard Hawks en 1940, con Cary Grant y Rosalind Russell al frente del reparto. Una gozada de principio a fin.

La película es una adaptación de la famosa obra teatral de Ben Hetch y Charles MacArthur, ‘The Front Page’, llevada al cine en varias ocasiones (en ‘Un gran reportaje’ de Lewis Milestone o ‘Primera plana’, de Billy Wilder). La historia se centra en un editor que está a punto de perder a su mejor periodista, justo cuando surge la posibilidad de un gran reportaje que requiere de su talento. Hawks y el guionista Charles Lederer introdujeron algunos cambios importantes en la trama, que a la postre se revelaron como grandes aciertos; el mayor de todos, que uno de los dos protagonistas fuera una mujer, dando pie a una impagable guerra de sexos.







Hildy Johnson (Rosalind Russell) piensa casarse por segunda vez, pero no lo tendrá fácil. Para empezar su nuevo proyecto de vida, debe romper con el periódico al que ha estado atada durante los últimos años, dirigido por el canalla Walter Burns (Cary Grant), su ex-marido. Hildy acude a la redacción para comunicar la noticia: deja su trabajo para casarse con el “bueno” de Bruce Baldwin (descrito por Walter como alguien clavado al actor Ralph Bellamy, en una de las mejores bromas de la película). Para Walter es algo imposible, inconcebible. No sólo va a perder a su mejor empleada, sino también a la mujer de su vida, aunque a ambos les resulte más
fácil odiarse que llevarse bien, claro.





El editor intentará entonces todo tipo de trucos para quitarle a Hildy la estúpida idea de casarse con un tipo como Bruce, y que recupere su pasión por la profesión; si por el camino ella vuelve a caer rendida a sus brazos, pues mejor que mejor. El clavo ardiendo al que se va a agarrar Walter, para mantener a Hildy a su lado, será
la ejecución del preso Earl Williams (John Qualen). Walter convence a Hildy para que cubra la noticia, como favor desesperado. El plan le saldrá mejor de lo previsto cuando pronto todo empiece a complicarse de forma alocada, y la mujer recupere su imparable ritmo de trabajo…

Da gusto ver una película como ésta porque todo funciona a la perfección, como un reloj. Y en cuanto al ritmo, va como un rayo. Es frenética. La demoledora batalla dialéctica entre Walter y Hildy es impresionante, no hay respiro, no hay tregua. No hay ni hueco para música. Van tan rápido que no esperan a que el otro termine, se
pisan, hablan a la vez, en un intento por zanjar el asunto soltando la mejor réplica. Howard Hawks quería con esto dar sensación de realismo, y lo logra, a diferencia de la gran mayoría de los guionistas y cineastas actuales que se dedican a la comedia, que creen que para que sus personajes parezcan verosímiles deben decir
chorradas con aire improvisado, o contar chistes o anécdotas graciosas delante de la cámara, con todos los tacos que sea posible. Es fundamental el ritmo, y esto lo saben los mejores cómicos.





‘Luna nueva’ no podía funcionar, aun con un guión espléndido y la experta y elegante dirección de Hawks, sin una pareja de actores que estuvieran a la altura de las exigencias. Pocos, muy pocos, mejores que Cary Grant para interpretar a Walter, el cínico y seductor editor jefe del periódico en el que trabaja Hildy, una estupenda
Rosalind Russell que se compenetra de forma maravillosa con Grant (y eso que no fue la primera opción de Hawk, que quiso antes a Jean Arthur, Carole Lombard o Claudette Colbert, entre otras). El enfrentamiento y el progresivo (re)enamoramiento de los dos personajes encaja perfectamente con la trama en torno al proceso judicial y la sátira periodística, dando como resultado una película ejemplar, que juega con todo, que se ríe de todo, y que no te suelta en ningún momento. Verdadero cine.

Una de las cumbres de la “screwball comedy”, ‘Luna nueva’ funciona igual de bien cuando se centra en la hilarante relación entre los dos protagonistas, que cuando se lanza a pisotear la labor de los periodistas o de los políticos, presentados de forma crítica (y realista también). No pierde el tiempo, tiene una hora y media y la
va a aprovechar; hoy en día se hacen películas de dos horas en las que no pasa gran cosa, como si no importara tener al espectador sentado en la butaca más tiempo del necesario. Me quedo antes con ‘La fiera de mi niña’ (1938) y sobre todo con ‘Historias de Filadelfia’ (1940), que me parecen más redondas, pero sin duda, éste es uno de los títulos imprescindibles de la gran comedia norteamericana. La que nunca pasará de moda, la que siempre estará ahí para alegrarnos el día.


Fuente: Blog de cine

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