miércoles, 13 de noviembre de 2019

Visitando el 34 Festival de cine de Mar del Plata.

Onur Tukel: 3 preguntas



El director de Black Magic for White Boys habla de la idiosincracia estadounidense, la influencia del cine de género en sus películas y sus planes a futuro.

El humor en tu filmografía es una manera de exponer (o denunciar, ¿por qué no?) la actual decadencia que atraviesa la vida moderna, asestando golpes a su núcleo. ¿Cuáles son tus principales preocupaciones en ese sentido? ¿Qué sentís respecto de la vida urbana de hoy?

He estado celebrando los peores aspectos de los Estados Unidos en mis películas. Hice una hace algunos años llamada The Misogynists, sobre dos republicanos celebrando en una habitación de hotel durante la noche de la elección de Trump. Los personajes son cómicamente grotescos, cerrados de mente y xenófobos. Celebran la baja del discurso político inteligente en los Estados Unidos. Pero los quiero. Son honestos en su decadencia. Y, más importante aún, celebran la libertad de pensamiento que es propia de la cultura estadounidense. Algunos liberales quieren poner límites en cómo nos expresamos. Hice The Misogynists para protestar por semejante tiranía. Black Magic for White Boys es similar en muchas maneras. No es sobre la libertad de expresión, sino sobre la libertad de capitalismo. ¿Qué es el mundo cuando no hay regulaciones? ¿Qué pasa cuando los hombres en el poder pueden hacer lo que quieren persiguiendo sus intereses? Esta libertad le permite a Estados Unidos dominar el escenario mundial. ¿Es grotesco? Seguro. Pero los estadounidenses están orgullosos. Aman actuar como si fueran “woke” y conscientes de sí mismos, pero continúan permitiendo y empoderando a gigantes corporativos como Amazon sin ironía. Mis películas les sostienen un espejo a los estadounidenses. Los muestran con una luz honesta. Son hipócritas. Son presumidos. Son perdedores. Yo soy estadounidense. Soy todas esas cosas.



No es inusual que agregues elementos de género a tus películas, desde terror (vampiros, por ejemplo) a lo fantástico (magia negra). La mezcla de esos elementos con el humor realmente se distingue. ¿Qué te atrae de ellos? ¿Disfrutás de las películas de género?

Me gustan las películas de género desde que era un pequeño niño de seis años. Me quedaba despierto hasta tarde durante los fines de semana y miraba viejas películas de terror en blanco y negro. En los ochenta, cuando era un adolescente, amaba las películas de monstruos, slashers, vampiros, hombres lobo. Quería ser un hombre lobo. Todavía quiero. Siempre fui noctámbulo… y peludo. Supongo que nunca dejé ese amor por lo macabro. Me gustan las películas de terror que son inteligentes y toman riesgos. Me gustó mucho Midsommar. Mirarla se sintió más como una experiencia, como si hicieras el viaje con los personajes principales. Es impactante pero también divertida. Creo que el humor es crucial para una buena película de género. Es aburrido tomarse las cosas muy en serio. El público quiere divertirse. Una de las razones por las que voy al cine es para escapar de mis verdaderos miedos en el mundo –el terrorismo, el cáncer, el fracaso, el rechazo–. Si puedo reírme de lo que más me atemoriza –la muerte–, puedo sentirme superior a ella.

Tu filmografía sigue creciendo a un ritmo constante, sin perder tu marca de autor. ¿Cómo ves tu obra a largo plazo? ¿Qué clase de película te gustaría hacer pero hasta ahora no pudiste?

Mis películas suelen ser sombrías y divertidas, porque así es como me siento respecto de la vida. Si no soy cuidadoso, mis películas se volverán repetitivas. En el futuro, me gustaría hacer películas que quizá sean más sinceras y dramáticas. Mi obra consiste en películas de género absurdas, pero a menudo son muy personales. Por eso puedo hacer películas tan rápido. Tomo mis problemas personales y los pongo en mis películas. Mi película de vampiros Summer of Blood trata sobre mi miedo al matrimonio. Applesauce es sobre mi paranoia en los Estados Unidos después del 9/11. Catfight es sobre mi frustración con la guerra en Irak que comenzó en 2004. Black Magic for White Boys es sobre mi miedo a los niños y la responsabilidad. Si algún día tengo hijos, supongo que haré películas sobre eso. Si me diagnostican cáncer o pierdo a un amigo cercano, haré una película sobre eso. Hacer arte que refleje mi propia vida es la única forma en que sé vivir. Si tengo la suerte de vivir mucho más tiempo, supongo que mis películas podrían volverse más existenciales. Obviamente podría hacer películas con personajes más jóvenes, como un intento de revisitar mi juventud. Espero tener la suerte de continuar. Las personas que generan una gran cantidad de trabajo son muy afortunadas.

Extraído de https://www.mardelplatafilmfest.com/

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