Por Román Gubern
Sobre los autores de King Kong.
Sin embargo,
la clave para comprender el cine documental de Schoedsack y Cooper ha sido bien
detectada por Richard Griffith al señalar que ambos cineastas, a diferencia de
otros documentalistas tradicionales, actuaban como aventureros atraídos por lo desconocido (4). El Kurdistán, Siam y
Sumatra eran en aquellos años zonas de misterio capaces de excitar la
imaginación de una pareja de jóvenes recién desmovilizados tras una guerra
mundial. Después de estos éxitos de prestigio, Schoedsack dio un aparente
viraje al abordar en 1932 la adaptación del cuento de Richard Connell “The most
dangerous game”, codirigida por Irving Pichel, que narra las peripecias de los
tripulantes de un barco de recreo al embarrancar junto a una isla habitada por
un aristócrata ruso, cazador de hombres. No nos detendremos en esta pieza
maestra del cine de terror, estrenada en España con el caprichoso título de “El
malvado Zaroff”, sino para señalar que el primer plano que abre el film, y
sobre el que aparecen los títulos de crédito, ofrece una premonitoria
iconografía del tema de la Bella y la Bestia, en forma de picaporte de la
misteriosa mansión del conde Zaroff.
Después de
“The most dangerous game”, Cooper y Schoedsack abordaron la realización de King
Kong, cuya génesis ha sido descrita por el primero: “Empecé a pensar en King
Kong a finales del otoño de 1931. Primero quería ir a África para rodar una
película sobre gorilas, sobre gorilas reales… pero por desgracia era la época
de la Depresión y nadie se decidía a inmovilizar un capital importante para
financiar tan largo viaje.
“Entonces
sugerí a mi amigo David Selznick, que era vicepresidente de la R.K.O., realizar
en los estudios una película cuyo héroe sería un gorila gigante.
“Conocía el
trabajo de animación que realizó Willis O’Brien (5) e inmediatamente pensé que
sería el director técnico perfecto para este proyecto.“Antes de escribir una sola línea le pedí, al igual que otros artistas, Larrinaga y Crabbe, que hicieran una serie de croquis grandes sobre el asunto.
“El primer dibujo representaba a King Kong en lo alto del Empire State Building, con la mujer en la mano y los aviones ametrallándolo. El segundo dibujo representaba a King Kong en la selva sacudiendo el tronco de un árbol para hacer caer a los marineros. Y el tercero, por último, mostraba a King Kong, cara al sol, golpeándose el pecho y con la mujer esta vez a sus pies.
“Hubo en
total doce dibujos. Once de ellos fueron meticulosamente realizados y
reproducidos en escenas reales en el curso del rodaje…
“Los dibujos
gustaron mucho a Selznick, que obtuvo rápidamente un acuerdo con R.K.O. y rodé
un rollo de prueba de 200 metros para el director de ventas, Ned Depinet, que
le gustó mucho.
“El rodaje
duró más de un año y David Selznick pasó de la R.K.O. a la Metro-Goldwyn-Mayer
antes del final. Me convertí entonces en vicepresidente de producción, pero la
idea de King Kong surgió antes de que llegase a ser empleado de R.K.O.
“Antes que
usted, nadie me había hablado de este pasaje de los viajes de Gulliver (6). El
único episodio que conozco es el de los Liliputienses y no conozco el del mono.
Los únicos responsables de King Kong son Schoedsack, Ruth Rose, Willis O’Brien,
James Creelman y yo.” (7)
(4) Boletín
del Museo de Arte Moderno de Nueva York para la presentación de Grass y Chang
en 1941.
(5) Willis
O’Brien fue el autor de los trucajes de The Lost World (1925), film de Henry
Hoyt que adaptaba la novela homónima de Arthur Conan Doyle y que contiene
notables analogías con King Kong.
(6) Se
refiere a un episodio de El viaje de Brobdingnag, de Los viajes de Gulliver
(1726), que posee un asombroso parecido con la secuencia final de King Kong.
(7) Entrevista
a Merian C. Cooper con Michael Caen en Midi-Minuit Fantastique N° 6 (junio de
1963).
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