sábado, 20 de marzo de 2010

Héctor Olivera en rodaje

El mural

Es uno de los directores más premiados del cine argentino y se encuentra rodando una película donde reconstruye la realización de “Ejercicio plástico”, la obra que Siqueiros pintó en la quinta de Natalio Botana.

Ambientada en los años 30, El mural, coproducción argentino – mexicana. El mural está protagonizada por Luís Machín, Carla Peterson, Ana Celentano, el actor mexicano Bruno Bichir, Sergio Boris, Rodrigo Noya, Juan Palomino y Mónica Galán. El estreno de la película está previsto para mayo de 2010, cuando se inaugure al público el mural realizado por Siqueiros, que fue restaurado por el Estado argentino.


Nos cuenta Héctor Olivera...

Comenzamos el rodaje la primera semana de noviembre y hasta el momento estamos muy contentos. Hace muchos años que había comenzado a pensar en la posibilidad de hacer una película con esta historia, aunque no concretamente sobre el mural de Siqueiros sino sobre la familia Botana.

Cuando tenía 18 años, comencé a trabajar en los estudios Baires como asistente del productor Eduardo Bedoya, quien me contó historias sobre Natalio Botana. Bedoya había sido administrador del diario Crítica y habían sido socios en la construcción del estudio. Así que desde ese momento siempre me fascinó la idea de hacer una película sobre la familia Botana, que no quedaba sólo en las vidas de Natalio y su esposa Salvadora Medina Onrubia, sino que atravesaba distintas generaciones.





Incluso cuando fundamos Aries con Fernando Ayala en varias oportunidades pensamos en esta posibilidad, pero se trataba de un proyecto muy grande, porque había que reconstruir cuatro épocas distintas, cuarenta años de la vida del Uruguay y de la Argentina. Era una película sumamente cara, muy argentina, y eso la hacía muy difícil de financiar.

Así que el proyecto quedó trunco. Hasta que hace unos años atrás, leyendo Confieso que he vivido, las memorias de Pablo Neruda, me di cuenta que había mucho más en Los Granados, esa quinta que yo había conocido porque era cercana a los estudios Baires y que en su sótano alojaba al mural.

Me puse a investigar las vidas de David Alfaro Siqueiros y su esposa Blanca Luz Brum. Y me di cuenta que tenía un material fascinante, porque cada uno de los personajes daba para un largometraje. Además la historia real me proponía algo muy bueno para mi manera de concebir un relato: tenía un principio y un final, marcado por la llegada y la partida de Siqueiros de Buenos Aires.





Mientras él pintaba en el sótano el mural, en la parte superior de Los Granados ocurrían historias muy fascinantes, llenas de pasión, romance, tragedia. Estaba la relación de Botana con Blanca Luz, que finalmente se concreta la noche de inauguración del mural. Y estaba también la presencia de Neruda, que pasaba a ser un personaje secundario importante.

La historia real de cada uno de los personajes, previa y posterior al momento que trata la película, los transforma en personajes muy atractivos. Además, era una época de mucha agitación cultural y política, con mucha presencia del nacionalismo, del comunismo, del anarquismo, lo que ocurría en Villa Ocampo... Son todos escenarios de la película.

Siqueiros llegó a Buenos Aires con la intención de pintar un gran mural en los silos del puerto, pero se encontró con que había un nacionalismo muy fuerte que no le iba a permitir concretar su trabajo. Y ni el Estado ni los particulares se lo iban a financiar, porque una obra de esa naturaleza exigía un trabajo enorme.





Así que cuando Botana le ofreció este conchabo lo aceptó porque era la única oferta que le hacían y, de alguna manera, tenía que sobrevivir. Ya había sufrido dos exilios en México y en Estados Unidos, no se sentía muy a gusto en Montevideo y no andaba bien con Blanca Luz. Aceptó la propuesta de Botana y la invitó a Blanca luz a Buenos Aires. Y ella posó para él. Para realizar el mural se rodeó de cuatro excelentes profesionales, como Antonio Berni, Lino Spilimbergo, Juan Carlos Castagnino y Enrique Lázaro

La película muestra tres facetas de las ideas políticas y artísticas de Siqueiros. Por un lado, la prédica de la técnica pictórica y el concepto del muralismo social. Por otro, su prédica comunista estalinista que continuó hasta su muerte. Y por último su convencimiento de la necesidad del sindicalismo incluso entre los artistas.

La directora de casting Eugenia Levín realmente hizo un trabajo muy bueno y estoy muy contento con el reparto. Se trata de un elenco de actores que están muy al servicio de sus roles y que tienen un nivel profesional muy alto. Y al único actor que no conocía, Bruno Bichir, quien personifica a Siqueiros, fue una agradabilísima sorpresa. Se trata de un excelente actor, con mucho carisma.





Como decía al comienzo, conocí la quinta de Los Granados y el mural cuando trabajé en los estudios Baires, que estaban a pocas cuadras. Y muchos años después en esa quinta filmé Cocaine Wars, una película que hice para el productor Roger Corman, con Federico Luppi haciendo de narcotraficante latinoamericano.

Cuando lo vi por primera vez, el mural me pareció algo muy insólito, no comprendía como en un sótano de una quinta de Don Torcuato se hiciera esa obra. Pero a los 20 años yo tampoco tenía mucho criterio artístico. No tenía un conocimiento muy sólido, como el que después tuve sobre el muralismo mexicano, un movimiento tan importante en la historia del arte.

Con ese mural, Siqueiros no quería hacer una revolución pictórica en cuanto a la utilización de ciertos materiales y a la forma de plasmarlos en la obra. Y lo más interesante es que si Siqueiros hubiera pintado su mural con las pinturas y los sistemas que el muralismo usaba hasta ese momento, se hubiera perdido todo luego de los distintos problemas al que fue sometida la obra. Ejercicio plástico se salvó porque Siqueiros lo pintó con la técnica de la pintura al duco, como un automóvil o una heladera. Y eso ha sido milagroso, porque gracias a esa técnica, ahora el mural se ha recuperado perfectamente bien.





Sobre Héctor Olivera

Ganó el Oso de Plata en Berlín en 1974 al mejor director por La Patagonia rebelde. Dirigió clásicos del cine argentino como: La nona, No habrá más penas ni olvido (también ganadora en Berlín), La noche de los lápices (1986); El caso María Soledad (1993) y Una sombra ya pronto serás (1994).


Fuente: Cine.ar - Portal Oficial de Promoción de la República Argentina

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