sábado, 5 de abril de 2008

La crisis de los tamaños, parte 1: El Cinerama




Escribe: Homero Alsina Thevenet

En 1926 el director francés Abel Gance había dividido la pantalla en tres fragmentos verticales para algunas secuencias de su celebre film "Napoleón". Llamo a ese invento un "tríptico" y declaro, con su énfasis habitual, que allí se combinaban la expresión psicológica, la cerebral y la afectiva. Con menos literatura, el sistema puede describirse como un cambio estético y narrativo, pero no como una modificación técnica. Procuraba dar noción de episodios simultáneos o relacionados entre sí, lo que podía ser especialmente apto en un tema épico e histórico de trama compleja.

En 1939 un técnico de la Paramount llamado Fred Waller, que ya había experimentado con diversos inventos y trucos, fue llamado para diseñar una proyección cinematográfica dentro de una esfera, que constituyo numero especial en la Feria Mundial de Nueva York. Desde aquel momento prosiguió con experimentos similares y llego a armar once proyectores sincronizados que arrojaban imagen sobre los 360 grados de un local. Posteriores ensayos con Hazard E. Reeves, un ingeniero de sonido, llevaron a Waller a crear el Cinerama, en una empresa a la que se asociaron Lowell Thomas (escritor, explorador, periodista radial), Merian C. Cooper (productor y director cinematográfico de prestigiosa actuación durante 1926-1933) y Robert L. Bendick (fotógrafo, director y productor de televisión).

El Cinerama consistió de tres proyectores sincronizados, que en el primer espectáculo publico "Esto es Cinerama", 1952 arrojaban imagen sobre una vasta pantalla de 15.54 por 7.92 metros, el proyector central cubría el medio de la pantalla, el derecho daba sobre la zona izquierda, y el izquierdo sobre la zona derecha. El procedimiento suponía, inevitablemente, dos líneas verticales con limites de las tres imágenes contiguas. El sistema exigía también una modificación importante en las cabinas de proyección, en la colocación de la pantalla y en el sistema de sonido estereofónico, con varios parlantes distribuidos en distintos sitios de la sala.

El objetivo evidente fue un mayor realismo: sumergir al espectador en lo que ve, como si realmente viajara con las cámaras y micrófonos. En el primer espectáculo se sucedieron un viaje en lancha, un fragmento de la opera "Aída" en el Teatro Scala de Milán, otro viaje en góndola por Venecia, una corrida de toros, una recorrida frenética por un parque de diversiones y finalmente un viaje aéreo sobre Estados Unidos, con abundancia de paisajes. Esos y otros fragmentos llevaron a la convicción de que el Cinerama se revelaba como un instrumento superior para el gran espectáculo cinematográfico. Pero aunque Merian C. Cooper se arriesgo a pronosticar que el Cinerama podía hacer todo lo que hace el cine y hacerlo mejor, la practica demostró que su especialidad era el paisaje. Después de cinco superproducciones de clara filiación turística (hasta 1958), Cinerama se asocio con Metro Goldwyn Mayer y produjo dos films de argumento. Pero tanto "El maravilloso mundo de los hermanos Grimm" como "La conquista del oeste" (1962 y 1963) demostraron que llenar el ojo es solo una de las funciones del cine y que la elefantiasis no es un alivio para la producción normal de la industria.

Un progreso en sus problemas técnicos fue dado hacia 1963, cuando se consiguió filmar Cinerama con una sola cámara y exhibirlo con un solo proyector, como fue probado con "El mundo esta loco, loco, loco". Este requiere menos modificaciones en las salas.

Recordemos que en la Argentina las salas que tuvieron el primitivo sistema Cinerama instalado fueron el cine Gaumont y el Casino, Y con un solo proyector el cine Ideal.

Fuente: Cine sonoro americano y los Oscars de Hollywood, por Homero Alsina Thevenet, Corregidor 1975.

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